lunes, 18 de julio de 2011

Movimientos sociales

Movimientos sociales

 

Desde hace algunas décadas el tema movimientos sociales se ha hecho presente a la percepción pública.

Y antes de entrar en otras consideraciones sería pertinente preguntarnos qué implica esta designación de "movimientos sociales" y por otro lado el sentido que podríamos dar a "percepción pública" porque hacen a la cuestión del devenir de esta cuestión hasta nuestros días.

Cuando se habla de "movimientos sociales" en general se privilegian a algunos actores de acuerdo con posiciones diferenciales en la vida social. Quienes tienen una trayectoria en cuestiones obreras y políticas, en general tienden a situar los movimientos en ciertos centros que girarían alrededor de los movimientos obreros. Por eso se dice "movimiento obrero" o "movimientos sindicales". Por otro lado y tal vez hoy la mayoría, sitúan la idea alrededor de lo que a partir de hace algunas décadas se designó como "nuevos sujetos sociales" o "nuevos movimientos sociales" como aparece en un trabajo de Tilman Evers en los inicios de la visualización pública de los mismos ( ), planteos que hoy conservan su vigencia.

Estos "nuevos sujetos" se refiere sobre todo a presencias y acciones sociales diversas que se refieren, a partir de condiciones existenciales, a la defensa y promoción de derechos. Me refiero a los grupos de promoción de la mujer, ecologistas, juventud, elecciones sexuales, desocupados, fábricas recuperadas, cartoneros, pueblos originarios y muchos otros.

De todos modos es necesario aclarar que algunos, muy visualizados en la actualidad, tienen larga data, como es el caso de los movimientos de mujeres.

Este sector nos puede permitir pensar en la segunda cuestión referida a la percepción pública, poco presente en las reflexiones sobre el tema.

Esto se refiere a la dinámica propia de algunos importantes movimientos en su relación con las luchas sociales y sobre todo a factores de represión social.

Un movimiento que podría considerarse paradigmático es el de la mujer. Acciones que fueron constituyendo núcleos de ello son de antigua data. Para tomar algún hito podemos referirnos a las posturas de mujeres en la Revolución Francesa, como es el caso de Olimpia de Gouges, autora de un texto de los derechos de las ciudadanas, que fue reprimida, perseguida y finalmente asesinada por el gobierno revolucionario, que en este tema no fue nada revolucionario. Por ejemplo hubo caso de "diputados del pueblo" que plantearon que las mujeres ni siquiera debían ir a la escuela.

Luego de este período y en muchas coyunturas históricas  y en diferentes territorios, hubo tiempos de nuevas percepciones públicas, como fue el caso de las sufragistas en el siglo XIX y períodos de silencio, de desaparición aparente. Pero lo importante es que ese movimiento no desapareció en realidad en esos períodos, sino que siguieron trabajando sin aparecer a la percepción pública.

Acá no se trata de que lo que no aparece no existe, sino de la continuidad de un devenir que reaparece cuando las coyunturas político-sociales lo permiten.

Precisamente, en estos tiempos ha surgido el interrogante sobre lo que pasa en los movimientos y si ellos continúan con su misma dinámica o van decreciendo.

Pero aquí surge un problema adicional del análisis porque no se trata de una evaluación que tome a los movimientos sociales en general, porque esto es casi una contradicción. Puede hablarse de ideas, nociones o conceptos para caracterizar a un movimiento, pero no puede reducirse la realidad de los mismos porque lo que los caracteriza por otro lado es su diferencia irreductible.

Por eso podemos observar una multiplicidad de situaciones en las que podemos ver retrocesos en algunos, una especie de impasse en otros y un avance en los demás.

Las mujeres, los grupos de la diferencia sexual, los pueblos originarios por tomar sólo algún ejemplo nos parece que se hallan en un período de desarrollo productivo notable.

Pero también existen movimientos que tienen sus singularidades aunque cabalgan en muchos otros. Tal es el caso de la Tupac Amaru, nacida en un lugar y merced de problemáticas particulares que se fue ampliando y hoy día tiene un desarrollo expansivo y de profundización de experiencias notables.

 

Pero existe otra cuestión muy presente al día de hoy y es el interrogante sobre el lugar y la participación de los movimientos en el proceso socio-político en general.

Hace algunas décadas predominaba en sectores políticos, sobre todo de la izquierda, que los movimientos, por ser acotados y dispersos no podían considerarse con un papel realmente activo en el proceso político. Esto se remitía a las formaciones políticas clásicas y a las dinámicas centralizantes que las caracterizaban, sea que se pensara en los partidos políticos burgueses o a las formaciones revolucionarias, en general con sus vanguardias y sus estructuraciones piramidales y de mando vertical.

Pero hoy podríamos ya pensar en procesos que van marcando diferencias y que nos permiten observar, relaciones y procesos de unificación inéditos. Un primer paso ha sido quizás la formación de redes en un mismo movimiento o incluso en relaciones entre varios. En estos casos seguían predominando los intereses y acciones referidas a reivindicaciones comunes.

Tal vez un impulso significativo en esas relaciones y en su percepción pública fue la notable concurrencia de muchísimos movimientos en las acciones anticapitalistas que dieron su primer grito de batalla en Seattle y que se continuaron con motivo de las siguientes reuniones de los grandes poderes económico-políticos en sucesivas ciudades.

Esto fue conformando lo que algunos denominaron como el proceso de constitución de un "movimiento de movimientos".

Pero siguió en la ambigüedad las posibilidades de participación política de los movimientos sociales como tales. Cuestión que se fue elucidando de diferente forma en algunos territorios de Latinoamérica, como es el caso notable de Bolivia con la acción de los movimientos aborígenes.

En Argentina esa idea se ha hecho presente en el Movimiento hacia la Constituyente Social, que tiene esa característica que podríamos situar en lo dicho sobre un movimiento de movimientos y que implicaría la asunción de una unidad que apunta a la constitución de una entidad política que permitiera superar la idea de la "representación" que signa nuestra forma democrática, para ir hacia la posibilidad de la responsabilidad directa de los movimientos en el poder político.

Difícil camino aún por concretar, salvo en lo que ha sido la reciente creación de un partido de la Unidad Popular en la Provincia de Buenos Aires. Acción un poco sorpresiva para muchos de nosotros y que algunos caracterizan como apresurada en tanto no fue algo debatido suficientemente en muchas instancias de base.

Pero el tiempo dirá….

 

 

                                                                                                          A.A.

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