lunes, 4 de julio de 2011

La novela de occidente

                                   LA NOVELA DE OCCIDENTE

 

 

 

 

 

                                               Ediciones del Arca

                                                      Rosario

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                           INDICE

 

Prólogo...............................................................................     

 

La novela de occidente....................................................... 

 

Poder, mito, teorías sociales, subjetividades......................

 

Discurso Jurídico, instituciones, subjetividades................

 

Cambios socio-históricos, instituciones, subjetividades....

 

Los terrores del déspota.....................................................  

 

Instituciones, mitos culturales y creatividad......................

 

Lo sagrado, lo solemne, el humor y el amor.....................

 

Derechos del niño y realidad...............................................

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La novela de occidente

 

 

Estos escritos intentan sustentar la proposición de que nuestras sociedades, tributarias de lo nombrado como «occidente» y,  por ende, nuestras instituciones, organizaciones sociales y sujetos,  se han constituído y se siguen constituyendo  y legitimando en mitos fundantes que son vividos, imaginados y aún pensados como naturales, es decir, no poseen el estatuto de relatos construídos , o bien sobre la base hechos de históricos  parcializados y recreados a partir de la inclusión de componentes ficcionales, o bien  constituídos por elementos puramente ficcionales, los cuales sin embargo, son considerados reales e inherentes a la «naturaleza humana».

La imposibilidad de situar esas producciones como mitos es indicativo de algunos de los puntos ciegos que tienen muchos discursos sobre la sociedad occidental. De ellos y por su valor paradigmático, tomaré los mitos del padre, los mitos sobre la estructura de la sociedad, especialmente lo que se refiere al derecho y la justicia, y en tercer lugar los que se refieren a la distribución de la riqueza.

Si bien es cierto que muchos planteos y proyectos utópicos parten de la evidencia de que otras formas de sociedad e instituciones han sido  posibles en el pasado, y en la creencia de que son posibles en el futuro, no ha habido trabajo suficiente de recate de dichas experiencias y proyectos. Pero tampoco ha habido un trabajo de relectura de diferentes discursos, especialmente del poder político y religioso, que puedan mostrar, por un lado,  los falseamientos históricos de discursos originales, que se han traducido y se siguen traduciendo «traidoramente». Por otro lado, el desarrollo de planteos «teóricos» en distintos campos, de una u otra manera avalan aquellas traducciones e interpretaciones.

En otras palabras, esta búsqueda de nuevos sentidos, tanto de la historia, como de los mitos, es una tarea necesaria para poder pensar y eventualmente construir un futuro diferente al que en esta coyuntura histórica nos promete la «ética del mercado», basada en una fe que lo ha erigido en el objeto de una nueva forma de idolatría. Son también  nuevas formas en la que esos mitos se están encarnando, más allá de aquellas del pasado.

Importa entonces descubrir otras bases para la construcción eventual o la adhesión a ideas que puedan permitir pensar que hubo y puede haber experiencias y aún sociedades construídas de otra manera, sobre otras bases y posibilitar consecuentemente,  la construcción de otros mitos, utopías y proyectos que indiquen la meta y los caminos posibles hacia esas sociedades.

Creo entonces que se puede hablar con bastante propiedad de una "novela de occidente", escrita, reescrita, leída y contada innumerables veces a través de los tiempos. Novela en la cual creímos y seguimos creyendo porque fuimos fundados como sujetos de sociedades signadas por ella.

Pero podemos esperar, que con el rescate de experiencias sociales y otras ideas del pasado, como así también de experiencias de nuevos sujetos que en el presente se posicionan de otra manera, se pueda contribuir a la escritura de una novela diferente que resuene con toda la fuerza necesaria para fundar lo que sigue siendo un deseo también recreado una y mil veces: el advenimiento del hombre nuevo.

 

 

                          La novela de occidente y lo institucional

 

Los discursos valen por su encarnadura. La palabra que de ellos emana vale en tanto esa palabra es leída o escuchada. Los lugares donde ello se produce son las superficies variadas de la sociabilidad, contenidas siempre por instituciones. Es en función de ello que en estos materiales incluyo dos tipos de trabajos: unos se se recuestan en el análisis de discursos míticos y otros que toman problemáticas institucionales. En ningún caso se trata de análisis sistemáticos, sino de cierta navegación que se nota más en algunos de ellos, como el de «los terrores del déspota» o el de mitos culturales.

 Al emprender  el análisis de las instituciones de nuestra sociedad en sus contingencias pasadas y presentes, encontramos inevitablemente reproducidas de manera más o menos directa, más o menos singularizada, estos mismos mitos fundantes. En ellas, la sacralización de lugares de carisma, la estratificación, las desigualdades, la violencia, son presencias constantes.

Esto hace necesario escuchar, a veces también leer lo que aparece escrito en fragmentos, de estas novelas, en forma ponderada porque aún en discursos lúcidos suelen surgir admisiones más o menos resignadas a aquellas supuestas realidades «naturales».

Por ejemplo, leer demasiado linealmente cosas como: «Toda institución por modesta que sea, posee...un cadáver en su alacena, una huella de la violencia sacrificada que presidió su nacimiento o sobre todo su reconocimiento por las formas sociales ya existentes e instituídas», por más que haya sido escrita por un autor calificado como «progresista», (1), puede llevar a las conclusiones que mencioné.

Pero aquí es necesario tramar estas ideas con otras. Una de ellas es de qué manera interviene una utopía antecesora, cuales fueron los acontecimientos de la institucionalización, de qué manera singular pudo operarse algo del «efecto Mühlman». Sobre todo, resignificar la idea de «fracaso de la profecía», que remite precisamente al fracaso de la utopía, que puede leerse como: utopías hubo siempre, profecías también, pero siempre fracasaron.

Yo diría que ese fracaso es inevitable, no por la acción de fuerzas violentas, destructivas, «inherentes a la naturaleza humana», sino porque el sentido mismo de la utopía es ese: su no realización. Pretender lo contrario significaría que ese pensamiento de una sociedad futura pudo ser totalmente previsto, cosa imposible, dado que la realización de algo de ese orden se tramará con acontecimientos impensados que siempre introducen algo nuevo.

 

Historias y novelas institucionales

 

Para que estas investigaciones fuesen leídas como pertenecientes al terreno de lo académicamente valorable quizás deberían haber sido tituladas: «Historia de...». HISTORIA, una palabra tan solemne que podría incluirse casi en el dominio de lo sagrado, ciencia incluida.

También podría haberlo relativizado un poco de esta manera: «Historias y novelas institucionales», aunque en ese caso habría que aclarar una ambigüedad, si uso la conjunción como excluyente (lo cual para el pensamiento establecido estaría bien), o como inclusiva (lo que dejaría lugar a nuevas dudas).

Si tomamos la primera opción daríamos lugar a pensar que sí habría una o varias historias y que en otro lado, el de la literatura quizás, se ubicarían las novelas.

La segunda nos llevaría a pensar que historia y novela pueden ir juntas porque en toda historia hay novela, creación imaginaria, estética, ficción. Y en toda novela, que toma coyunturas, instituciones, fenómenos sociales, siempre habrá alguna referencia a algo del orden de lo «objetivo», es decir, descripciones que podrían transmitir algo que se supone ocurrió «así» en el pasado.

Esta idea conjuntiva resulta atractiva y quizás sea la que más se acerca a la verdad. Sin embargo, al final, he preferido este título más problemático y seguramente más atacable desde la perspectiva académica clásica, objetivista, y especialmente a los ojos de esos nuevos inquisidores, los «metodólogos de la ciencia», bienpensantes restauradores de lo UNO

De todos modos, espero mostrar que nuestras búsquedas documentales, bibliográficas y nuestros encuentros con testigos serán tratados con reflexiones de suficiente entidad como para que, quienes lean, si así lo prefieren, puedan pensar que de aquí surge una «historia», producto de una «investigación», a pesar de que nuestro interés seguirá estando anclado (por ahora y hasta la próxima deriva), en el pensar esa difícil, casi imposible cuestión de la conjunción entre lo histórico «objetivo» y lo ficcional, imaginario, creativo, incluyendo la singular e insoslayable andadura que significa la narración.

He aludido a los interlocutores, reales, imaginarios, obligados, deseados. Los reales-obligados son especialmente los evaluadores académico-administrativos, especialmente en los aspectos que corresponden a proyectos de investigación en la Universidad. Uno tiene que «respetarlos» y dentro de lo posible atender a sus espectativas porque ellos tienen el poder burocrático y podrían hacer que permanezcamos o seamos excluídos, que sigamos percibiendo nuestro magro salario o nó.

Sin embargo, y con perdón de sus investiduras, me atraen más los otros, aquellos que se interesan en la recuperación de la memoria, de las múltiples gestas que implicaron y que implican la construcción de instancias institucionales, en las cuales las novelas personales, los fantasmas grupales, las significaciones imaginarias sociales y los deseos participantes son muy difíciles de incluir en categorías cuantificables y aún en las denominadas categorías de «análisis de contenido» o de «análisis cualitativo».

Esos interlocutores se hallan implicados en distintas prácticas, llevados a conocer más de tantas cosas que participaron en la construcción de sus propias historias-novelas. Son llevados a ello por el amor a lo que hacen. Ese amor es diferente al de ciertos evaluadores-censores, seguramente más ligado al «deber ser así» de las cosas, aunque nunca se sepa bien a qué remite ese deber ser así (2).

Aquellos que se acerquen desde sus prácticas, desde lo que aman y desde sus propias reflexiones, seguramente aceptarán que lo discursivo-narrativo, insoslayable, inherente a lo que se transmite, hace que el péndulo entre lo conceptual, riguroso y lo estético que conllevan dichas formas discursivas, se mezclen y fluyan sin que ninguna matemática los pueda constreñir.

Serán una vez más los inquisidores-censores que podríamos designar también como «cientificistas», quienes se sientan más conflictuados por esta intromisión de lo ficcional-estético en lo que se quisiera eidético-noético.

 

 

                                      La novela como herramienta

 

En fin, esto nos lleva también a plantear que nos interesan los efectos de nuestra reflexión en cuanto a lo teórico-epistemológico, unido a los intereses prácticos y aún operacionales.

Precisamente, el término «novela» puede situarse en esa doble perspectiva: en lo teórico por su relación con la problemática histórica y en lo práctico-operacional por su funcionamiento como herramienta de análisis.

Lo primero, la relación con la historia y lo teórico, diríamos que no es una cuestión saldada, sino que existen muchos interrogantes pendientes (cuestiones no ajenas a las demás ciencias sociales).

Tanto si tomamos la historia como descripción «objetiva» de hechos sociales, como desde la pretensión de formulación de leyes que permitirían captar o preveer ciertas regularidades históricas, como es el caso de materialismo histórico en sus formulaciones clásicas como «ciencia» de la historia, con su utilización de categorías deterministas o no contingentes (3). Pretensiones loables pero fracasadas, debido a la negación de los propios elementos de contingencia de las bases de esos pensamientos.

Preferimos decir aún de la ciencia que es una «ficción»(Einstein) o que no hay matemáticas sin mito, como no hay mito sin matemáticas (Castoriadis). Y en otros términos podríamos decir entonces que es fundamental recuperar el pasado como memoria y que éste nunca deja de estructurarse como un relato novelado.

 

 

Sobre el análisis

 

    En el conjunto de trabajos que he realizado, algunos temas tienen como objeto, la práctica, los problemas epistemológicos, lo curricular, temas en los que el análisis institucional ha estado presente.

En esta conjunción, el término «institucional» aparece como una adjetivación del otro término: «análisis» y de ello es necesario hablar.

Se trata de análisis como término sujeto. Del análisis como idea, como concepción de una práctica, como efecto de una concepción de la sociedad y por ende de los sujetos humanos que la componen.

Análisis implica la idea de que la sociedad, las instituciones, los grupos y los sujetos mismos no son realidades dadas, objetivas, realizadas de una vez para siempre. No son realidades «en sí «, no están explicadas por ninguna teoría que los abarque totalmente, ni en el presente, ni en sus proyecciones temporales, especialmente en sus posibles futuros.

No existen automatismos, ni materiales en general, ni biológicos, ni estructurales. No existen categorías determinadas, ni deterministas, que los abarquen (4).

Esto puede corroborarse de muchas maneras, aún cuando ciertas formas socio-institucionales hayan sido dominantes a través de los tiempos y diversos discursos, surgidos en su mayoría desde las entrañas de los poderes político-institucionales, hayan «corroborado» una y otra vez que esas «realidades» son «naturales», es decir, inherentes a la naturaleza social (5).

Nada es porque necesariamente tuvo que ser así. Y si nos situamos en la perspectiva de la confusión de la presente coyuntura histórica, con modelos que caen y otros que dominan mostrando deficiencias, huecos, indefiniciones y aun contradicciones que no resisten a una reflexión mínimamente razonable, se presenta entonces la idea del análisis en todo su sentido.

Análisis implica la aceptación de la imposibilidad de pensar la sociedad como «objetiva», en el sentido de que puede ser y mostrar lo que es en su totalidad, o aun como totalidad. Es decir, no cabe aquí la idea de la relación «parte-todo». No se analizan «partes»para reconstruir, comprender el «todo». El análisis se hace necesario precisamente porque no existen todos completos o cerrados, sino que esos supuestos todos siempre están fallados, incompletos, presentan resquicios , intersticios que no responden a su organización dominante.

La sociedad es una construcción en acto. Su objetividad está a cada momento negada por algo, cuya condición es la multiplicidad y que al negarla la constituye (6).

Pero no se trata de una realidad que «carece» de algo cuyo sentido está dado por un «Otro», o por un orden, sea de la historia, de la cultura, del lenguaje o del cosmos, sino por la multiplicidad de producciones, de presencias potenciales y virtuales en proceso de realización o a realizarse eventualmente.

Por otro lado, el análisis no tiene como efecto producir otras «objetividades», como sería explicar el pasado y el presente, sino que implica el descubrimiento de acontecimientos, también regularidades que por otro lado nunca son absolutamente fijas, reproductivas, y que no niegan el aspecto de construcción que siempre se producirá.

Tiene que ver con lo «historico», en el sentido que Freud lo diría , porque la afirmación de un pasado contiene siempre una convicción que nunca dará garantía de una correspondencia con aquello que evoca (7).

Quizás por ello Lacan dirá luego que «el análisis consiste en la reescritura de la historia»(8). Reescritura que no significa el acercamiento a una verdad que estaba allí, velada, sino que es la producción de lo nuevo que hace presente una verdad otra, producida en ese proceso.

En fin, la idea del análisis en esta perspectiva, tiene como referencia aquella otra del sujeto humano como potencialmente libre, productor y creador. Dice algo de la aventura de vivir con coraje, sabiendo que no hay seguridades absolutas, ni en el pasado, ni en el presente y mucho menos en el futuro.

No tengo dudas que aquí también estoy hablando de mi deseo. Mi deseo es que eso sea así porque un mundo de seguridades absolutas no podría ser otro que un mundo de alienación, de opresión, de aburrimiento cuando no de sufrimiento y de indigencia cultural.

Análisis tiene que ver entonces con aceptar que la realidad es descubrimiento, construcción, nacimientos, crecimientos, decrecimientos, muertes...contingencias inherentes a la sociedad, a las instituciones, a los grupos y a los sujetos en el movimiento siempre difícil, conflictivo, hacia la libertad y la autonomía.

 

 

                                   Sobre la idea de «clínica institucional».

 

Desde hace unos años hemos propuesto el tema de la clínica institucional. Lo dicho para el análisis no se diferencia de lo que podría caracterizar a aquella, salvo por el énfasis que podría connotar uno y otra.

Análisis institucional quizás pueda entenderse como más genérico, abarcando desde la «crítica social» en sentido de Lourau, hasta el análisis como situación de «intervención»(9). Es en este último donde ha aparecido más la necesidad de resituar las ideas sobre la clínica. Esta escala virtual entre uno y otro polo puede pensarse como articulada o como conflictiva. Esta último es el caso de la concepción de la intervención como posición profesionalista, reduccionista, que niega las determinaciones sociales o por lo menos las deja afuera.

Si tenemos en cuenta el contexto de su surgimiento en nuestro medio desde mediados de los años sesenta, podremos rescatar dos o tres líneas principales que fueron sacudidas por cambios, rupturas, detenimientos y recomienzos no sólo por las contingencias propias sino principalmente por los embates de los cambios en la escena política del país.

No es sencillo analizar las contingencias que permiten situar momentos y posiciones respecto de lo que va desde lo social en sentido amplio, donde las prácticas pueden ser reflexionadas en su relación con lo político, a lo institucional-organizacional como ámbito más o menos cerrado, de acuerdo a cómo se lo haya tomado.

Lo que lleva a las ideas de atravesamiento y transversalidad, es un sinuoso camino. Hubo un primer período que va de los primeros años de la década del sesenta a sus finales, en el cual los aportes de Fernando Ulloa y José Bleger principalmente, dan forma a lo que se denominó «psicología institucional»(10).

En esos años y en esos autores, aunque no siempre en forma explícita, se percibía la presencia de las ideas de Enrique Pichon Rivière. Especialmente en los planteos de Blejer en textos como «Psicología de la conducta», se advertía el espíritu de lo que a posteriori se difundió como desarrollos basados en una «epistemología convergente». Posición muy denostada hacia finales de esa década por los sectores que abrevaron en la epistemología Althusseriana, pero hoy en que el caos social, la teoría del caos en varios campos, las ideas de inter-multi-transdisciplina, las de rizoma, multiplicidades, convergencia de heterogeneidades aún en planteos investigativos, están en el orden del día, esas críticas no son tan frecuentes ni tan claras.

En aquel otro «vale todo», sin embargo, dominaron ciertas ideas: psicoanálisis kleiniano, interaccionismo, estructural funcionalismo, teoría del campo, teoría de la comunicación, como lo más evidente. Y otras no tanto, pero de enorme presencia al interior de ciertas nociones, como la fenomenología existencial en la perspectiva de Maurice Merleau Ponty, del cual Enrique Pichon Rivière tomo aspectos fundamentales de sus propuestas (11).

En ese período va surgiendo una figura cuya estatura intelectual quizás no haya sido justamente valorada hasta el presente, Ricardo Malfé, quien con un equipo y especialmente con Roberto Mazzuca, realizaron análisis institucionales, docencia y transmisiones escritas que dejaron marcas importantes.

Sin pretender un análisis en profundidad, podríamos situar en estos últimos autores varios períodos. Uno que coincide con lo que caracterizamos sobre Ulloa y Bleger (12).

Otro en el que podría tomarse como analizador el artículo aparecido en la Revista Argentina de Psicología No 4: «Consideraciones críticas sobre aspectos ideológicos y técnicos de la práctica psicoanalítica habitual. Con motivo de «Axiología, neutralidad del analista y contratransferencia» de León Ostrov, en el cual Malfé incorpora nociones de la lingüística y del materialismo histórico.

A éste le sigue un período que se va desarrollando en varios años y en el que se propone ya la denominación de Psicología institucional psicoanalítica en sucesivos artículos de la Revista citada (13).

En los últimos años pareciera, que junto con lo anterior, se observara una recuperación y avance en problemáticas socio-históricas. Cuestiones que podrían analizarse en la última publicación que conocemos: Fantásmata.

En los primeros años de la década del setenta y a posteriori, se observó también la inclusión de aportes de Jacques Lacan, más notables en el trabajo de Roberto Mazzuca, especialmente en el trabajo «La posición del analista y el análisis de la institución»(14). Es de lamentar que éste, aparentemente abandonara la reflexión en este campo.

Sobre esos tiempos hice algunas crónicas, de las que puedo señalar dos: una de 1972, cuando no se habían cumplido los primeros diez años de estas experiencias y ya entrando en el corto e intenso período de la crítica teórico-ideológico-epistemológica, en el trabajo «Funciones del psicólogo en las instituciones educacionales». Otra en los tiempos que llamé de «recomienzo», luego de los años oscuros, a partir de 1984 principalmente en «Psicología institucional: sus conflictos y sus cambios»y en «Reflexiones sobre lo institucional» (15).

Sumidos hoy en tantas complicaciones y confusiones, espero sin embargo aportar otros datos e ideas, aun cuando muchas otras seguirán ocultas.

 

Si retomamos la otra vertiente que mencionara más atrás respecto de las ideas sobre análisis institucional e intervención debo consignar que en los comienzoas de los años setenta, los autores de mayor presencia fueron Georges Lapassade y René Lourau. Inclusión que se produjo principalmente en el tercer año de trabajo en el CEP, área de Epistemología, por parte de Raúl Sciarretta, quien propuso la lectura del texto «Grupos, organizaciones, instituciones», aún en su versión original y artículos de la Revista Conections.  También comenzaron a circular por esos años entre pocos de nosotros, los primeros textos de Félix Guattari, como los compilados en la edición castellana bajo el título de «Psicoanálisis y tranversalidad» y la versión, aún en su idioma original, del Antiedipo.

Habida cuenta del contexto de su surgimiento a principios de esos años setenta, el planteo de que lo pólítico es el centro del análisis institucional (16), aún cuando siempre estuvo clara la diferencia entre análisis institucional como crítica social e intervención, ya entrando en los años de la represión, en las postrimerías del gobierno peronista, ello permitió el embate descalificador de otras líneas, grupos y parroquias.

La profundización de la represión, que se continuó en el «Proceso», permitió que tomaran alas las posturas más profesionalistas, cerradas a ese nivel de lo político, representadas sobre todo por los sectores que comenzaron a autocalificarse como «organizacionalistas».

Represión, Proceso, desencanto posmoderno, reconversión capitalista, pragmatismo político-ideológico, precarizaciones, yupismo, entre otros, configuraron este terreno propicio a profesionalismos eficientistas.

Quizás algo de esto nos ha tocado en esta propuesta de una «clínica institucional» que, sin dejar de lado las caracterizaciones que hice sobre el análisis, propone un «emblema» que apunta a constituirse, también seguramente con un componente de significación imaginaria, en un lugar que enfoca más el trabajo operativo con algo del orden de lo singular y aún organizacional.

Aceptemos que este corrimiento no debe dejar de producir efectos y no es inocente. Creo que implica de alguna manera situarnos en una posición «mas competitiva» respecto de esos inquisidores-acusadores de que hemos sido (y existe la sospecha de que aún somos) «políticos». Para aventar esas sospechas diré que no he renunciado a aquellas ideas y principios.

Sin embargo, «la historia no se detiene en ningún lado», como decía el viejo Profesor Pardo y con respecto de esos corrimientos y exclusiones en lo que va de lo político a la profesionalista-eficientista, otras cosas se están modificando.

En los años setenta, lo político-ideológico se articula con otros niveles en función de la inclusión de las producciones teóricas y concepciones de la práctica en las estrategias de lucha política. Incluso autores como Lacan, que a posteriori fue emblema de los sectores más apartados de la realidad («el psicoanálisis está fuera de la cultura», se decía), en ese tiempo se comenzó a leer desde otras perspectivas, según puede verse en el artículo «Psicoanálisis en Rosario, Escuela. Hacer Escuela (17). Muchos profesionales se acercaron a sectores políticos militantes y se sintieron sujetos que podían operar en lo específico y en lo político en el marco de esas estrategias en búsqueda de cambios radicales.

Cuando estos sectores quedaron fuera de acción por la acción de la represión, abundaron esas acusaciones de que los «institucionalistas» eran políticos (Maccartismos aparte) . Hubo también admoniciones más originales, como cuando Germán García proclamó en Rosario que «había que denunciar a los exiliados». Entendía él por exiliados precisamente a aquellos que habían quedado fuera de las fronteras de ciertas instituciones y que en ese momento pretendían reingresar. Fuese consciente o no, creo que no puede dejar de percibirse la connotación represiva de dicha admonición.

Pero con el tiempo, hubo otros corrimientos. Los profesionalistas que no aceptaron a sus colegas «políticos», pero sí a políticos bienpensantes y se esmeraban en el aprendizaje de las modernas formas del marketing para ofrecer sus productos en primer lugar al sector empresario, los más lúcidos comenzaron a observar como en un rápido caleidoscopio las deformaciones, confusiones, conjugaciones, promiscuidades entre esos políticos bienpensantes y esos sectores empresariales. La corrupción comenzó a acercarse al centro de las miradas y entonces esas posiciones ya no pudieron descalificar tan graciosamente a aquellos «políticos». Tuvieron que aceptar que la política, que siempre había atravezado aún las relaciones profesionales más acépticas, se mostraba en toda su obsenidad en esta versión vernácula.

Pero tampoco podía volverse a aquellas concepciones de integración entre el nivel de lo político y lo teórico-operativo. He ahí que surge entonces un fenómeno interesante: los planteos sobre la ética, moral, doble moral de las empresas, que implica un lugar, todavía ambiguo, en el cual algunos profesionales ya no se sienten tan políticos pero tampoco tan profesionalistas-pragmáticos, sino que se ubican en una cierta distancia a partir de esta nueva o renovada frontera, ese más allá que significa «la Etica».

Pero eso que la funda está por dilucidarse porque no se abrió aún un debate suficiente sobre sus determinaciones ideológicas, filosóficas, científicas, míticas o místicas. Dilucidación nada sencilla en estos momentos en que la diversas facetas de la conmoción contemporánea produce día a día corrimientos inéditos: psicoanalistas que defendían a capa y espada, o a golpes de significante, falo, Otro, deseo del analista...sus lugares en diversas torres de cristal que de pronto las rompen y salen a respirar las impurezas del exterior; sistémicos muy organizados tocados por la vara mágica del «caos», repiensan la transferencia y otros planteos psicoanalíticos; materialistas volcados a la psicología transpersonal con sus transmigraciones de almas y sus vidas anteriores; conductistas tornados holistas; descreídos en carismáticos...y así podríamos seguir.

Quizás haya allí algo de aquello: lo que es delirio para uno, puede ser teoría si lo aceptan varios, aunque puede ser más productivo no colocarnos ni en la posición de alienistas: si es cuerdo o es loco, o en la del moralista: si es bueno o malo; o del positivista: si es científico o no (y por lo tanto loco, malo y místico), sino en actitud de analizar estos fenómenos en la forma más abierta y transversal posible.

Si bien dominan quizás posiciones polares, sean fundamentalismos científicos o místico-religiosos, es conveniente no dejar de aceptar la riqueza de producción-movimiento, la presencia de una multiplicidad que es propicia para la toma de posición en sentido del análisis.

Precisamente, en esa perspectiva no nos queda otra opción que tomarlos como analizadores y en cuanto tales, no pueden dejar de decir algo de las formas sociales, estructuras y máquinas, que no aparecen fácilmente a la percepción y que no pueden dilucidarse en estos momentos.

Lo mismo ocurre con la polémica institucionalismo-organizacionalismo, la cual tiene aspectos que responden a diferencias reales y otras que son puramente ficcionales.

Quizás no se puede responder en abstracto, sino por su referencia al lugar que ocupa el análisis en cada práctica. Por ello, un primer acercamiento que puede ser productivo y esclarecedor sería colocar los términos no  en la oposición entre institucionalismo y organizacionalismo, sino entre análisis o su negación.

 

 

                                                      Lo institucional

 

Había planteado que el término «institución» adjetiva al de «análisis» y luego adelanté algunas consideraciones sobre los significados posibles que pueda asignársele a éste último término.

 Ahora es necesario tomar el término «institución»  para ver qué introduce en ese proceso de adjetivación.

Nos encontramos aquí también con una polisemia que constituye un obstáculo porque aparece de diferentes formas en el lenguaje, tanto profano como académico y pocas veces se precisa sobre su uso.

En las ciencias sociales aparece en diversas disciplinas, algunas con más tiempo que otras. Cuando digo «aparece» en realidad no se trata de una referencia genérica, universalista, sino como ha podido leerse en nuestra propia historia formativa y experiencial.

En ese sentido habría que tomar varios sesgos: uno sería el momento en que apareció; otro, en qué discursos disciplinarios y en éstos a su vez que influencias muestran; en tercer lugar, respecto de qué objetivos y en qué niveles de generalidad se ubican y por último, qué usos se le fue dando en los ámbitos académico-operacionales. Esta última cuestión trae ambigüedades ya no tanto debido a cuestiones teóricas, sino a cuestiones de competencia de cara a las demandas sociales y en casos al mercado. Me refiero sobre todo a las mencionadas diferencias, que tienen rasgos ficcionales debido a estas cuestiones, entre posiciones institucionalistas y organizacionalistas.

En el ámbito de las Humanidades en Rosario, puede pensarse que lo institucional aparece en dos momentos. Primero, desde fines de los años cincuenta a principios de los años sesenta, como tema tratado descriptivamente y en forma bastante genérica en programas de la carrera de Psicología, como fueron los de Psicología Social, Sociología y Antropología. También en materias como las psicologías evolutivas en el período en que estuvieron a cargo del profesor León Perez, quien tomaba aportes del neo-psicoanálisis con sus cruces con la antropología americana (Sullivan, Horney, Kardiner, Linton y especiamente E.Erikson) (18).

Por otro lado, como horizonte, a veces incorporado parcialmente y también criticado desde las perspectivas teórico-epistemológicas que irían tomando forma hacia fines de esa década, se fueron incluyendo los aportes del interaccionismo respecto de las investigaciones con grupos y también los de la Teoría del campo. Esto último tuvo un lugar significativo en la materia Escuelas Contemporáneas en Psicología, a la sazón a cargo del profesor Enrique Butelman.

A principios de los sesenta, con un cambio de docente en Psicología Social, la cual queda a cargo del profesor Eliseo Verón, comienzan a tomarse aspectos históricos que configuran una prehistoria del análisis institucional: Los trabajos e investigaciones de Elton Mayo en la versión del autor y en el análisis de J.A.C.Brown, Psicología social en la Industria.

Poco después Eliseo Verón desarrolla un seminario que denomina «Psicología sociales y sociología especiales», donde toma la teoría del lenguaje en aspectos filosóficos (versión Cassirer), las teoría sobre la relatividad lingüística de Sapir-Worff  y propuestas y aplicaciones de la teoría de la comunicación  de la comunicación tomando especialmente Ruesch, Bateson y Watzlawicz. Materiales que serían útiles para una lectura con mejores bases de planteos que comenzaron a aparecer casi simulténeamente, como los de Blejer y Ulloa.

A partir de la denominada «Experiencia Rosario», uno de los primeros trabajos de Enrique Pichón Rivière sobre los grupos operativos, realizada en 1958  y luego con la experiencia realizada por el mismo en el Hospital Español, va desarrollándose esta línea en dos sectores, quienes estaban en la Carrera de Psicología y quienes se integraron a la organización y luego al desarrollo de la Escuela de Psicología Social.

Esta división en dos grupos en parte tuvo que ver con las inserciones previas pero también, y quizás principalmente por conflictos internos derivados de la lucha por el poder. Lamentablemente estos episodios dieron lugar a que quienes mayor formación y experiencia tenían en esos momentos, quedaran fuera de esa escuela, lo que contribuyó a que sus comienzos, aún con el aporte de Pichón Rivière y otros de su equipo, no pudiera superar totalmente una cierta imagen de desprestigio inicial, marcada por esos manejos que mucha gente vivió como reprobables.

En esta perspectiva, lo institucional no aparecía, salvo como fondo ambiguo de algunas experiencias. Característica que continuó a posteriori por muchos años en Pichón Rivière mismo y luego en los pichonianos: preocupación por lo social, operacionalizada en el trabajo grupal o en la militancia política, pero sin la inclusión articuladora de lo institucional.

 

El hecho de que mi propuesta de inclusión de un nuevo enfoque en cuanto al ingreso a las instituciones y a la posibilidad del análisis institucional despertara interés y curiosidad en dos docentes de la mesa examinadora de Psicología Aplicada, donde hice por primera vez ese planteo, cuando corría el año 1964, es un analizador interesante para pensar en que esta nueva problemática no había entrado en el sector docente de Psicología.

Esta ruptura, como lo consigné en otros trabajos (19), provino de los obstáculos en mi experiencia en el ámbito educativo y a partir de ellos por el contacto con las primeras reflexiones de Fernando Ulloa en Buenos Aires (20).

Un segundo momento puede situarse en la inclusión de la temática en una parte de la materia Psicología Aplicada en 1972.

En 1973 se incluyó en el plan de estudios de psicología una materia denominada «Formaciones sociales y estructuras psíquicas», la que estuvo a cargo de Jorge Belinsky y que se dividió, para su desarrollo en tres partes. Una que trataba sobre las formaciones sociales que estuvo a cargo de Gustavo De Marchi, otra que tomaba la problemática de lo institucional a mi cargo, y la otra que trataba sobre la problemática del sujeto a cargo de Belinsky.

De mi parte sólo pude desarrollar dos clases, interrumpidas también por mi alejamiento de la Universidad en octubre de 1974.(21)

En 1973 se llamó a un concurso provisorio para la presentación de un programa de Psicología Institucional que se desarrollaría ad hoc al de Psicología Social. Fui designado para el desarrollo del que había presentado, pero los acontecimientos persecutorios que comenzaron ya en 1974, impidieron que se implementara. A modo de recuperación simbólica incluí en el libro «Psicología e institución de la Formación» (Rosario. Ed.de la Sexta. 1996), la síntesis de las dos únicas clases que pude dictar, reconstruída a partir de apuntes de una alumna.

Paralelamente a esas inclusiones en la carrera de psicología de la Universidad, alrededor de los años 69 y 70, introduje algunos elementos de la problemática de lo institucional y del análisis en el programa de Teoría de la Comunicación de la Carrera de Periodismo de la Facultad de Humanidades (UCA) y en Psicología Social del Profesorado de Psicología del Huerto.

Ambas carreras serían cerradas hacia 1973, debido a que el Arzobispo Bollatti en el primer caso y sectores de la Congregación en el segundo no pudieron controlar el proceso de críticas y de propuestas de reformas llevadas a cabo por docentes y estudiantes de ambas instituciones. Como ya lo he planteado mas de una vez, son episodios interesantes de nuestra historia, en tanto implican el estallido de instituciones, que aún queda  por historiar.

En el período de la dictadura militar, queda nominalmente como Psicología Institucional y dinámcia de grupos, pero la primera parte no se trabajaba. Este vacío implicaba un no a lo institucional. Hoy constituye también un vacío en nuestra novela porque muchos de nosotros estábamos exiliados de la Universidad, aunque «insiliados» en otros aspectos.

En fin, el «recomienzo», trabajoso, lento y sufrido, fue motivo de mi reflexión en algunos trabajos a los que me remito (22).

 

 

Bibliografía

1. Lourau R.: La novela institucional (sin referencia editorial).

2. Ascolani A.: Los terrores del déspota, en este volumen.

3. Castoriadis C.: La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona. Tusquets.

    Laclau E.: Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Bs.As.                                   N.Visión.

4. Id. ant.

5. Ascolani A.: Poder, mito, teorías sociales, subjetividad. En este volumen.

6. Laclau E.: ob.cit.

7. Freud S.: Construcciones en el análisis.

8. Lacan J.: Seminario I.

9. Lourau R.: El análisis institucional y la cuestión política. En: Análisis                                   institucional y socioanálisis. México. Nueva Imagen.

10. Ulloa F.: Psicología de las instituciones.

    Bleger J.: Psicohigiene y psicología institucional. Bs.As. Paidós.

11. Merleau Ponty M.: La estructura del comportamiento. Madrid. B.Nueva.

12. Malfe R.y Mazzuca R.:Apuntes de clases en la UBA.

13. Malfé R.: Varios artículos en Revista Argentina de Psicología.

14. Mazzuca R.: La posición del analista y el análisis de la institución. Rev.Arg. de                            Psicología No 30.

15. Ascolani A.: Derivas...de la psicología al análisis institucional. Rosario. Ed. de                            la Sexta. 2da.Edición. 1996.                                        

16. Ascolani A. y otros: Psicoanálisis en Rosario. Escuela. Hacer Escuela. En:                                    Psicología en Rosario. Una crónica de recuerdos y olvidos. Rosario.                               Ed. del Arca. 1999.

17. Lourau R.: Ob.cit.

18. Perez Leon: Programas de Psicología Evolutiva. Carrera de Psicología. UNL.

19. Ascolani A.: Funciones del psicólogo en instituciones educacionales.

                          Reflexiones sobre lo institucional. En Derivas...cit.

20. Ascolani A.: Derivas...cit.

21. Ascolani A.:Fragmentos de una tarea incumplida. En: Psicología e institución                   de la formación. Rosario. Ediciones de la Sexta.

22. Ascolani A.: Derivas... y Psicología e institución de la formación...cit.

 

 

 

 

 

PODER, MITO, TEORIAS SOCIALES, SUBJETIVIDADES

 

I. Introducción

            El objetivo de este trabajo es analizar las relaciones que pueden establecerse entre las nociones y conceptos cuyas referencias son los términos del título. En relación con esa trama, trataré de reflexionar sobre una preocupación y una pregunta sobre la significación que tiene el lugar de los teóricos en la construcción de ideas sobre la realidadactual y si ellas se sigue volcando del ladode su ubicación predominante en el campo de los que Gramsci caracterizaba como intelectuales "tradicionales" (1).

            Aun así, creo que debe incluirse aquí el caso de aquellos que pueden ubicarse en un campo "progresista" y sin embargo sostienen, inadvertidamente o no, ideas infisionadas por otras que niegan o relativizan sus posiciones. En los autores tomados en este trabajo se observará entonces esta contradicción, que no debe aparecer como una caracterización negativa en sí misma, dado que la misma quizás sea inherente a todo sujeto, porque en tanto tales, no pueden considerarse esencialmente diferentes de las instancias socio-institucionales en las que se constituyen y se desarrollan, las que incluyen la contradicción permanente entre lo instituído y los procesos instituyentes. Entre el individuo fabricado  socialmente y el sujeto, que puede asumir un pensamiento reflexivo, con autonomía y tomar posición, siempre existe un conflicto no saldable. La cuestión en cada caso es el polo hacia el cual cada uno se vuelca.

            Estas consideraciones a su vez, no se refieren exclusivamente a "otros", sino también a mí mismo dado que, aun cuando no me entusiasme, he sido ubicado una y otra vez en el lugar de ese sujeto, el "intelectual", por lo que necesito poner mi propio lugar en cuestión.

            Son preocupaciones y dudas que me llevan a formular algunas preguntas respecto de ciertas cuestiones sociales como lo relativo al poder, a la historia, a los mitos y las subjetividades, teniendo conciencia que con un cometido así, no sé hasta donde podré llegar, porque así como siempre tiene u límite el análisis de las propias determinaciones inconscientes que operan de alguna manera en la reflexión, seguramente tendrá límites la posibilidad de análisis de las cuestiones imaginarias e ideológicas que en esta coyuntura en la que nos encontramos, inciden en la manera en que percibimos la realidad y lo que la constituye.

            En una línea de mi reflexión tomaré entonces la relación entre estructuras institucionales, relaciones de poder y el sujeto, situándolo en su emergencia a partir de la relación entre autonomía y alienación. La idea es que cuanto mayor es el deseo de poder y el poder efectivo al que se accede, la "institucionalización", en sentido de las ataduras a determinaciones alienantes y aún destructivas, son más fuertes. Por otro lado, cuanto menos atado se encuentre a ello, cuanto más pueda accionar en los márgenes de esas estructuras, mayor serán sus posibilidades de autonomía.

            Esto toca el interrogante sobre el ser del sujeto. En el primer caso asistimos a lo que se aproximaría a un polo virtual del vacío de poder, mientras que en el otro caso, el sujeto que accede a ser a través de decisiones, de su lucha activa, de su producción desde el llano, se acercaría a la idea de un ser propio y no vicario, porque eso que el accede a ser no estaría dado desde una estructura burocrática u otra que se lo otorga vicariamente, sino que él es desde la construcción de su pripia identidad en su acción social, que adquiere el significado de "enunciación", de producción de lo nuevo (2).

 

II.Los intelectuales y el mecenazgo

            La aparente dominancia de discursos "tradicionales", del "pensamiento heredado", como diría Castoriadis, en mitos y teorías sociales quizás provenga de que los productores de esos discursos han sido casi siempre dependientes de los dineros, de la protección de algún mecenas, fuese éste rey, noble, papa, obispo o en estos días una empresa, un partido o una de las tantas fundaciones subsidiantes (3).

            En esa perspectiva, se hace difícil concebir que las teorías que surgieran de esas plumas pudieran cuestionar profundamente el tipo de sociedad enla que se hallaban o se hallan incertos. Es así que a través de los tiempos, la mayoría de esas ideologías o ideologías teóricas han planteado que una sociedad estratificada, con instituciones piramidales, verticalistas, con un ejercicio de la violencia "reguladora", constituyen "lo natural". Es en esa línea de reflexión que examinaré muy suscintamente, luego del análisis de elementos de discursos mítico-religiosos, planteos de Hobbes, Le Bon, Levi Brühl y Freud. Secuencia por otro lado nada exhaustiva, sino propuesta a efectos de una lectural sintomal.

            Como se verá, me ciño especialmente al examen de ideas de autores que se ubicarían en líneas más o menos aristocratizantes o liberales burguesas. Sin embargo, las críticas que haré respecto de ciertas ideas ligadas al pensamiento de las formaciones sociales, sus estratificaciones, y en fin, el despotismo que se halla a la base de todas ellas, también podrían señalarse respecto del pensamiento marxista, por ejemplo.

            Por otro lado, en algunos de ellos podremos observar como sus planteos constituyen una continuidad respectode concepciones teolóticas inherentes a textos religiosos como la biblia y de mitos, algunos de ellos recreados por estos autores y que fueron a veces, sin mucho unfamente categorizados de "mitos científicos". Con respecto a esta última expresión, si bien la creación científica y sus teorías se componen de elementos ficcionales, a certos mitos, asignarles la categoría de "científicos", aparece más como un abuso de lenguaje que otra cosa.

 

III. Las producciones malditas

            Así como escribas, sacerdotes, filósofos, científicos o ensayistas sociales ubicados en esas posiciones de intelectuales tradicionales han dominado el pensamiento a través de la historia y haciendo de la historia misma una serie de hechos protagonizados por héroes autoproclamados como tales o ensalsados por sus escribas, en una posición diferente, contratictoria, se encuentran otros.

            Estos autores, generalmente ignorados o de menor presencia son aquellos, con nombre o anónimos, que plantearon a través del tiempo, la posibilidad de pensar, y en casos ayudaron a contruir sociedades con estructuras con mayor horizontalidad y con dinámicas diferentes. Fueron autores orgánicos o autónomos, autoposicionados del lado de sectores sociales normalmente descalificados por las teorías dominantes. Encontraremos allí, desde los primeros profetas, pasando por diversos escritores y luchadores utópicos, por filósofos hasta teóricos y luchadores actuales.

 

IV. Los niveles de generalidad de las teorías

            Las consideraciones anteriores y los autores mencionados, refieren sus ideas fundamentalmente a principios generales y estructuras que fundarían la vida social y a ellas me  remitiré principalmente porque deseo tomar el nivel de principios, fundamentos, ideologías, significaciones sociales imaginarias, etc. que las componen, aunque esto no significa desconocer que a su vez son referencia para las construcciones de los sistemas institucionales y sus formas, como así también los roles de los sujetos, incluídos los de operadores profesionales.

            Así, en ese sentido es interesante mencionar por lo menos algunas teorías sobre las formas institucionales de la sociedad y especialmentela manera que en ellas entra la idea de democracia, con sus diferenciaciones, desde aquellas que no se desprenden de los fundamentos y formas de los sistemas aristocráticos, democracias restrictivas con voto y representaciones calificadas, hasta aquellos que promueven una universalización de los derechos ciudadanos, tanto en el sentido de lo institucional político como en lo económico.

            En el medio y mayoritarias están las democracias signadas por estructuras y discursos de la ambigüedad (4). Son aquellas, en su mayoría del occidente cristiano y algunas otras, que integran instituciones democráticas en lo político, pero no cuestionan el carácter esencialmente despótico de las instituciones del poder económico y otras (5).

 

 

V. La doble escritura y lectura de textos religiosos. Lo mítico y lo histórico.

            En esta parte tomaré fragmentos significativos de textos de la Biblia que considero significativos a los efectos de este análisis. En algunos de ellos podrán encontrarse a su vez relatos y personajes semejantes a otros mitos tanto del Medio Oriente como de Grecia. En este caso podremos observar también continuidades de dichos mitos en reelaboraciones de la Filosofía griega, la que por otro lado, tiene un lugar importante entre las bases de teorías sociales posteriores (6).

            En cuanto a los textos religiosos, tomo la Biblia por tratarse del más importante en el contexto de nuestra cultura, dado que interviene activamente en el sostenimiento de significaciones imaginarias sociales básicas, como así también en ideologías y discursos políticos (7).

            Es un texto que presenta enormes dificultades para su análisis debido a cuestiones bastante conocidad: los grandes lapsos de tiempo que abarca, situaciones socio-históricas y culturales cambiantes y complejas, escritura en distintos momentos y en contextos diferentes, versiones y agrupamientos variados e intencionados y traducciones cuestionables, entre otros.

            Por lo tanto, trataré de tomar unos pocos ejes para el análisis en función de su calidad de "analizadores" respecto de cuestiones pertinentes a mi interés. Tomo ese término en tanto aquello que hace surgir algode la estructura al orden de la visibilidad, de una verdad oculta que puede hacerse presente en ellos(8).

            Tomaré entonces referencias sobre concepciones acerca de las formas de la sociedad que se promueven, haciendo incapié en las ideas de Derecho y Justicia; referencias sobre pobreza-riqueza y por último sobre los mitos del padre. Tendré en cuenta para los dos primeros temas materiales y textos de Sandro Galassi (9) y de Florencio Mezzacasa (10) y para el último materiales y textos de Franz Hinkelammert y de Franz Mayr (12).

 

VI. Ideas sobre la sociedad

                Este tema es quizás el menos presente, tanto en la transmisión de las iglesias en cuanto a tines teológicos y pastorales, como en los analistas de otras vertientes institucionales o de pensamiento. Sin embargo, se encuentran elementos significativos que van del Génesis (13) a los libros de los Reyes (14), textos referidos a una concepción y en otros como Nehemías (15) referidos a una concepción diferente.

            Suscintamente podría decir que en los textos proféticos, aquellos surgidos al calor de los primeros conflictos de clanes y tribus hasta lo que se va constituyendo como "pueblo hebreo", aparece una interesante concepción que podríamos calificar de "moderna" para el día de hoy, en las que se plantea que el pueblo debe hacer el derecho y la justicia.

            No se nos escapa la importancia de esto porque se refiere al "qué"y al "como" esenciales a resolver para la constitución de una sociedad. La justicia se refiere a los objetivos últimos de la sociedad respecto de sus ciudadanos que, en el contexto histórico de estos libros, tiene que ver con el tema de la distribución de los bienes o de la dupla riqueza-pobreza que trataré aparte. Es decir que tiene que ver con el derecho de todo miembro de la comunidad de vivir con dignidad, aún los pobres (pobres en el sentido de necesitados -Ebion- según veremos luego).

            El como, el derecho, se planteaba en ese tiempo, como una tarea común, enla cual tenía un papel esencial la idea del "consejo" y otras formas participativas. Dicha concepción, tuvo su refracción en lo concreto en el período posterior a Egipto y creo que ello fue un efectdo de lo vivido por ese pueblo, una secuencia que los llevó al exilio, al empobrecimiento y por último a la esclavitud. Ciclo digno de analizar apuntando a los efectos posibles de un período bajo la égida de una sociedad despótica al que sigue otro que en la memoria de este pueblo aparece como de liberación y construcción de una nueva sociedad con estructura diferente.

            Efectivamente, elregreso a la "tierra prometida" implicó, luego de esa "larga marcha", la muerte de todos los mayores salvo dos, la construcción por parte de sus hijos de una sociedad igualitaria que duró cerca de 200 años (!). Tiempo en que ese pueblo llevó a cabo esas ideas sobre su hacer el derecho y la justicia y cuyas contingencias y características serían largas de consignar y excederían los límites de este trabajo. Sin embargo, podría mencionarse solo como dato, que dicha sociedad suprimió las cuatro principales instituciones de las sociedades antiguas y que imprimieron esos caracteres comunes de ser estratificadas, verticalistas y despóticas. Eran dichas instituciones el almacén, el cuartel, el templo y el palacio del administrador. Consecuentemente se modificaron los roles sociales que de alguna manera correspondieron a las funciones cumplidas por ellas.

            De todos modos, luego, lentamente, la situación va cambiando y va constituyéndose una sociedad estratificada, piramidal, con un rey. Ese proceso, complejo, difícil, daría lugar a la reflexión sobre la dificultad de la sociedad y fundamentalmente del sujeto en sostenerse en esa posición autónoma, participativa, activa, a través del tiempo, con el consecuente peso que conlleva su implicación en la vida social, en su sentido más lato. Efectivamente, en uncaso así no existen instancias burocráticas y de poder que lo alienen, dándole a su vez seguridad, porque ellas toman a su cargo el sostén de formas y lugares sociales y de las significaciones imaginarias sociales (16).

            En el proceso de construcción de la monarquía, con su culminación en el período salomónmico y la consecuente constitución de una casta sacerdotal, culmina la escritura del ligro sabrado y su cierre. A partir de ahí, quedará solamente la palabra del sacerdote como interpretador-traductor, corroborándose aquello de : "traduttore-tradittore".

            La justicia pasa a ser potestad de Dios. El hace la justicia y al hombre le queda sólo la posibilidad de ser justo según los designios divinos que figuran en el libro. Como consecuencia de ello, el Derecho surge de los cánones escritos en el templo y que se van constituyendo en paralelo con la aparición de la noción de pecado-impureza articulados con un sistema de tributación expoliatorio. Son 613 cánones que abarcan todos los rincones y detalles de la vida social, individual e íntima.

            Con estos hechos se va afirmando entonces el poder del Templo y la dominancia del discurso que sostenía esa concepción estratificada, de monopolio del disciplinamiento social y del control. Dominancia que traspasaría los límites temporales y espaciales para pasar luego a la civilización cristina hasta nuestros días y a las ideas y teorías sociales y políticas, con ese hito notable que constituye el Leviatán de Hobbes, el cual, en las abundantes 300 páginas de sus análisis bíblicos nohace más que girar obsesivamente en la idea central de defensa del lugar del soberano (rey) de derecho divino. Esto es así aún cuando al término "soberano" en otras páginas pueda asignársele un sentido genérico (17).

            En ese sentido, el autor citado como otros que se ubicanenel terreno de la teoría social-política, constituirían esa continuidad de discursos que validan de una u otra forma y aún "naturalizan" la idea de que toda sociedad debe estructurarse en formas estratificadas, con instituciones piramidales y fatalmente despóticas, y por lo tanto con la presencia de la violencia, que también aparece como naturalizada.

 

VII. Riqueza-pobreza.

            Articulado con lo anterior, respecto de los textos bíblicos, aparece una lectura dominante, tanto en teólogos y filósofos como en los profanos, que toma como base la creencia de que en la Biblia aparece la afirmación del destino inexorable (muy conveniente para quienes promovieron y siguen promoviendo esa lectura) de ciertos sujetos, a ser pobres. "Siempre habrá pobres entre ustedes". Así es,  si la Biblia lo dice, es que Dios dice que eso es así de una vez y para siempre.

            Esto también es unanalizador de singular importancia para percibir la presencia, la actualidad y el poder de convicción que tiene esa lectura, dado que aparece una y otra vez en el lenguaje religioso, como en el lenguaje político y en la cotidianidad. Quiero ejemplificar con el análisis de los dichos del Presidente Menem al respecto, tomando algunos aspectos de un artículo reciente (18).

            Cuando hace poco tiempo el citado personaje intentó defenderse diciendo que en la Biblia aparece aquello de "siempre habrá pobres entre ustedes", decía que esa era la palabra de Dios. Es decir, lo tomaba, creyéndolo o no (cuestión que no importa porque de lo que se trata es de su discurso y su efecto), como un destino trazado por Dios para muchos hombres. Y quiero insistir en la importancia que esto tiene. El poder de estas palabras que recogen toda una línea de interpretaciones y admoniciones trazada por sacerdotes, teóricos y políticos y sostenidas hoy apuntando a seguir legitimando relaciones de dominación y sus consecuentes desigualdades sociales.

            Lo interesante de la cuestión y que deja al descubierto mecanismos de forzamiento de ciertas realidades (que también aparecen en los otros ejes de análisis), es que en realidad el texto original no dice tal cosa. Este aparece en el Deuteronomio (15,7) y en los Evangelios,  en boca de Cristo, quien lo retoma aparentemente del texto citado.

            El texto se refiere a que siempre habrá disminuídos. Utiliza el término "ebion" que significa eso, disminuído, necesitado de ayuda para sobrevivir. Es el niño, la viuda, el ciego, el paralítico, etc. Es decir, el texto dice que siempre habrá disminuídos entre ustedes, porque aún en la sociedad más perfecta no podrá evitarse que existan. Pero en ese caso, la comunidad debe darles lo necesario para que vivan dignamente.

            Pero el mismo texto dice que "no debe haber A'ni sobre la tierra" porque en ese caso no se cumplirá el plan de Dios. A'ni quiere decir pobre, sólo que lo es porque otro le quita el derecho. Dicho término viene de una raíz que quiere decir aplastado, pisoteado. Por ello, ese "pobre" tiene fuerza, salud, pero no logra lo necesario para vivir dignamente porque se le quita lo que tiene: es el empobrecido, humillado, obligado a ser pobre porque existe un orden estructural que lo coloca en ese lugar. Empobrecido en lo material, humillado en lo espiritual. Si existe el A'ni, es que el proyecto de Dios ha sido olvidado, es porque "no se ha realizado la justicia y el derecho entre nosotros".

            En realidad, el Profeta ve al A'ni, por eso clama contra los responsables de la presencia del oprimido. Y va más allá. Da los nombres (nombres no demasiado diferentes de la Argentina menemista neoconservadora): jueces corrompidos que se dejan comprar con dinero para juzgar en falso, sacerdotes que alaban a Dios y no se preocupan por la desgracia del pueblo, falsos profetas, comerciantes que falsifican las pesas, reyes (hoy también presidentes) que no aplican el derecho...

            Esto sigue ocurriendo y no tiene que ver solamente con individuos o grupos corruptos, sino con una concepción del mundo que ha producido y sostenido una situación estructural que hace de la corrupción algo esencial, íntimo, propio del sistema en que vivimos y que, por lo visto, no tiene que ver con lo que en aquellos textos aparece como "palabra de Dios".

            Por otro laado, es interesante complementar lo anterior con la famosa admonición de Cristo en aquel sermón, que hemos leído así: "Felices los podres de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos". También en él pareciera que existe un "error" de traducción por la supresión de un artículo. El texto diría entonces: "Felices los pobres por el espíritu" o "por causa del espíritu" y que podría entenderse mejor si se lee junto a la otra admonición que dice: "Felices los que son perseguidos por causa de la justicia".

            Es decir, los pobres por causa del Espíritu, son perseguidos igualmente por causa de la justicia. También podría decirse que por ser quienes obedecen al Espíritu y luchan por causa de la justicia, son perseguidos.

            Digo acá también que no soy creyente en sentido de lo religioso, pero como perceptor de esos discursos, no importa esa condición, sino la impregnación imaginaria de algo del orden de la verdad que introduce cuando se acude a esos textos "sagrados". El que tiene el poder, al utilizarlos, se remite  a lo sagrado y el alcance de sus dichos potencian el sostenimiento de esos mitos fundantes de los cuales trato acá.

            Como podrá observarse entonces, estos análisis no tienen solamente valor hermenéutico, exegético, histórico (lo cual para muchos equivale a pasadoy pisado), porque en realidad se refieren a cuestiones presentes en las concepciones ideológicas y "científicas"(dado que se habla de mitros científicos entre otras cosas), como así también en los discursos que tienen directo objetivode manipulación política y que intervienen en el seno mismo de la cotidianidad.

            Hasta ahora podemos colegir que  la primera tesis era que lo supuestamente natural es la existencia de sociedades estratificadas con instituciones despóticas, aún cuando contemplen sectores en lo que pueda haber juego democrático. De estas ideas se deriva entonces que es lógico que no haya porqué preocuparse por la existencia de pobres en la sociedad, hoy como ayer, desocupados, marginados, excluídos.

 

 

VIII. Mitos del padre.

            Quizás sea la cuestión más compleja para analizar y la menos evidente si se la toma en sí misma   pero si se la articula con las anteriores, surgen elementos interesantes para pensar. Su reflexión nos lleva a recorrer en primer lugar algunos períodos en la memoria de los pueblos hebreo y cristiano.

            En cuanto a los primeros se podría partir del análisis de situacions que dieron lugar a la producción de imágenes e ideas sobre la presencia y relaciones de Dios con los hombres y al desplazamiento de las escenas de ciertos lugares a otros al calor de los cambios al calor de cambios socials, civilizatorios y a las luchas que conllevaron.

            Según lo plantea Galassi, en esa larga historia de siglos, en los grupos nómades, el Dios aparecía en elementos que tenían relevancia para la vida del grupo. Podía ser el lugar de un árbol grande, dado que allí seguramente había agua, pasto y por lo tanto alimentospara los animales, lo que permitía la supervivencia del grupo (19).

            En los grupos agricultores, Dios aparecía frecuentemente en el pozo, que tenía que ver también con el agua, ya controlada en su flujo y en lacual la vida también quedaba significada.

            Luego, en sucesivas fases históricas, con a aparición de las ciudades, constituídas por algún conjunto rodeado por un muro, cambios derivados principalmente de la existencia del excedente de la producción agrícola y que dio lugar a su vez al surgimiento de las primeras construcciones que se constituirían en todos los tiempos en elementos paradigmáticos: almacén - cuartel - templo - casa del administrador.

            Es importante consignar que en ese punto, el templo tuvo como función legitimar la acumulación. Por ser recto, agradable a Dios, éste le permitió consechar el "ciento por uno" (20).

            Así, poco a poco, el Dios es expropiado de su lugar en el seno del pueblo, en el campo, lugar de la producción principal, a las ciudades, lugar de acumulación y luego de expropiación. Dicha reubicación del lugar de Dios tuvo su culminación enel tiempo enque los excedentes y tributros se dividieron entre los reyes-administradores y el templo. Este, fundamentalmente como receptor de tributos debidos al "lavado" de impurezas, convirtiéndose así en una importante potencia económica. Tendencia que recorrería toda la historia hasta el presente, en que las iglesias, a partir de tributos voluntarios y sistemáticos o aquellos aportes de los que al momento de la muerte se despojan de toda o parte de sus riquezas para donarlos a dichas instituciones, quizás otra forma de lavado de impurezas para acceder al reino de los cielos. Recordemos al respecto aquello: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja a que un rico entre en el reino de los cielos". Precisamente, ello se refería al "ojo de la aguja", una abertura triangular que había en los muros que se utilizaban cuando las puertas de las ciudades estaban cerradas. En ese caso, los camellos que venían cargados, debían ser despojados de toda su carga para poder pasar, medio arrodillados, por dichas aberturas. A esto se podría agregar la inclusión de las iglesias en el proceso económico y financiero, en los que entran a jugar cuando su acumulación previa se lo permite.

 

IX. Los mitos fundantes.

            Este contexto es importante para pensar y eventualmente entender las implicancias de los mitos fundantes, presentes en todas las culturas y en los cuales aparece siempre la escena de un asesinato entre padre e hijo. Una pregunta a formular sería la razón de esta presencia y otra, quizás más importante, se refiere a la forma singular que adquieren, es decir, quien mata a quien, si se consuma o no, actores que intervienen, sentimientos, afectos, etc.

            Desde ya aclaro que no me adhiero a las ideas más comunes de "naturalización"de ciertas formas de violencia social que podrían referirse a la "universalidad" de estas escenas míticas. En primer lugar porque éstas surgen en contextos socio-históricos y culturales primitivos en los que dominan formas de pensamiento mágico y que constituyen formas elementales de elaborar situaciones humanas, ellas sí universales y de las que aún no hemos salido del todo. Por lo tanto está claro que esto no significa una desvalorización, dado que si seguimos creyendo en las mismas cosas, construyendo situaciones sociales aberrantes en un mundo que podría significarse como eso que alguien dijo: Una paradoja de progresismo tecnológico y de primitivismo social.

            Dichos mitos podrían pensarse como refracciones de situaciones universales de imaginarización del nacimiento y en especial del crecimiento de los hijos respecto a la posición complementaria de los padres en sentido de su decrecimiento correlativo. Proceso en el que la muerte se presentifica como final inevitable del proceso. Es decir, si los hijos crecen, los padres, en ese crecimiento tienen el espejo del tiempo, de su envejecimiento, de su muerte.

            Por el contrario, la muerte del hijo puede ser significada como preservación de la potencia productiva del padre y la permanencia de su lugar. Caso en el que esa significación sería tributaria de un narcisismo signado por una pasión mortífera.

            Por ello, dichas producciones podrían pensarse también como imaginarizaciones, fantasmatizaciones que pueden encontrarse también en los "mitos individuales". Al respecto es interesante el planteo de Sigmund Freud en uno de sus textos liminares, "Carácter y erotismo anal" (1908), en el cual muestra como se pueden observar correlaciones (lo que no significa causalidad en algún sentido) entre mitos culturales cokmo es el caso que toma, el del "cagaducados" en las leyendas babilónicas y los mitos individuales de neuróticos obsesivos. Correlaciones que pueden pensarse desde el punto de vista estructural y de las figuras que aparecen en unos y otros.

            Quiero decir con esto que si bien esos mitos pueden aparecer con un cáracter de "universalidad", ello no significa que sean "naturales", consubstanciales a la naturaleza humana y tengan que darse de aquí en más en todo tiempo y lugar.

            De hecho, sería interesante analizar ciertos hechos sociales y su relación con esta cuestión de la "universalidad" de estos asesinatos entre padres e hijos. Si tomamos el nazifascismo en esta perspectiva (ideología en la cual esta cuestión del asesinato tiene una presencia central en cuanto a los "hijos réprobos"), deberíamos decir entonces que son fenómenos inherentes ala condición misma de nuestra propia vida social. No sería un "cuerpo extraño", sino una figura más de este destino inexorable del asesinato de los hijos por los padres, cosa que por otro lado se negará enfáticamente.

            Pero la cuestión no es tan sencilla porque se diría que el nazifascismo no es consubstancial a la naturaleza humana, en el sentido de la inevitabilidad del asesinato de los hijos réprobos. Pero sí es inherente al sistema social occidental, porque de una u otra forma ha tomado y sigue tomando, no sólo en esas perspectivas ideológicas extremas, sino también en otras moderadas o incluso "democráticas", esos mitos como naturales.

            Para esto habría que analizar el problema de la contradicción entre las ideas y la realidad de la democracia política y la vigencia, y en casos la reformulación y afirmación de estructuras despóticas en las instituciones del sistema capitalista, que en cierto sentido sí podríamos decir que es despótico en su esencia misma.

 

X. El mito fundante judeo-cristino.

            Tomemos el mito de Abraham, dadoque este personaje es situado en el lugar del padre del linaje judeo-cristino. Lo más conocido del mismo es precisamente el episodio con su hijo Isaac, a partir del cual en el texto bíblico se consigna la promesa de Dios de constituirlo como padre del linaje.

            Si bien el texto no es transparente, como tantos otros, la transmisión pastoral en especial, ha centrado la cuestión, y logrado, una incorporación por parte del pueblo creyente y para otros, la supuesta disposición de Abraham de sacrificar a su hijo a partir de un mandato divino. Y en fin, si el "angel" no lo detenía, el se hubiera convertido efectivamente, en asesino de su propio hijo.

            Sin embargo, el análisis pormenorizado, tanto del texto como del contexto histórico en el tiempo enquepudo vivir alguien o haberse dado algún episodio con esas características, nos permitirá poner en duda estas ideas que han dominado por milenios e impregnado entre otras a las teorías sociales y políticas.

            En el texto se puede leer: Tiempo después, Dios quiso probar a Abraham y lo llamó: "Abraham". Este respondió: "Aquí estoy", y Dios le dijo: "Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y anda a la región de Moriah. Allí me lo sacrificarás en un cerro que yo te indicaré".

Se levantó Abraham de madrugada, ensilló su burro y tomó a dos muchachos para que lo acompañaran y a su hijo Isaac. Partió la leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día levantó la vista y vio el lugar desde lejos. Entonces dijo a los muchachos: "Quédense aquí con el burro, mientras yo y el niño subimos. Vamos a adorar allá arriba y luego volveremos donde están ustedes"        Abraham tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó en su mano el brasero y el cuchillo y en seguida partieron los dos. Entonces Isaac dijo a Abraham: "Padre mío". El respondió: ¿Qué hay hijito?". Llevamos -dijo Isaac- el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio? " Abraham respondió: "Dios pondrá el cordero, hijo mío". Y continuaron junto el camino. Llegaron al lugar que Dios le había dicho a Abraham y levantó un altar. Preparó la leña y ató a su hijo Isaac, poniéndolo en el altar, sobre la leña. Estiró la mano y tomó el cuchillo para degollarlo.

            Entonces el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: "Abraham, Abraham". y él contestó: "Aquí estoy". "No toques al niño, ni le hagas nada..."(a). Abraham levantól os ojos y vio un carnero que tenía los cuernos enredados en el zarzal. Fue a buscarlo y lo sacrificó en lugar de su hijo. Abraham llamó a aquel lugar "Yahvé provee".

            Volvió a llamar el Angel de Dios a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro por mí mismo que...(b)...te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes que serán como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar". "Conquistarán las tierras de sus enemigos. Porque obedeciste a mi voz, y bendeciré, por medio de tus descendienes, a todos los pueblos de la tierra". Volvió Abraham al lado de sus muchachos y emprendieron la marcha juntos hacia Bersebá, donde fijó su residencia (Gn. 22, 1-19).

            Franz Hinkelammert, que es quien realiza este análisis, plantea que en realidad Abraham es bendecido porque no mató a su hijo, es decir, porque no cumplió con lo que era ya una ley de su tiempo: sacrificarle a Dios el primogénito. Para llegar a esta forma de la historia suprime dos frases que irían intercaladas en (a) y en (b):

(a)..pues ahora veo, que temes a Dios, ya que no me negaste a tu hijo, el único que tienes...

(b) ...y porque no me has negado a tu hijo, el único que tienes...

            Según este autor, esas frases ponen en evidencia la voluntad de matar, no en el hecho de que Abraham se pone por encima de una ley, que lo obliga a matar a su hijo (21).

            Pero quizás lo más importante sea examinar el contexto histórico, dado que provee elementos significativos para refutar la lectura tradicional.

            En esa cultura, cuestión que aún con diferencias era común en la mayoría de los pueblos del medios oriente, regía la ley que establecía el derecho del padre al sacrificio del hijo primogénito. Esta situación pone en dudas el sentido que podría haber tenido que Dios exigiera a Abraham esa acción y tomara su aceptación como motivo fundamental para prometerle ser padre del linaje. Es decir, en esas condiciones, ello no implicaba ningún mérito especial, porque se tratabe simplemente de un derecho que una ley ya establecida otorgaba al padre.

Esto permite pensar que pudo tratarse de una situación diferente, quizás opuesta y cuyo sentido pudo ser ocultado precisamente para coherentizar el mito fundante con el discurso que fue estableciéndose con la escritura, ordenamiento y "cierre" del libro sagrado en la época de los Reyes.

            En fin, si la ley del sacrificio estaba establecida sería más coherente interpretar que en realidad Abraham, escuchando al Angel o per sé desobedeció la ley, se convirtió en transgresor porque en una situación que pedía el sacrificio, él decide preservar a su hijo, con lo cual sí podría leerse como consecuencia lógica de ello el constituirse en padre del linaje. Solamente un padre que salva a su hijo puede llegar a serlo.

            A lo anterior se pueden agregar otros elementos, la decisión de Abraham de trasladarse a Bersabá. De tal manera que podría tratarse no de una decisión poco comprensible, a pesar de que se trataba de un grupo no sedentario, sino de una decisión obligada por el hecho de la transgresión. Un exilio.

            A ello podría agregarse el hecho de que a posteriori ese pueblo, haya sido el único que condenó los sacrificios humanos, cuestión que se halla condensaba en el mismo episodio bíblico, enel que Abraham no mata a su hijo, sino que sacrifica a un cordero.

            Estos acontecimientos pudieron significar entonces la transgresión de una ley y a partir de allí la instauración de otra, que a su vez a posteriori sería tornada equivalente a los objetivos y formas del discurso dominante. Es decir, la prohibición del sacrificio de los hijos queda abolida y se reinstaura el derecho del padre a matarlos en lo simbólico y en la suposición de que esto tiene que ver con la causa heterónoma, es decir, con la voluntad de Dios, que incluso aceptará la muerte de su propio hijo para lavar el pecado de la humanidad.

 

XI. Mitos griegos.

            En estos encontramos una situación diferente. Desde el mito de Uranos al de Edipo, lo que domina es una orgía de asesinatos cruzados. Así como Abraham encontró su libertad al negarse al asesinato, en los mitos griegos los padres e hijos quedan encadenados a un sino trágico. En ellos y en el Edipo incluído, no se vislumbra posibilidad alguna de libertad, sinmo un fatal circuito de violencia sin fin del cual no hay escape (22). En esa tradición no existe ese acto de libertad humana frente a la ley, esa afirmación de un sujeto que se autonomiza y que se anima a trangredir esa ley y aún distruirla.

            También es interesante observar la diferencia entre el destino de los hijos de Edipo, Etéocles y Polinices, que se matan mutuamente, y los de Abraham, Isaac y por extensión sus nietos Jacob y Esaú, que a pesar de enfrentarse en graves conflictos terminan perdonándose y abrazándose como hermanos que era.

            De todos modos debemos admitir que en los mitos hebreos subsiste un ambigüedad que permite lecturas desde lugares de poder político-templo-sacerdotes o desde el lugar profético y de las luchas del pueblo por sus derechos. Este es un desgarramiento, una contradicción que se observa en toda la historia de ese pueblo. Es un proceso que muestra la imposibilidad de su institucionalización, en sentido de su conversión en un instituído dominante y que no dé lugar a dudas. Por el contrario, los movimientos de lo instituyente han sido permanentes.

            En los mitos griegos en cambio, lo que domina es el juego de poderes y sus luchas. Luchas entre dioses y entre éstos y los humanos pertenecientes a castas reales. El sujeto común siempre está ausente. Y aún en los estadios, constitución y funcionamiento de instituciones políticas democráticas hubo un "analizador' claro: eso funcionaba entre ciudadanos (nuevos dioses-reyes o privilegiados) y no funcionaba para otros seres humanos que no eran considerados tales: los esclavos. Es lo que Remi Hess analiza aún enla cumbre del pensamiento Griego, la esclavitud como analizador de Aristóteles. Es decir, aquello que este gran filósofo ni siquiera pudo pensar (23).

            Quizás con algún punto común con lo anterior podría mencionarse también que la filosofía de Aristóteles de alguna manera es heredera de la represión de los mitos femeninos-maternos, que culmina en su época y que instaura también otro analizador como es la ubicación de las facultades superiores como la razón en el varón y otras inferiores en la mujer (24). Proceso que por otro lado siene significativas semejanzas con la paulatina destrucción de las deidades femeninas en el medio oriente y en el pueblo hebreo en particular.

 

XII. El analizador freudiano.

            Tal vez las propuestas de Freud sobre el parricidio y el Edipo tangan algo de ese sentido, porque está claro (mencionado por el mismo autor) que esos planteos son míticos y los desarrolla por su necesidad de que sus teorías "cierren". Ese es su más claro sentido porque el mito permite el cierre de los huecos, las fallas de la teoría y pertecene, en cierta medida, más al nivel de lo ideológico-estético que de lo conceptual-teórico.

            Existen cuestiones sugerentes en dichos planteos que es interesante señalar y que autores como J.P.Vernant (25) analizan profundamente. Freud halló elementos en sus análisis clínicos que le hicieron pensar que se "confirmaban" en ese mito que venía dela antigüedad griega. Mito que tomó Sófocles para la escritura de su tragedia.

            Y Aquí hay algo que interesa porque tienen cierto paralelo con el mito abrahámico, porque ese autor transforma de una manera libre (que niega tanto aspectos del mito ya existente como aspectos históricos) un mito tebano más antiguo. Al respecto Franz Hinkelammert en la obra citada manifiesta: "Que Layo no puede haber sido padre de Edipo, se deriva del análisis de las dos familias de las cuales generalmente se derivan los héroes arcaicos. Normalmente, la primera familia -en el caso de Edipo, la de Layo- es una familia inventada por el mito. La familia de la cualrealmente hanacido esla segunda. En el casode Edipo, sería la del rey Polybos de Corinto. Por tanto, Layo no puede haber sido su padre, pero el mito se lo imputa. Hay que saber, por tanto, quien cuenta el mito. En el caso del mito de Edipo, es probablemente Kreon, el hermano de Yocasta, esposa de Edipo. Parece que él es el usurpador que expulsa al legítimo rey Edipo e inventa la historia para justificarse. Habiendo tenido éxito, él escribe la historia y, por tanto, decide lo que es la verdad. Freud usa este criterio en su análisis de la historia de Moisés en Moisés y la religión monoteísta. Se base en el libro de Otto Rank, El mito del nacimiento del héroe. Lo lleva a sostener que Moisés debe haber sido un egipcio. En el caso de Moisés, la primera familia es judía y la segunda es egipcia. Por tanto, concluye Freud, Moisés debe ser egipcio. Sin embargo, olvida aplicar el mismo método a la intrerpretación del mito de Edipo. Entonces resulta que Edipo ha sido el hijo del rey de Corinto, y no de Layo, rey de Tebas. Por tanto, no mató a su padre al matar a Layo".

            En otra perspectiva, tal vez nosea demasiado aventurado plantear el lugar de la relación de Freud con su propio padre como determinante de su posición. Recordemos que hubo un episodio de su niñez en el que su padre le dice más o menos que él no llegaría a ser nunca nada. Es razonable pensar entonces que, teniendo en cuenta las ambiciones y el narcisismo del propio Freud, eso debió generarle un odio parricida, por lo que seguramente le resultaría mucho más cómodo decir que no se trataba de su propio odio parricida, sino que el parricidio no era másque la expresión de un universal.

            Freud no encuentra ningún problema en la relación entre lo histórico, lo mítico y lo literario, sin embargo la cuestión no es tan sencilla y si uno, como lo expresa Vernant, omite el contexto histórico, social, mental y el análisis temático, dramático y lengüístico, puede llegar a no entender nada, aunque quizás no sea eso lo que interese a Freud, sino precisamente forzar a esos textos a "confirmar" la propia teoría.

            Así se transforma en universal un género propio de la ciudad griega del siglo V aC, que entre otras cosas significa el "brusco surgimiento del género trágico a fines del siglo IV, en el mismo momento en que el derecho comienza a elaborar la noción de responsabilidad, diferenciando de manera torpe, vacilante todavía, el crimen "voluntario" del crimen "excusable".

            Por otro lado, ese género dura apenas un siglo y ya cuando Aristóteles escribe su Poética, el resorte trágico ya está quebrado.

            Esta función casi puntual de la tragedia en ese contexto histórico puede pensarse también en el hecho de que aquello que Freud dice de que "es preciso" que sea así, que el contenido de la leyenda suministre el espanto y el autocastigo, se pone en duda en la realidad de que en las primeras versiones del mito no hay en el contenido la menor huella de autocastigo, puesto que Edipo muere apaciblemente instalado en el trono de Tebas ysin haberse sacado los ojos (26).

            Observemos que entre la posición del autor anteriormente citado y éste último, existe una discrepancia en la atribución del origen familiar de Edipo. Uno lo sitúa en Corinto y el otro en Tebas, sin embargo ambos coinciden en el destino totalmente otro del personaje con relación a lo que Freud plantea.

            Freud dice también que esas obras, si usan materiales distintos del de los sueños edípicos, son un fracaso. Pero lo real es que han existido muchas obras que han tenido y tienen efecto importantes y no tienen nada que ver con sueños de esa índole. Por otro lado la tragedia tiene dimensiones y complejidades que van más allá del juego bastante simple y reduccionista que hace Freud.

 

XIII.Cristo: la tradición abrahámica versus el Edipo occidental greco-cristiano.

            En el Evangelio de San Juan 8, 31-59, aparece con bastante claridad una posición de Jesús identificándose con Isaac:

"Ustedes serán mis verdaderos discípulos, si guardan siempre mi palabra; entonces conocerán la verdad y la verdad los hará libres".

Ellos respondieron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie, ¿por qué dices que llegaremos a ser libres?

"Jesús contestó: "...yo sé que ustedes son hijos de Abraham. Pero también veo que ustedes quieren matarme, porque mi palabra no halla acogida en ustedes...

Ellos le contestaron: "Nuestro padre el Abraham".

Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham, imitarían a Abraham. Pero ustedes quieren matarme por ser hombre que digo la verdad tal como la oí de Dios: ésta no esla manera de Abraham. Ustedes hacen lo mismo que hizo su padre".

Ellos respondieron: "Nosotros no somos hijos ilegítimos, no tenemos más que un solo padre, Dios".

Jesús les dijo: "Si Dios fuera el padre de ustedes, ustedes me amarían, porque yo salí deél y vengo de parte de él. ¿Por qué no entiende mis palabras? ¿Por qué no pueden aceptar mi mensaje?

Ustedes tienen por padre al Diablo, y quieren realizar los malos deseos del diablo: él, desde el comienzo, es asesino de hombres... Pero les aseguro: El que guarda mis palabras no morirá jamás".

Los judíos le dijeron: "Ahora sí sabemos que eres víctima de un mal espíritu; Abraham y los profetas murieron, y tú dices: Auien guarda mis palabras jamás verá la muerte. ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió, al igual que los Profetas? ¿Por quién te tienes?

Jesús les contestó: "...Referente a Abraham, el antepasado de ustedes, se alegró al pensar que vería mi día. Lo vió y se alegró".

Los judíos replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¡y dices que has visto a Abraham!

Jesús contestó: "Les aseguro que antes que Abraham existiera, Soy Yo".

Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

            Podríamos decir entonces que Jesús considera que la fe de Abraham consistió en no haber matado a su hijo sino en haberlo preservado.

            Dicho episodio, en el cual Jesús se escapa, tiene la misma estructura que aquel que termina con su muerte. Aquellos que tenían esa otra fe que implicaba la voluntad de matar -contraria a la de Abraham- dicen que en realidad están afirmando la ley y ejecutan ese acto extremo con la mediación de los Romanos.

            Ese propósito, por otro lado aparece ya la primera vez que Jesús va al Templo, cuando pone al pobre en el centro y desplaza al libro. El pobre (A'ni, oprimido) que era la evidencia de que el plan de Dios nose cumplía y el libro, que era la condensación del discurso del Templo y que por otro lado no se leía sinóque sólo se escuchaba la interpretación del Sumo Sacerdote.

            Cristo es asesinado por ese motivo, pero se encubre con el pretexto del respeto a la ley. Esto es útil para pensar sobre el sentido de la ley cuando se transforma en lo que mata al sujeto, en ley de muerte. A esto se opone la libertad respecto del sometimiento a la ley, como un ir más allá de la ley cuando se trata de la afirmación de la vida (27).

            Esto a su vez puede relacionarse con la teoría de San Pablo sobre la ley, quien habla de la ley y normativas instituídas. De la ley como contracara de la estructura. De esa manera, cuando la estructura implica el "pecado", implica a la vez la inversión dela defensa de la vida por la muertre, por lo que el pecado opera a través de la estructura y su ley y no a través de la transgresión de la ley.

            En ese sentido, en su esencia, esa ley construída por el Templo, retomada por teorías como la de Hobbes, ley de las sociedades despóticas y aún del mercado, es la ley signada por una ética de muerte. Es ley que mata.. Ley absoluta. Es la ley del Sanedrín, del inquisidor, del déspota y del empresario, que despide sin causa, no le importa la polución  o que sus obreros se maten por falta de seguridad, con tal de aumentar su tasa de ganancia. Esto implicaría una especie de "ascesis del mal", ese mal imbricado en lo estructural que legisla y destruye a aquel que no cumple.

            Esa acción se realiza sin concienciadel sentido mortal que contiene, del sentido destructor, aún cuando se vean sus efectos, como herejes y brujas quemados, poblaciones exterminadas por la evangelización-colonización, pueblos destruídos por las obligaciones de la deuda externa, muertos en nombre del mercado, muertos y desposeídos por los poderes de la tradición cristiana (28).

            Podría decirse que esas acciones destructivas, que no conllevan conciencia de "pecado" y que la mayoría de los núcleos eclesiales han promovido, con el paso del tiempo se fueron secularizando y constituyendose en violencia instituída en el poder del Estado y sus delegados operando en la legalidad o fuera de ella (terrorismo de Estado, violación de derechos humanos).

            Las iglesias han tenido que legitimar esa ley instituída, cuyas raíces ideológicas y políticas son esa inversión del mito fundante Abrahámico y por la incorporación de aspectos del mito griego. Esa ley se legitima por el padre que mata a su hijo.

            La muerte de Jesús se reinterpreta según esos cánones en los que se incluye la ley del pago de la deuda. Deuda que solo la sangre del hijo puede saldar. Lay "justa que mata". Como el Edipo, Jesús no tiene escape.

            Esa interpretación sacrificial de la muerte de Jesús se completaría hacia el siglo XI con San Anselmo, momento en el que se van dando las condiciones del surgimiento de la sociedad burguesa, que se iría consolidando varios siglos después.

            "Ese Edipo occidental arrasa al mundo. Convierte su sometimiento a la ley en agresividad absoluta contra la resistencia  a la ley", y ha conformado la estructura del sujeto de la sociedad occidental, "que hoy se lanza a destruir la humanidad entera junto con la naturaleza (29).

 

XIV. Una posta en el proceso de secularización: Hobbes.

            Hobbes podría tomarse como analizador de un proceso de articulación entre la postulación de una ley absoluta, la instauración del soberano por derecho divino, lo natural de la estratificación y la violencia por un lado y por otra atisbos de una secularización y de democratización, por lo menos en la afirmación de que ese "soberano" puede ser una persona, con consejo de aristócratas o elegidos en otros estamentos sociales.

            Es significativo que a las pocas páginas dedicadas a estos últimos aspectos se le opongan más de trescientas dedicadas al análisis de sectores del texto bíblico destinado a reafirmar cerradamente el lugar del rey por derecho divino, no sólo como soberano del poder civil sino también del poder religioso.

            Quizás los fuertres sacudimientos sociales y sus contingencias personales ligadas a ellos, dado que vivió desde su infancia en el seno de las pirámides sociales aristocráticas que vieron cambiar sus estatus una y otra vez, lo llevaron a variar sus posiciones, desde la postulaciónde un absolutismo definido a uno matizado, que introduce en su pensamiento un margen de ambigüedad considerable. No es casuel que se lo ubique entonces como reformulador de la teoría absolutista, hasta como antecedente del socialismo (30).

            De todos modos, aún con los matices que introducen sus ideas sobre el soberano en su posibilidad de constitución por la participación de sujetos ajenos a la aristocracia, los supuestos básicos de su pensamiento son demasiado fuertes como para que restan dudas respecto del tema de este trabajo. El egoísmo, el deseo de poder, la vanidad como motores de la vida social y el soberano como ordenador absoluto por un lado y la condición de súbdito, del individuo -no de ciudadano-, sino súbdito, una vez que el soberano queda instituído, aliena totalmente su autonomía al poder absoluto del ejercicio de la violencia por el Estado-soberano. En él aparece el carisma de derecho divino, todas condiciones claras para su ubicación en esa línea de pensadores que, si bien abren perspectivas por un lado, terminan por cerrarlas por otro.

            De esta manera podría decirse que los mitos fundantes: padre que mata al hijo y que dará lugar al de la sociedad-ley que se arroga el derecho de matar a sus hijos, junto con la idea correlativa de sociedad estratificada, de explotación-distribución injusta de la riqueza se sostienen claramente.

            Página aparte merecen sus análisis del texto bíblico, extraordinariamente obsesivos y como tales, girando siempre en un círculo que se cierra -improductivamente- en lo mismo. A menudo contradictorio en un párrafo que sigua a otro, pero que en fin, giran en torno a que el soberano civil tiene delegación divina, lo cual lo ubica por sobre las iglesias, pero que consecuentemente, imprime profundamente en la instancia civil, un sentido teológico.

            Cuestión no agena por otro lado a nuestros teóricos y legisladores que edificaron nuestras instituciones políticas en las cuales, a partir del lugar que se le da al juramento con el libro sagrado, al ugar que se le otorga a la iglesia católica y al carisma de la investidura presidencial y a otras, la sacralización de ese lugar del "soberano", ha estado siempre asegurada. No por nada hay autores que afirman, como es el caso de C.Castoriadis, que la democracia representativa construye una nueva aristocracia en la figura del legislador (31).

 

XV. De Darwin a Lévi-Brühl - Le Bon - Freud.

            En otro trabajo (32) introduje un fragmento de Darwin que decía: "Son los hombres más degradados del mundo..(por la)..perfecta igualdad que reina entre ellos". "Parece imposible que el Estado político de la Tierra del Fuego pueda mejorar en tanto no surja un jefe provisto de un poder suficiente para asegurar la posesión del progreso adquirido. Actualmente, si se da a uno deellos una pieza de tela, la desgarra en pedazos y cada cual tiene su parte. Nadie puede ser más rico que su vecino. Por otra parte, es difícil que surja un jefe mientras todos estos pueblos no adquieran la santa idea de propiedad. Idea que les permitirá manifestar su superioridad o acrecentar su poder". (Charles Darwin: En tierra del fuego. 1833).

            Creo que estas ideas impregnan el pensamiento de otros autores fundadores delas ciencias sociales como Compte y Spencer, pero me detendré un poco en dos autores que me parecen paradigmáticos y que se los sitúa en el terreno de la psicología social y de la amtropología. Ellos son Lévi-Brühl y Le Bon y nos permitirán observar como esas significaciones imaginarias sociales milenarias son también retomadas por ellos y luego por Freud.

            Introduje este análisis en un antiguo trabajo al cual me remito para otras consideraciones (37). Le Bon afirma que "la acción inconsciente de las masas, sustituyendo la actividad consciente delos individuos, es una de sus principales características", "su dominación representa siempre una fase de barbarie". Cuando se constituye una muchedumbre organizada, "la personalidad se desvanece, los sentimientos y las ideas de todas las unidades son orientadas en una misma dirección". Esas muchedumbres pueden componerse de individuos presentes en un lugar o dispersos y abarcar hasta un pueblo entero.

            Entre sus caracteres específicos afirma que "hay muchos, tales como la impulsividad, la irritabilidad, la incapacidad para razonar, la ausencia de juicio y de espíritu crítico, la exageración de los sentimientos y otros muchos,  se observan igualmente en los seres que pertenecen a formas inferiores de evolución, tales como la mujer, el salvaje y el niño"(34).

            Para Le Bon, gobernar una sociedad civilizada implicaba un grado de racionalidad y cultura que sólo podía encarnarse en la aristocracia intelectual y si bien veía el peligro de la democracia y aún del comunismo, mantenía la esperanza de que las élites volverían a resurgir. La enorme repercusión que tuvo su libro "Psychologie des foules" (1895), en las élites intelectuales y gobernantes de u tiempo, muestra que era lo que necesitaban para legitimarse, unos en el campo del saber o otros en el campo del poder.

            La antropología tradicional, impregnada de nociones evolucionistas más o menos groseras, adquirío su forma más expresivas en algunas ideas de Lévi-Brühl. Afirmaría que los primitivo s tienen una mentalidad atrasada, irracional, prelógica, sincrética, son como niños en relación con los civilizados europeos. O sea que al igual que Le Bon para las "masas", Lévi-Brühl atribuye a los primitivos una cualidad general de inferioridad.

            Implicó también una obra de legitimación de la colonización porque Europa, desde esa perspectiva tenía hasta una "obligación moral" de ocupar esos territorios para "civilizarlos" y "cristianizarlos".

            En fin, interesa señalar que esas concepciones cumplen funciones complementarias en cuanto a la legitimación de las relaciones de dominación y explotación al interior de los Estados y otra para legitimar las relaciones de dominación hacia los países colonizados.

            Las ideas de "civilización y barbarie" entre nosotros quizás puedan estar emparentadas con esas tesis anteriores, dado que la educación y la cultura en Argentina y en otros países americanos estuvieron signadas por esos mitos que las oligarquías autóctonas adoptaron y promovieron, aún cuando pudieran encontrarse voces como la de Sarmiento, cuya ubicación, en cuanto a su referencia de clase tendría matices particulares.

            Freud retoma las ideas de Le Bon en "Psicología de las masas y análisis del yo" de manera no crítica y suscribe principalmente esa idea de la inferioridad de las mases y también de los primitivos, de la mujer y del niño. Por otro lado, si tomamos sus ideas sobre el parricidio, podemos concluir que son tan endebles como las de Hobbes cuando habla de la transición de los primitivos al Estado. Quizás se podría pensar que ambos ignoraban los complejos mecanismos socioculturales de esos pueblos antiguos (nómades incluídos) que regulaban la vida social, y especialmente aquellos destinados a rechazar la constitución del Estado, lo que llevó a uno a reivindicar la lectura más reaccionaria posible de los textos bíblicos y al otro a la descalificación dela capacidad de razonamiento y organización de los pueblos primitivos. En este contexto, también es inadmisible la tesis de Freud sobre la "horda primitiva" porque, mito y todo, es difícil pensarla en sus términos.

            Luego, la teoría del Edipo constituye un complemento de las anteriores. Al respecto remito a las consideraciones anteriormente expuestas en este trabajo y agrego que podríamos incluir la necesidad de reflexionar sobre el significado de las instituciones piramidales-verticalistas del sistema capitalista, con su función de registro o control, contención, disciplinamiento, en la que se puede inscribir una teoría como la del Edipo en cuanto a sus efectos sobre el sujeto (35).

            Según la profunda crítica que hacen Deleuze y Guattari en el Antiedipo y otros textos, la palicación de esa teoría sin reflexión crítica, conduce al psicoanálisis a constituirse en una práctica reaccionaria en tanto colabora a reconstituir en el sujeto mismo una estructura despótica como refracción de despotismo estructural social hoy reforzado con el proceso de reconversión del sistema.

            Concluiríamos entonces que en ese transcurrir de milenios, desde los relatos y textos mitológicos y religiosos, pasando por filósofos, fundadores de la teoría política y teorías sociales comola psicología social, la antropología, la sociología y el psicoanálisis, analizados con referencia a los ejes que consignamos como mitos fundantes (padre - derecho y justicia - pobreza y riqueza), lo que no niega que en otros aspectos algunos de ellos hayan aportado ideas progresistas, se ubican preferentemente en la categoría de intelectuales "tradicionales".

 

XVI. Las otras lecturas.

            Junto con esa "otra lectura" de textos religiosos, fui consignando las lecturas, comentarios y críticas de autores que se ubican en una posición diferente a la del pensamiento tradicional. Tomé con más detalle los mitos fundantes en su vertiente religioso-mitológica debido a que, por su permanencia desde hace milenios, se han instalado fuertemente en el imaginario social. Pero es importante señalar que existen aportes de autores que apenas he introducido, como Castoriadis, Deleuze, Guattari, Laclau que, entre otros, están conformando un pensamiento potente y con una influencia que se va extendiendo o en todo caso van coincidiendo, más allá de los ámbitos académicos, con lo que postulan organizaciones y movimientos sociales de significativa presencia en la vida contemporánea.

            Respecto de la vertiente más cercana a lo religioso-teológico contemporáneo, es dable consignar que en Latinoamérica existen varios centro de investigación y organizaciones que extienden sus estudios a la problemática actual en sus cruzamientos con las dimensiones económicas y políticas, cuyos efectos sobre la vida social es muy interesante (36).

 

XVII. Nota final.

            Sólo resta decir que he esbozado algunas ideas que resultan sólo un punteo para la reflexión en extensión y profundidad de esta problemática. Su objetivo ha sido más bien comenzar a organizarlas para su continuidad en otra investigaciones y complentarlas con otras. En esta categoría se encuentran dos materiales redactados en base a lo desarrollados en dos conferencias. Uno es Cambio cultural, instituciones y sujetos (Congreso Regional de Cultura. Junio de 1995. Reconquista. Santa FE), y el otro Discurso Jurídico, Instituciones, Subjetividad  (Seminario de Posgrado sobre Discurso Jurídico y Subjetividades. Facultad de Psicología. U.N.R. Junio de 1995.

            Por otro lado, se ha desarrollado otros avances en el Seminario de Posgrado Relación mito-historia en la constitución de ámbitos institucionales.

 

Referencia bibliográficas:

 1. Gramsci A.: Cuadernos de la Cárcel.

 2. Ascolani A.: Los terrores del déspota. Inédito.

 3. Castoriadis C.: La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona. Tusquets.

 4. Ascolani A.: Derivas...de la psicología al análisis institucional. Rosario. Ed. de las Sexta.       

     Segunda Edición. 1997.

 5. Castoriadis C.: El hombre fragmentado. Bs.As. Caronte. L994.

 6. Mayr F.: La mitología occidental. Barcelona. Antropos. 1989.

 7. Ascolani A.: Derivas...cit.

 8. Lapassade G.: El analista y el analizador. Barcelona. Gedisa.

 9. Galassi S.: ¿Quién es nuestro Dios? Córdoba. Centro Tiempo Latinoamericano. 1995.

10. Mezzacasa F.: Historia de Dios y de su pueblo. Bs.As. Centro Nueva Tierra.

11. Hinkelammert F.: La fe de Abraham y el Edipo occidental. San José de Costa Rica. 1991.

12. Mayr F.: ob.cit.

13. Génesis 26; 47 (13-26). Ex. 3 (1-12). Jueces 8 (22-35).Samuel 2 (12-36).

14. Reyes 10 (14); 16, 17, 18, 19, 21 (1-26). Samuel 7 (12-36).

15. Nehemías 10 (29-40). Lev. 1-27. Núm. 1-10. Sac. 13 (2).

16. Ascolani A.: Los terrores...cit.

17. Hobbes Th.: Leviatán. México. F.C.E. 1992.

18. Ascolani A.: Siempre habrá pobres entre ustedes. En: Derivas...cit.

19. Galassi S.: ob.cit.

20. Génesis 26.

21. Hinkelammert F.: ob.cit.

22. Hinkelammert F.: ob.cit.

23. Hess R.: El analizador en la institución. En: Lapassade G.: cit.

24. Mayr F.: ob. cit.

25. Vernant J.P.: Edipo sin complejos. En: Varios: Debates sobre psicología, filosofía y marxismo.

     Bs.As. Amorrortu. 1973.

26. Vernant J.P.: ob.cit.

27. 28. 29. Hinkelammert F.: ob. cit.

30. Lamanna E.: Historia de la Filosofía. Bs.As. Hachette. 1964. Tomo III.

31. Castoriadis C.: El hombre...cit.

32. Ascolani A.: Una experiencia grupal-institucional. En Derivas...cit.

33. Ascolani A.: Funciones complementarias de las teorías sobre "Psicología de las masas"y de la

     "Mentalidad primitiva". En: Derivas...cit.

34. Le Bon G.: Psychologie des foules. Paris. PUF. 1963.

35. Deleuze G. y Guattari F.: El antiedipo. Barcelona. Barral. 1974.

36. Hinkelammert F.: La idolatría del mercado. Córdoba. Centro Tiempo Latinoamericano. 1993.

     Julio de Santa Ana: El concepto de sociedad civil. San Pablo. CESEP. Boletín XX. Octubre de

     1994. Traducción de A.Ascolani: circulación interna Cátedra de Institución y Sociedad. Facultad

     de Ciencia Política y RR.II. UNR.

 

                                                             __________________

 

 

 

Alberto S.E.Ascolani

 

DISCURSO JURÍDICO, INSTITUCIONES, SUBJETIVIDAD  *

 

 

En primer lugar quiero agradecer la invitación y la presentación. En algunas ocasiones como ésta pensé que las presentaciones en general, dicen algo así como «el todo que es» aquel a quien se presenta, constituyendo quizás una autorización que no deje lugar a dudas. Pero en este caso ello me hace sentir un poco incómodo porque es un tema dificultoso. Yo conozco algo sobre la problemática de lo institucional, pero, pero aquella del discurso jurídico, los abogados presentes seguramente han de conocer mucho más que yo, como así también los psicólogos que trabajan en ese campo.

En algún punto puedo manifestar reflexiones, que en cierta manera son las de un diletante y no de un especialista. No sé si ello implica una dificultad porque pensar estas cuestiones implicaría un enfoque transdisciplinario, al menos como yo trato de pensarlo. Es decir, un lugar donde lo que se podría intentar es la ruptura de los límites disciplinarios. Si nos ubicamos en una disciplina como puede ser el Derecho o la Psicología, cada una de ellas establece un régimen de visibilidades y otro de decibilidades, por los cuales habrá cosas que se puedan ver o decir, pero a su vez establecen aquellas cosas que no se pueden ver ni decir. En este sentido, hablar de este cruce de disciplinas podría implicar un esfuerzo por romper e ir más allá de esos límites.

Con ello, entramos en el tema de las leyes y las transgresiones. Tema dificultoso, acentuado porque no ha habido un tiempo histórico suficiente para que se haya podido desarrollar, tanto lo que sería el trabajo transdisciplinario en la práctica como en el medio académico universitario. En la Universidad, estamos muy atrazados. Por ejemplo, los cursos de posgrado y especialmente las maestrías y doctorado recién están surgiendo en Rosario, cuando ya en otras universidades vienen funcionando desde hace mucho tiempo. Otra dificultad es que, por tratarse de un seminario multiparticipado sólo se puede informar del estado de la cuestión desde diferentes perspectivas. En mi caso, lo es desde un tamiz que va desde mis obsesiones hasta algunos acontecimientos que me las conmueven y hacen que me corra un poco, para volver...y así siguiendo.

Había pensado partir precisamente de algo que para mí funcionó como un acontecimiento que me llevó a reflexionar. Se relaciona con lo que voy a leer y que he tomado de materiales periodísticos. Uno de los artículos, «El precio de la libertad», dice así: «...el restablecimiento del grillete en Alabama es el último de los escalones descendentes de una progresiva barbarización, tanto en las cárcelas como en la sociedad norteamericana de lo que las primeras dan un testimonio más elocuente. Estados Unidos tiene una población carcelaria de 1.100.000 personas, sin contar 440.000 detenidos temporales, cifra que representa uno por cada 160 habitantes, cuatro veces más que Canadá y catorce más que Japón. Se trata de la proporción más alta del mundo, 426 prisioneros por cada 100.000 habitantes. El crecimiento de la población en las prisiones es del 13% anual. Si esto debiera resolverse con la construcción de prisiones, implicaría gastar 100 millones de dólares por semana. Las cifras no cierran aunque se hayan gastado 33.000 millones en construir nuevas cárceles en los últimos siete años y se gastaron otros 20.300 en mantener las poblaciones del sistema. El resultado es que las cárceles están superpobladas. Las sentencias son muy largas. El número de prisioneros se duplicó entre el 80 y el 90, mientras la tasa de delincuencia es igual y adquiere proporciones alarmantes. En Estados Unidos se cometen 35 millones de actos criminales cada doce meses...».

Esto es lo que pasa en un país central, pero veamos algo que nos concierne de cerca. En este otro artículo, tres jueces reclamaron por las condiciones de detención de los menores. Se titula «Jóvenes enlas mazmorras». En una carta dirigida al Gobernador Reutemann, estostres jueces deRosario adviertieron sobre la crisis institucional que existe en la condición de detención de los menores transgresores, calificando a la situación como pavorosa, dramática e insistenible y compararon algunos lugares donde son llevados los jóvenes que delinquen con mazmorras (1).

En función de nuestro tema se me ocurrió que si hablamos, por un lado de aparato carcelario y aparatos jurídico-forenses, vemos que tanto en un país central, como en uno periférico como es Argentina, están en una situación de estallido. En estos y otros artículos, como así también en entrevistas televisivas, lo que salta a la vista es que los juicios son de una cantidad inabarcable. Esto tiene que ver con instituciones del Estado y pensé que se podría hacer una relación de esos aparatos concretos con la problemética de la legislación, o en todo caso con la figura del legislador como institución, con la de la ley, la de los delitos y a partir de ahí, el interrogante sobre el lugar en que queda el sujeto.

En cuanto a la legislación, podemos plantear que ahí también encontramos dificultades y voy a dar algunos ejemplos. Uno tiene que ver con nuestra parroquia -lo institucional-, y otro que tiene relación con lo que se ha estado legislando en los últimos tiempos con respecto a las delimitaciones de las incumbencias profesionales de algunas profesiones. Es interesante analizar como la realidad, en muchos casos, va mucho más rápido, si tenemos en cuenta que hay incumbencias profesionales que figuran en varias disciplinas. Precisamente, la cuestión de lo institucional es uno de los núcleos en el que se está dando esa «transgresión»ante la legislación y la práctica, porque efectivamente, figura como incumbencia profesional en Psicología, Ciencias de la Educación, Comunicación Social, Trabajo Social, etc.

Aquí aparece una especie de desfazaje que es refracción de considerar las disciplinas en forma cerrada cuando, en realidad, la práctica nos está planteando que tenemos que funcionar en formas abiertas, a partir de los posibles atravesamientos representados por distintas acciones profesionales que puedan encarar una misma tarea (2).

Respecto de la ley, propondría imaginar dos polos virtuales. Creo que la ley que ha tenido su mayor vigencia en la historia de las sociedades occidentales, sería aquella que no contempla al sujeto. Aclaro que digo «ley» en su sentido jurídico y en un sentido más amplio que luego trataría de explicar. Ese es un de los polos. Una ley sin sujeto diríamos que es una ley que mata. Ella tiene que ver con la seguridad de los legisladores, de los jueces y de quienes trabajan en esas instancias, porque la ley lo dice todo. En el otro extremo, estaría la ley que contempla al sujeto. En este caso, tendría que ver con lo que preserva la vida, que es la ley que va a funcionar en sus instancias prácticas con menos seguridad y con un componente de incertidumbre mayor.

San Pablo dice que la ley mata. Cuestión nada sencilla para pensar y que incluso puede chocar, como me pasó a mí leyéndolo (3). Por ello es necesario saber en qué sentido se lo dice, y ello implicaría una investigación del origen y del transcurso de este problema a través de la historia y de su vigencia hoy. Efectivamente, lo importante de la cuestión, es que tiene vigencia pero con poca conciencia. Es decir, nosotros somos ejecutores de muchas acciones u omisiones que tienen que ver con la ley que mata sin que tengamos conciencia de ello porque es un efecto   estructural. Este cometido me ha llevado a hacer un recorrido sobre la problemática del derecho y la justicia en relación con la religión, la política y la economía, analizadas en sus implicaciones mutuas.

Por ser discursos que han sido y siguen siendo bases de  algunos aspectos de nuestra vida social que acá tocamos, he seguido algunas cuestiones en la historia del pueblo hebreo a partir de la lectura del Antiguo Testamento y del Nuevo, elementos de la mitología griega, de la filosofía y algunas conexiones con el nacimiento de las teorías políticas y sociales. Estas últimas implicaron una secularización del pensamiento teológico pero a su vez lo integraron. Integración que permanece también en nosotros aunque no lo pensemos. En cuanto a su desarrollo en mayor extensión me remito a un trabajo anterior (4).

Siguiendo, con relación al delito, hay algunas reflexiones interesantes que podríamos hacer. Desde el discurso popular, vemos ejemplificada una primera aproximación cuando decimos, porque así nos vemos afectados por él, que hay una ley que funciona para cierta gente y para otra no. No funciona para el delito de «guante blanco», pero sí funciona para los «ladrones de gallinas». Sin embargo, aún a este respecto se han producido variaciones que quizas tengan que ver con el aumento en el número de ciertos delitos,  complicidades y  corrupción, elementos que he tomado colateralmente en el trabajo titulado «Democracia, ciudadanía, exclusión»(5). Allí planteo que existe una gran cantidad de delitos que han pasado a una especie de circuito donde no son punidos, como es el robo de pasacassetes, electrónicos y otros, que tiene una derivación interesante desde el punto de vista de lo que va del delito mismo a la corrupción en ciertas instituciones y ligado al mismo tiempo a la problemática del mercado, donde son comercializados a un precio menor. Creo que esto opera como una especie de transacción entre la ley y los aparatos del Estado en relación con una clase que tiene acceso a estos objetos por intermedio de un atajo, porque de otra manera quedaría excluída.

Respecto de la situación de estallido del aparato jurídico hay problemas que tienen que ver con la lentitud de su accionar, con metodologías inoperantes aún vigentes e incluso con la paralización que se produce en muchos casos. Respecto del aparato carcelario, agregaría la imposibilidad de la institución de contener una nueva realidad que ha aparecido, como lo prueban las declaraciones de estos jueces de menores cuando plantean que ya hace mucho tiempo que recurren al Gobernador, al Ministro de Justicia y ven que este reclamo ya no funciona más y que los van a dejar de hacer.

Lo que interesa es que plantean alternativas, como el trabajo con organizaciones no gubernamentales y con movimientos sociales. Esto apunta a una cuestión nuclear, dado que modifica una relación estructural importante, cual es la relación entre Estado e individuo, e introduce a la sociedad civil con una categoría y una presencia diferente a otras coyunturas.

En el cuadro presentado inicialmente quedaba la pregunta por el lugar del sujeto. En este recorrido hemos visto que aparecen espacios de alienación social que adquieren caracteres específicos en esta coyuntura de reconversión del sistema capitalista de la cual tanto se habla. Por un lado un sujeto alienado en su satisfacción, como diría Galbraith, y en el otro los alienados insatisfechos que no pueden conseguir lo que necesitan para vivir dignamente.

Nos preguntamos también con qué otros elementos se podrían analizar estas instituciones que están en una situación de crisis tan agudas, qué es lo que puede ayudar al reprocesamiento y la renovación de las mismas y especialmente en lo que hace a la problemática de la subjetividad. Precisamente habría que decir algo sobre éste término. No lo tomo en el sentido de aquello que pertenece a un sujeto individual sino que hablo de subjetividad como efecto colectivo que recorre estructuras y máquinas sociales y que no tiene que ver sólo con aquello que está encarnado en un sujeto. En todo caso ese sujeto individual es el soporte que hace que esto aparezca de una determinada forma en la realidad.

Tratando de significar y transmitir algo en relación con este tema, escribí el trabajo «Ciudad: los caminos del esquizo»(6), donde me imagino una escena que representa una situación conflictiva entre sujetos que sitúo en tres lugares diferentes: en una aldea primitiva, en una ciudad medieval y en una metrópolis contemporánea. Trato de reflexionar cómo sujetos que se cruzan en una situación puntual, parecida, en realidad funcionan con subjetividades deferentes, efecto de máquinas sociales que los determinan de distinta manera.

Cuando me refiero a estructura socio-institucional, estoy significando algo que siempre está fallado. Estas, y las máquinas que las componen, generan sujetos. Este sujeto siempre es un sujeto mítico, porque lo que el mismo asume como tal, nunca es absolutamente lo que la máquina prescribe con su régimen. Siempre aparece un plus. En tanto sujeto mítico, aparece también cerrando ficcionalmente la brecha de la estructura.

Si queremos generalizarlo diremos que el mito siempre surge como intento de soldadura ficcional de las brechas de la estructura. Esto hace decir a algunos autores como Deleuze-Guattari y especialmente Laclau, que la sociedad solamente se puede expresar como una imposibilidad objetiva (7). Las estructuras son falladas porque siempre hay algo que las niega y al negarlas las constituye.

Estas ideas presentan dificultades y pueden dar lugar a malentendidos. No lo planteo desde un pensamiento dialéctico. En general, cuando uno dice «negación», ello remite a dialéctica. En todo caso el pensamiento dialéctico puede ser útil para pensar ciertas cuestiones del proceso social, pero no específicamente para esto. Porque si hablamos de una brecha en la estructura y de una negación desde el pensamiento dialéctico, estaríamos planteando en realidad que la relación surge desde adentro.

Esta idea en cambio, plantea que lo que niega es una negación radical que viene de afuera de la estructura misma. Pero tampoco implica la vuelta a un pensamiento mítico-religioso en sentido de atribución de ese lugar a una causa heterónoma, eterna, siempre ahí, igual a sí misma o desplegándose de alguna manera en la historia. Acá queremos significar que lo que está afuera puede ser un posible, lo que en el sujeto o en las máquinas sociales surge como deseo, como utopía, lo que las máquinas mísmas producen negando su propio régimen, acontecimientos que surgen como impensados.

En la coyuntura histórica actual, en este contexto que algunos llaman capitalismo mundial integrado y otros desorganizado, en su   funcionamiento, se ha ido acentuando lo que puede expresarse como producción diagramático-rizomática. Una producción que no está programada en todos sus términos, que no permite saber lo que va a ir surgiendo o desarrollando en ciertos sectores del sistema porque se producen excrecencias, multiplicidad de cosas que van surgiendo y que son esos acontecimiento e impensado (8).

Esto nos hace pensar que el movimiento profundo del sistema capitalista es un movimiento entrópico, lo cual parece cierto, dado que tiende a una producción que se monta sobre la producción misma sin detenimiento. Pero si esto fuese sólo así, el destino sería el estallido del sistema. Hay cuestiones que hacen pensar en esto: la irracionalidad de la producción, la contaminación, el recalentamiento del planeta, la erosión de las tierras, están diciendo algo sobre este funcionamiento entrópico autodestrucivo del sistema.

En este sentido de su accionar, podríamos traer a colación al mercado, que significa claramente este funcionamiento diagramático donde supuestamente nacide tiene que decir lo que se tiene que hacer, como una cuestión de principio. Mito largamente sostenido y siempre fracasado porque a lo largo de la historia de la humanidad el mercado nunca ha podido autorregularse. Los milagros siempre pueden ocurrir después de milenios, pero creo que nadie lo cree, ni siquiera los Cavallo o el Fondo Monetario.

Lo que se hace en realidad es establecer mecanismos de contención. Por un lado se dice que el mercado debe ser libre pero por otro se erijen instituciones de control de todo tipo, que son encargadas de establecer barreras al funcinamiento entrópico y a su vez producir disciplinamiento y control social. En este momento, precisamente, creo que puede observarse un movimiento de cambio de una sociedad que podría haber sido significada como lo hace Foucault, como principalmente disciplinaria a una sociedad que se va volcando al control (9).

La desorganización del sistema y la necesidad del control están produciendo una redespotización de estructuras institucionales, lo que puede observarse claramente en el sector de la producción, donde las nuevos leyes laborales, la precarización y otros cambios conllevan dicha redespotización que da a quienes detentan los poderes institucionales, mayor discrecionalidad (10).

En este punto podemos observar otra dimensión de la ley. Estas son leyes sociales que procesan y producen efectos concretos. En esta perspectiva podemos decir que la ley mata. En Argentina mueren 17.000 niños por año por causas evitables en su mayoría. De aquí a fin del milenio se calcula que van a morir en el mundo 100.000.000 de seres humanos por enfermedades curables, lo cual no es metafórico sino real.

Teniendo en cuenta estas realidades, habría que establecer una reflexión para saber que, del aparato jurídico, avala de alguna manera esta idea de que la ley mata y por otro lado, que puede accionar en relación con la preservación del sujeto. Que es lo que podría hacerse para que la ley mate cada vez menos y preserve al sujeto cada vez más. En ese sentido, creo que el trabajo de ustedes es muy difícil, porque necesariamente un juez, por ejemplo, no puede ser el que se allane absolutamente a la ley, sino que tiene que ser capaz de transgredir si es necesario, para preservar al sujeto. Hace algunos años, un juez me decía, a raíz de unos documentos de una causa de miles de páginas, sobre un sujeto que cerca de diez años antes había sido acusado de un delito sexual, que se encontraba en una disyuntiva así. El sujeto, luego de esos hechos, se puso de novio, se casó, tuvo hijos, trabajó normalmente y se convirtió en un sujeto «readaptado». En esos momentos el juego tenía que comunicarle el cierre de la causa. El me decía: ¿qué pasaría si no le mando la comunicación formal? Se enterarían todos y yo le arruinaría la vida. Lo que tengo que hacer es transgredir esas normas y arreglármelas para que esto se cierre en forma mas o menos clandestina porque es lo que él se merece. En fin, yo como juez tengo que convertirme en transgresor porque todo esto, este enorme expediente y los procedimientos que implicó, dicen que esto es perverso. Me podría haber dicho también que ahí había un grado de perversión tal que si él obedecía a la ley, mataba al sujeto.

En relación con las instituciones entonces, si había dicho que la estructura es fallada, aquellas, desde su aspectos estructurales no pueden ser pensadas de otra manera. De un lado tenemos lo instituído, que es lo legalizado, estabilizado, que tiene vigencia, poder y efectuación social a través de todas las legalidades. Del otro lado tenemos lo instituyente, aquello que siempre ejerce un grado de oposición a lo instituído. Desde lo instituído tendríamos la ficción de la totalidad y enfrentado a ello tendríamos que la institución solo puede pensarse como totalización en acto, pero no como totalidad. De un lado la idea de unidad y la referencia a lo Uno y del otro la referencia a multiplicidades que son irreductibles a lo Uno. De un lado la causa heterónoma, externa, transcendente y del otro la inmanencia de la causa. De un lado el poder concebido desde un centro y del otro el poder como diseminado en todos los lugares de la estructura. De un lado la permanencia, del otro la transitoriedad. De un lado la seguridad, del otro la incertidumbre. De un lado la ley absoluta que mata y del otro la ley que permite la libertad.

Cuando hablaba de Estado, sociedad civil e individuo, quería decir que esta intermediación de la sociedad civil, nos permite remitirnos a organizaciones obreras, organizaciones no gubernamentales, movimiento sociales en su lucha para lograr el surgimiento de nuevas regularidades, leyes de costumbres y en casos leyes jurídicas, que sitúan el lugar de nuevos sujetos sociales que se han colocado en ese enfrentamiento con las leyes vigentes, con las leyes instituídas y a las cuales no reconocen, posicionándose como sujetos de otras determinaciones.

Esto implica reflexionar sobre la  cultura, sobre nuestras bases estructurales que vienen de miles de años. Nosotros somos un país joven , pero tributarios de los miles de años de cultura de los países imperiales que nos han colonizado y nos siguen colonizando y del imaginario social que se ha ido construyendo en todo ese proceso.

Es necesario hablar entonces de las significaciones sociales imaginarias vehiculizadas en los discursos ideológicos, filosóficos y aún científicos. Entre ellas quizás las más importantes se refieran a los mitos fundantes, porque estuvieron desde el principio pero además porque nos fundan en forma constante desde el proceso social. Es lo que no cambia en relación con el cambio social, sean los nacimientos o modificaciones de instituciones y al mismo tiempo, nos fundan como sujetos cada vez que decimos una palabra.

En el trabajo que mencioné, «Poder, mitos, teorías sociales, subjetividades», he trabajado los mitos del padre, los que se refieren al derecho a la justicia y los que remiten a las ideas de pobreza y riqueza. Estos tendrían que ver con otro aspecto de la justicia como lo es la justicia distributiva. Dichos mitos se entrelazan porque aquellas vertientes discursivas que los han ido generando fueron tramadas a su vez por las otras. De acuerdo a como se hayan trabajado estos discursos a través de la historia, a como hayan sido escritos, pero fundamentalmente, a como hayan sido leidos, se pueden pensar en ellos como generadores y legitimadores de formas sociales que implicaron e implican dos proyectos contrapuestos.

Una forma que ha sido dominante a través de la historia y que se ha llegado a pensar como «natural», es aquella que afirma que toda sociedad tiene que tener líderes carismáticos, que tiene que ser estratificada, con instituciones de estructura piramidal, jerarquizadas y la otra, que nos viene a hablar de la posibilidad de una sociedad predominantemente horizontal. En el primer tipo de sociedad se encuentran todas aquellas tradicionales que ubican la causa en Dios. Causa suficiente y absoluta, que llegan a la actualidad como es el caso de Iran como tipo extremo, donde se puede ver la relación entre poder sacerdotal y poder político constituyendo una unidad, donde esta supuesta causa externa se halla totalmente presente y actuando en el seno mismo de la sociedad (11).

Otro caso sería el de las sociedades faraónicas, donde la figura del Faraón, que significa primogénito, puede ser ubicado como deidad o que se halla allí por derecho divino. Figura que se impondrá luego en las sociedades occidentales con los gobiernos de la aristocracia. Pero aún si consideramos a la democracia calificada o representativa, vemos que en realidad generan nuevas aristocracias. Aquel que es elegido en nuestras democracias se convierte en una especie de aristócrata porque se hace cargo de la delegación de un poder absoluto, dado que no puede ser refutado. A esto se le podría oponer por lo menos una democracia que incluya la posibilidad de la refutación de los mandatos. Luego tendríamos las democracias semidirectas o directas, con lo cual nos ubicaríamos en el contexto del otro proyecto (12).

Las significaciones sociales imaginarias funcionan efectivamente con relación a primer polo virtual, porque a lo que tendemos es a pensar en la imposibilidad de una sociedad horizontalizada y por ende, tampoco en instituciones con esas características. Esto es así aún cuando la historia ha mostrado que hay experiencias en ese sentido. Experiencias que fueron destruídas por distintas causas, pero sobre todo por una principal que tiene que ver, no con su fracaso, sino con su éxito. Otras, por procesos históricos muy complejos, como es el caso de la sociedad hebrea creada después del Exodo, período histórico muy interesante y muy reprimido por el discurso religioso, nunca transmitido, que yo sepa, por la pastoral, sea católica o protestante.

Se trata que después del perído de Egipto y del estado de esclavitud del pueblo bajo la égida de los Faraones, cuando se produjo el regreso, se organiza una nueva sociedad. Era una sociedad horizontalizada. Hecho significativo porque la sociedad faraónica era totalmente verticalizada. El pueblo, debido al sufrimiento grita, dice el texto. Dios lo escucha y les promete la tierra. Lo interesante es que en realidad, salvo dos, ninguno pudo llegar a la tierra prometida. ¿Podría interpretarse quizás que Dios prometió la tierra, pero a aquellos que aceptaron la esclavitu se la negó? ¿No será que esto, que ocurrió hace 4.000 años también puede valer para nosotros, sumergidos en este mundo de posibilismo, pragmatismo, vale todo resignación y relaciones carnales...?

En esa nueva sociedad se suprimieron las cuatro instituciones fundamentales: el almacén, la primera que surge cuando empieza la acumulación; el cuartel, segunda institución para aquellos que tenían que dedicarse a cuidar el almacén; la tercer es el templo, que debía dedicarse a legitimar la acumulación y la explotación, es decir lo que conllevaba a la expropiación a los productores, porque justamente ciudad significa «muro», un muro que significó la separación del lugar de la acumulación de aquel de la producción; y la cuarta es el palacio del administrador, que tenía como función registrar, contabilizar y dirigir ese proceso.

En la sociedad posterior al Exodo, se suprimen estas instituciones, la ciudad es dirigida por un Consejo de Ancianos, la producción se guardaba solamente en el periodo que iba de una cosecha a otra, donde se realizaba una gran fiesta para tomar y comer todo lo que se podía. Se guardaba lo necesario para llegar a la otra cosecha y lo demás se destruía. No había sacerdotes, aunque sí levitas, que tenían un lugar de mayor igualdad o incluso de menor grado de condiciones de vida que el pueblo. No había ejército profesional, aunque sí un ejército popular. Eran tiempos de mucha movilidad, había nomadismo, se sufrían ataques con cierta frecuencia. En esos casos había una organización en el momento, donde los más capaces se hacían cargo del mando. Luego volvían a sus vidas cotidiana (13).

A través de los tiempo y aún en este siglo, experiencias de horizontalidad institucional se han dado una y otra vez en ejemplos muy significativos.

Pero volvamos a la cuestión de las leyes que nos rigen. Leyes en sentido de lo que produce efectos en la vida social, leyes de costumbres, consuetudinarias y también en el sentido de leyes jurídicas. Sería interesante volver al mito del padre para observar su vigencia como idea de lo absoluto que se encarna en la figura del presidente, del legislador, del juez. En fin en qué medida sigue existiendo la idea del carisma, de derecho divino, de poder absoluto puestos en esos lugares. Pero también es necesario analizar donde se han ido limitando dichas asignaciones y qué cosas deberían seguir modificándose.

Dichas asignaciones aparecen en el discurso social y político, a veces de manera tragicómica. Por ejemplo, hace unos años se difundió reiteradamente un comunicado del COMFER, que decía: «no consuma radio clandestina, porque ello ofende la investidura presidencial». Era cosa de no creer. Lo que esto parece decir es que si usted transgrede lo que hace es ofender a aquel que tiene el carisma sagrado, casi se diría que ofende a Dios, pensamiento de neto corte religioso mezclado en el discurso político y expresado a través de leyes, reglamentaciones y costumbres.

Un problema entonces es como se piensa el derecho y la justicia en relación a la posibilidad de un corrimiento del lugar de este padre absoluto, filicida y el derecho que pueda ser construído y participado por el pueblo.

El otro eje es el de la riqueza-pobreza. Interesa aquí la revisión que parte de estos textos que todavía nos determinan en nuestras significaciones imaginarias. En otro trabajo tomé el caso del presidente Menem cuando intentó justificar su proyecto económico aduciendo que la Biblia dice que «siempre habrá pobres entre ustedes». Me remito a ese análisis donde tomo referencias que muestran que la Biblia no dice eso. Que en realidad se trata de una traducción incorrecta. Lo que debería leerse, por el contrario, es que siempre habrá disminuídos, pero que no debe haber desposeídos porque en ese caso el plan de Dios no se cumple (14).

La problemática del derecho y lajusticia se liga a todo esto y continúa a través del tiempo, desde el nacimiento de la teoría política hasta nuestros días. Aparece en Hobbes, considerado como uno de los padres de la teoría política, quien en quizás su libro más importante, el Leviatán, dedica más de la mitad del mismo, unas 350 páginas, al análsiis del texto bíblico para justificar una de las lecturas que dice que la justicia la establece Dios y al hombre le queda sólo ser justo. En realidad, en los libros proféticos se puede leer otra cosa, esto es que el pueblo debe hacer el derecho y la justicia. Planteos que se fueron matizando y en los textos escritos sobre todo en el período de Salomón, aparece aquello de que es Dios quien hace la justicia.

Queda por analizar entonces como se fue pensando esta cuestión. Ese periodo se caracteriza por políticas cada vez más exigentes, explotadoras y represoras, especialmente a través de las obligaciones tributarias, donde precisamente se manifiesta una relación muy estrecha entre el poder político y el templo. Este, como intermediario de la recaudación, se constituye en articulación con un proyecto político que excede la idea de que Dios hace la justicia. Cabe agregar que Salomón fue el primer rey que instauró tributo un sistema de explotación total aún con su propio pueblo. Los reyes anteriores, incluído David, lo habían hecho con otros pueblos.

Esto tiene que ver con la famosa cuestión del padre, que aparece como mito fundante en la mayoría de los pueblos de la región y que tiene como característica la noción de un asesinato del padre por el hijo y viceversa. Mito también «naturalizado» en el nivel de las ideologías básicas que nos constituyen a nosotros y  de ciertas teorías sociales y teorías políticas que lo refuerzan. Lo trágico es que ese mito que dice que el padre puede matar a su hijo, se traslada a que la sociedad puede matar a sus hijos.

Nuestro mito fundante en el orden judeo-cristiano es el mito de Abraham. Posteriormente, esto se mescla con los mitos griegos que culminan en elmito freudiano del Edipo. El mito fundante occidental, que tendría que ver más con el mito griego, ubica al padre en el poder de matar al hijo.

En el mito fundante hebreo aparece que Dios pide a Abraham que lleve a Isaac a un monte y lo sacrifique. Con la aparición del ángel, en lugar de sacrificar a su pripio hijo lo hace con un cordero. Pero la realidad de la ley de ese tiempo es que los padres tenían ya ese poder e incluso debían sacrificarlos en determinadas circunstancias. Era una ley instituída. A partir de allí podemos pensar que si estaba instituído que el padre debía sacrificar al hijo, ¿qué sentido tendría que Dios se lo pidiera?

Loque se puede suponer es que en realidad, Abraham se negó a matar a su hijo y por haberse negado y haber presrvado a su hijo, Dios lo coloca en el lugar del padre del linaje. Esta interpretación tiene por lo menos un grado mayor de rezonabilidad que la contraria. Otro episodio que puede apoyar esta interpretación se refiere a que luego Abraham se traslada a Bersebá, lo que puede leerse como algo lógico, como un exilio al que se ve obligado por haber desobedecido la ley. Abraham se había sentido libre de transgredir la Ley para preservar la Vida, que por otro lado es este imperativo que estoy tratando de referirlo a nuestra propia realidad (15).

Esto plantea la disyuntiva que nos sitúa constantemente frente a esta a veces conflictiva relación entre Ley y Vida. Lo importante es poder reflexionar en el horizonte de aquellas leyes del sistema que funcionan específicamente matando al sujeto, a veces apoyadas en el sistema jurídico. No implica poco esfuerzo y riesgo entonces ser libre para transgredir la ley si ello implica preservar al sujeto.

En el artículo ya citado, «Instituciones, leyes y formas de la transgresión», diferencio una transgresión perversa de aquella que implica ir contra la ley para superarla, desde el ejercicio de nuestra libertad, instaurando una que vá más allá. La trangresión perversa, por el contrario, implica aceptar la ley y al mismo tiempo negarla. El sentido de transgredirla está en poder gozar con ese acto, precisamente a partir de la percepción de la ley vigente en el horizonte. Para el perverso, si la ley no se halla en esa posición no puede gozar.

Si pensamos las contradicciones institucionales, si analizamos los movimientos reales de la historia y la vida institucional, tendremos que plantearnos siempre que en todo momento estará la posibilidad de la transgresión, a veces la necesidad y otras la exigencia de la misma.

Ya que estamos acá, diría que un caso es el de la Universidad. Si ésta no fuera una institución transgresora, no tendría sentido que existiera. La Universidad tiene que transgredir, tiene que violar los conocimientos existentes para poder negarlos, proponer otros, crear, organizarse hacia nuevos conocimientos y prácticas.

Para cerrar podría recordar unas palabras que tiene la edad de algunos siglos, vigente hoy para nosotros, cuando, entre la ley que , se pretende instaurar y nosotros como sujetos de y en la Universidad, aparece unanueva contradicción: «...nosotros queremos una filosofía libre, una libre investigación científica. Vosotros imponéis a una voluntad de opresión. Nosotros queremos la autonomía del pensamiento y de la ciencia respecto de toda autoridad religiosa, civil o académica. Vosotros queréis sofocar toda manifestación del espíritu. Esta universidad no abierta a todos no es juesta. Las cátedras a los sabios, no a los dogmáticos. Los bancos a quienes aman la ciencia. Una enseñanza verdaderamente libre. Una sociedad en la cual el trabajador manual y el del ingenio sean honrados en la misma medida. ¡Solo así podrá nacer el hombre nuevo!».

Esto sigue con este juicio: «Giordano Bruno, acusado de apostasía, herejía, de enseñanza contra la religión, blasfemia, de conspiración contra la Iglesia y el Papa»(16)

Conclusión: Giordano Bruno es quemado en la hoguera. Giordano Bruno, sujeto libre, es muerto por la ley.

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Referencias: 

(1)  Artículo de Página 12: El precio de la libertad. 5-5-95; y de Rosario

      12: Jóvenes en las mazmorras. 4-6-95.

(2)  Ascolani A.: Instituciones, leyes y formas de la transgresión. Rosario.

      Artemisa. 1994.

(3)  Hinkelammert F.: La fe de Abraham y el Edipo occidental. San José.

      Costa Rica. Ed.DEI. 1991.

(4)  Ascolani A.: Poder, mitos, ciencias sociales, subjetividades. Inédito.

(5)  Ascolani A.: Democracia, ciudadanía, exclusión. En: Derivas...de la 

      Psicología al análisis institucional. Rosario. Artemisa. 1995.

(6)  Ascolani A.: Ciudad: los caminos del esquizo. En: Derivas...cit.

(7)  Laclau E.: Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo.

     Bs.As.Nueva Visión. 1990.

(8)  Deleuze G.y Guattari F.: Mil Mesetas. Barcelona. Pre-Textos. 1988.

(9)  Deleuze G.: Posdata sobre las sociedades de control. Montevideo.

      Nordam Comunidad. 1991.

(10) Ascolani A.: El colegio de... En: Derivas...cit.

(11) Castoriadis C.: La institución de la sociedad y la religión. En: Los

      dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto. Barcelona. Ge-

      disa. l988.

(12) Castoriadis C.: El hombre fragmentado. Bs.As. Altamira. 1990.

(13) Galassi S.: ¿Quién es nuestro Dios? Córdoba. Tiempo Latinoamerica-

      no. 1995.

(14) Ascolani A.: Siempre habrá pobres entre ustedes... En: Derivas...cit.

(15) Hinkelammert F.: La fe de Abraham y el Edipo occidental. Cit.

(16) Del guión de la película «Giordano Bruno», de Giuliano Montaldo.

 

                                      

Rosario, junio 30 de 1995.

 

* Escrito con base en la desgrabación de una exposición dentro del Seminario de Posgrado: Discurso Jurídico y Subjetividades. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Rosario.

 

 

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       Cambios socio-históricos, instituciones, subjetividades

 

 

 

Antes de comenzar, cuando el presentador me preguntó por mis antecedentes, de acuerdo con lo que había escuchado anteriormente le hice referencia sobre los diplomas que tengo, mis actividades principales actuales y que en realidad yo era especialista en cuestiones generales y carpintero. Aclaremos, lo de especialista en cuestiones generales era un chiste, pero como todo chiste contiene algo de verdad, quizás no como realidad, aunque sí como anhelo. Pero dije «ser carpintero» y esto es lo que he venido haciendo desde que empecé a caminar, que todavía no he abandonado y espero continuar.

 

Ahora bien, si se entendió como una actitud demagógica por tratarse de una jornada donde hay artistas y artesanos, quiero aclarar que no es así. En mi caso, yo diferencio lo que tengo de lo que soy. Promediando los venticinco y más adelante obtuve algunos diplomas y he realizado prácticas relacionadas con unos u otros, pero insisto, desde chico mi ser se fue haciendo entre maderas. Era algo que venía de mis abuelos, mis tíos, mis primos mayores y mi padre y eso hace a mi ser. Quizás podría haber roto con ello, pero no he querido o no he podido. Para reafirmar esto, acompaño un escrito que hasta ahora conocían sólo algunos íntimos y que habla de ello, ya que, en tratándose de un congreso de cultura, no está demás incluir algo que quizás pueda ubicarse desde el lado de la creación estética, aún cuando creo que las cuestiones teórico-conceptuales no son ajenas a ello.

 

Por otro lado, matizar la solemnidad de la presentación tiene la intención de instalar un interrogante sobre esta institución del congreso, la jornada y la presentación. Siempre se siente como necesaria la palabra de alguien que parece estar  más allá y se lo presenta como una especie de «todo que es». Yo quise decir que no soy todo eso, que soy un poco de eso y otras cosas, como corresponde a un sujeto generado por el sistema capitalista. Quizás también romper con eso que en lo imaginario social aparece como la necesidad de diferenciar ese nivel de la palabra que puede dar «el especialista» y la palabra que pueden dar los demás. Yo les digo con toda convicción que si ustedes producen en los grupos, lo que decimos acá habrá tenido sentido, sinó serán palabras llevadas por el viento.

 

Bien, me habían pedido hablar sobre el tema de los cambios socio-históricos y sus efectos sobre las instituciones y la subjetividad. Quiero tomar lo que se visualiza como grandes cambios, algunos dicen cambios radicales. Al respecto se escucha mucho la referencia a la reconversión del sistema capitalista. No hay dudas que son cambios, especialmente en desarrollos tecnológicos y organizacionales. Pero quisiera que también nos interroguemos sobre cuestiones que hacen al imaginario social que no parecen haber cambiado significativamente.

 

La reconversión, el término más en uso para mencionar esos cambios tiene muchas caras. Su aspecto más amplio quizás se refiera a un nuevo estadío en que se encuentra el sistema, que ha pasado de un proceso que apuntaba al control de resortes de producción, finanzas, leyes, etc. en territorios cada vez mas amplios hacia el exterior de los países centrales, hacia la periferia. Ahora nos encontramos en una fase en que, ya cubierto ese control y ocupado prácticamente todo el globo, se da la necesidad de una reconversión y control hacia adentro.

 

Dicho control algunos lo plantean como mundialización, como se dijo acá antes y significa una especie de proceso de desterritorialización, una anulación de territorios singulares a partir de la captura por el sistema de la dinámica de los procesos sociales, las relaciones, los intereses, lo deseos de la gente, apuntando a muchas cosas y entre las cuales una es fundamental, ya mencinada aquí, que es la del consumo.

 

Otra de esas caras está representada por los sistemas productivos. Un pasaje de medios dominantemente mecánicos a medios signados por otras tecnologías, electrónicas, informáticas, robóticas, con su incidencia en la mano de obra, entre otras.

 

Otra es la organizativa y especialmente la tendencia a la eliminación, en muchos ramos, de grandes stoks y al consecuente cambio de objetos producidos de acuerdo a las circunstancias.

 

Esto, junto con lo anterior ha producido un efecto, la tendencia a aplicar la denominada «reconversión laboral», que entre nosotros recién está comenzando pero que marca fuertemente la dinámica de los países centrales. Esto plantea la exigencia de una formación menos unilateral que permita el pasaje a diferentes tareas, problema bastante complejo y que se ha ido procesando con grandes diferencias en distintas regiones. Pero el problema más grave para nosotros es la precarización laboral. Se quiere hacer aparecer esto como una consecuencia fatal aunque no es así. En otros lugares ello ha funcionado de otra manera a partir de brindar compensaciones a quienes quedan fuera del circuito productivo y especialmente brindarles otras posibilidades laborales. El problema quizás no sea tanto la reconversión, sino la manera salvaje en que se implementa entre nosotros.

 

Otro es el cambio o mejor acentuación del proceso que yo denomino «lógica del producir para tirar». Yo diría que es el principal callejón sin salida que tiene este sistema. ¿Qué significa esto? Que las instituciones de producción generan cada vez más productos efímeros. Y estos mismos medios, como los medios masivos de comunicación principalmente,  promueven la creación de una subjetividad inherente al mundo contemporáneo que nos lleva al deseo básico de consumir siempre objetos nuevos. La idea es que cuando alguien ha comprado algo que deseaba tener, inmediatamente le pondrán por delante otro que supuestamente supera al que tiene. Entonces se produce esa consecuencia que es la de producir no para el objeto dure y se siga usando, sino para que se use lo menos posible y se lo tire.

 

¿Por qué es un callejón sin salida? Porque con esta lógica es imposible para cualquier sistema económico producir objetos para todos. Fatalmente hace que la producción sea cada vez más concentrada para una parte cada vez menor de la población y que la otra parte, mayoritaria, quede excluída porque sería imposible que todos entraran en ese proceso de gozar de objetos que se usan y se tiran. Por otro lado, la imposibilidad reside también en que en ese caso los residuos serían imposibles de reducir y cubrirían todo.

 

Dicha lógica sería entonces una de las dimensiones más fuertes y más claras de la producción de exclusión. Y acá tenemos que decir que ese efecto implica la exclusión de ser ciudadano, haciendo una extensión de dicho término a los derechos que van más allá que los incluídos tradicionalmente. Nosotros estamos formados en una institucionalidad socio-política que habla de los derechos ciudadanos en ese nivel. Pero creo que hoy debemos hablar de ciudadano como ser sujeto de ciertos derechos que tienen que ver con la posibilidad de vivir dignamente, es decir, del que está incluído en el intercambio y posesión de bienes que hacen a ese derecho.

 

Con respecto a la exclusión y a los mecanismos que la producen y a otros que la sostienen, creo que es importante reflexionar sobre ciertos fenómenos que se pueden observar en todos lados aunque son más evidentes en los grandes conglomerados urbanos. Se trata que problema de que el excluído, en ciertas circunstancias, desaparece de la percepción. No se trata ya de que se los vea y se los esquive, sino que hay un fenómeno nuevo que remite al hecho de que ese ser puede transitar sin siquiera ser percibido.

 

Esto aparece de muchas maneras, pero hay una película cuyo título es «Efectos especiales» que lo ejemplifica magistralmente. En una secuencia aparecen dos personas, una pareja, que son perseguidas y recalan en un túnel de una gran ciudad donde se encuentran, en medio de una semipenumbra, con gente que vive allí. Para continuar con su huída, cambian de ropa. Dan la propia y se visten con la de dos de esos miserables que viven en ese submundo. En la escena siguiente, la cámara enfoca una vereda en una calle muy transitada, donde en primer plano hay una parada de ómnibus y gente esperando. De pronto se abre una reja en el piso y de ese agujero comienza a salir gente. Los que están allí o transitan parecen no verlos. Particularmente un hombre que está muy cerca con las manos en los bolsillos esperando el ómnibus y sigue ahí sin moverse ni tener ningún gesto, mientras la gente le pasa por el costado o por detrás.

 

Quizás ustedes lo puedan tomar como idea porque tiene que ver con el trabajo de creación cultural también, que para nosotros está signado no por lo efímero, sino por lo que permanece. Porque eso tiene sentido para nosotros y no lo hacemos para tirarlo ni para que aquellos a quienes los damos hagan lo mismo. Y debemos tener en cuenta por último que esa lógica del producir para tirar objetos tiene un correlato siniestro que es el producir para tirar personas. Es decir, hacerlas desaparecer de diversas maneras, desde las más cruentas a las más simbólicas, según hemos visto (1).

 

Creo que ello es importante por lo que aquí se habló respecto de la defensa frente a esos cambios, frente a esas grandes máquinas que trabajan en el sistema social y que tienen más que ver con la muerte que con la vida.

 

Esta cuestión de la ciudadanía también está implicada en otros cambios que la pueden tomar en otra perspectiva. Por un lado se observan ciertos avances en relación con la institucionalidad, con la promoción de derechos sociales que vienen principalmente de la lucha de sectores de la sociedad civil (que es algo de lo que hay que hablar), pero que tienen una contraposición con lo que yo denomino la redespotización de las estructuras institucionales, especialmente en las instituciones de la producción y también en las educativas entre otras, porque el sostenimiento de lógicas de exclusión y de su control exigen que las estructuras verticalistas tengan que reafirmarse. Tensión y aún contradicción muy fuerte que se va a seguir sintiendo con mucha fuerza de aquí en más (2).

 

En fin, estos cambios, tomados en otra perspectiva, nos permiten también observar la producción de un abismo de clases, con la degradación de la clase media en muchas regiones y la creación de clases marginadas y desposeídas que van en aumento. Fenómenos que van dando lugar a un proceso muy preocupante que ha sido dado en llamar «nueva edad media» porque genera en las clases satisfechas  la construcción de ciudadelas de diverso tipo rodeadas de muros reales o virtuales que dejan a los demás afuera y expuestos a todas las indigencias (3).

 

Bien, esto tenía por objeto señalar algunos efectos negativos o preocupantes de estos procesos de reconversión, que son más conflictivos  por la forma particular de aplicación del modelo en algunas regiones del planeta.

 

¿Cuáles son las defensas posibles?

Había mencionado a la sociedad civil, cuestión importante para avanzar sobre las figuras tradicionales de la oposición entre Estado e individuo. La sociedad civil aparece como una cuña que ha ido desarrollando una presencia mayor y con singularidades en las últimas décadas respondiendo a la acción de organizaciones no gubernamentales y sobre todo a los movimientos sociales. Creo que los movimientos de acción cultural se incluyen en este sector. Algunos por sus objetivos directos de creación cultural y otros porque a través de la defensa de ciertos derechos producen también un efecto de creación cultural. Si tomamos por caso los movimientos de defensa de los derechos de la mujer, veremos que fueron produciendo, a través de distintas etapas históricas  ese sujeto, que en las estructuras tradicionales estaba relegado en ciertos aspectos de la vida social, con menores derechos civiles,  sin derecho al voto, con una ubicación desvalorizada en el mundo del trabajo, etc., de pronto aparece como presencia diciendo que como sujeto se opone, que no cree, que niega los valores vigentes, se afirma y se sostiene afirmando que los valores en los que cree son otros y lucha para que estos sean aceptados por todos. Este proceso de inclusión de lo nuevo, que incluye institucionalizaciones en algunos casos, implica creación cultural en tanto aparición en el discurso social de algo nuevo, diferente.

 

Cuestión importante a tener en cuenta es que precisamente los procesos de creación cultural y específicamente la imposición de ciertas presencias en la vida social, siempre preceden a la institucionalización, que a veces se produce con mucho retrazo.

 

Son analizadores significativos de ciertos cambios que también se dan en aparatos del Estado. Días pasados aparecieron declaraciones de jueces de menores del sur de la Provincia en las que planteaban la situación de estallido en que se encuentra la administración de la justicia y especialmente del sistema carcelario. Incapacidad para abarcar la demanda de juicios y en los casos en que se producen resoluciones, no saber que hacer con los imputados, muchos de los cuales debían ser devueltos a sus casas porque no había lugar donde ubicarlos. Cuando les preguntaron que hacían al respecto, respondieron que tenían que pensar las cosas de otra manera, porque luego de años de peregrinación por los ministerios y otros aparatos del Estado, se dieron cuenta que cuando iban a esas oficinas los funcionarios no los escuchaban.

 

Ante la pregunta sobre qué hacer, respondieron que ahora trabajan con organizaciones no gubernamentales y con movimientos sociales, es decir, con la comunidad. Pareciera que este es un analizador importante en esta coyuntura, entendiendo analizador como un acontecimiento que revela la verdad de la estructura socio-institucional oculta hasta ese momento. Significativo porque surge del riñon de los mecanismos de control del sistema y que indican que allí algo se está rompiendo, algo está estallando y está lanzando estos analizadores que dicen que hay realidades nuevas que es fundamental desarrollar para que la sociedad puede seguir existiendo (4).

 

Es decir, la defensa de la sociedad no pasa entonces en lo que a nosotros respecta, por los grandes centros ni los grandes aparatos, sino que pasa por todas las periferias posibles que por otro lado son aquellas donde nos encontramos siempre. Por ello esto da sentido a la defensa de los valores regionales, la creación cultural en regiones que puedan defender los rasgos de la propia identidad formada a partir de la propia historia y que puedan afirmarse a partir de lo nuevo que vayan creando desde el seno de la vidad social, en relación a la defensa de sus derechos pero también a la promoción de ellos mismos como sujetos humanos.

 

En ese sentido es fundamental lo que puede ser la creación con los medios tradicionales en lo que hace al arte, a la artesanía y a otros emprendimientos.  Precisamente  acá hay grupos que no son sólo comisiones que se arman para crear un teatro de ficción, sino que  están trabajando en producciones reales.

 

Pero también me parece fundamental el aprovechamien to de los nuevos medios técnicos como es la microutilización de nuevos medios de comunicación, elementos importantes para el diálogo entre los grupos que están trabajando en la producción cultural y la transmisión de sus experiencias. Además estos son también importantes para transmitir la idea que en el acto mismo de la producción se pueden vehiculizar ciertas reservas que son vitales a afirmar y redimensionar en nuestra sociedad, como son la ética de la solidaridad, la creatividad, la libertad, la justicia, el respeto a las diferencias, que es lo que se produce siempre cuando existe un trabajo de igual a igual, de unos junto a otros.

 

Vinculada a estas ideas deseo trabajar una experiencia que a mí me resulta impactante. Decía en el esquema que envié que «no hay límite al resurgimiento del sujeto cuando está la voluntad de no dejarse estar, de no caerse», e incluía un ejemplo que podría pensarse incluso como un proceso de autoconstrucción, de autocreación de un sujeto, el ciruja, tomando la experiencia de Rosario, pero que muestra un avance interesante a nivel del país.

 

¿Por qué este caso? Porque es aquel más descalificado, aquel que vemos con aprehensión o que ni siquiera vemos cuando somos tomados por esa interceptación perceptiva de la que hablamos antes. A veces dudamos sobre cuál es su condición como sujeto porque está como metido en lo más degradado, la basura, que nosotros rechazamos, expulsamos y con lo que no queremos tener el mínimo contacto.

 

Pero en el trabajo de la gente que está con ellos y de ellos mismos han ido apareciendo movimientos muy importantes, porque esa actividad surge de un lugar de cierto individualismo de aquel que cayó en ese espacio (que en realidad era una especie de no lugar) y comenzó a defenderse como pudo para lograr algo y sobrevivir. Un cierto individualismo que poco a poco en algunos casos y en forma significativa ha ido pasando de esa posición a una de cooperación y organización, a la conciencia de que se trata de un trabajo y que ellos son sujetos con derechos que deben defender.

 

También han surgido conexiones y diálogos entre distintos grupos en la ciudad y por último se fue conformando un movimiento nacional. He traído un video producido en una de esas cooperativas donde podrán ver que en una secuencia aparecen fragmentos de diálogos y opiniones interesantes en el primer congreso de cartoneros del país (5).

 

¿Qué quiero decir con esto? Que desde ese lugar de desecho social, aparece la autocreación de un sujeto que se hace conciente de sí mismo, que comienza a defender valores que aparecen muy claros, con reflexiones muy profundas sobre lo que él es, de lo que implica su obligación respecto de los hijos, de los valores de la familia, del respeto a los derechos de los otros, del valor del trabajo. Quizás esto sea difícil de pensar desde afuera, pero si se los escucha, uno puede llegar a admirarse de la sutileza, de los análisis críticos que pueden hacer y que implican verdaderos hallazgos en el sentido de producción de un verdadero análisis social.

 

Quería partir de este extremo relativo a una posición de aquellos que están desprotegidos, que son los más desfavorecidos y que sin embargo, sin ningún medio, están saliendo de ese lugar de descalificación para constituírse como sujetos que evidencian fuerza y valor extraordinarios. Frente a ellos, creo que nosotros estamos en mejores condiciones y lo que hacemos parte de dichas condiciones que sumadas, pueden constituir una enorme fuerza en relación a la defensa de la sociedad frente a los valores destructivos que están avanzando a partir de la ética de un mercado despótico que se quiere imponer.

 

Nos habíamos preguntado que es lo que está cambiando y lo dijimos varias cosas, pero precisamente lo que no cambia es lo que está a la base de esa ética del mercado. Esa ética no es algo nuevo sino una especie de culminación, de extremo de una de las dos éticas fundamentales que han estado en lucha desde el principio de nuestra historia judeo-cristiana o judeo-greco-cristiana-romana, si ustedes quieren.

 

Aparece ya en los primeros tiempos, incluso en el nivel de lo escrito en algunos textos religiosos. Textos significativos que quiero tomar porque se trata de un pueblo, uno de los primeros que escribió su historia, que hizo la memoria de su pasado y en los que pueden leerse estos proyectos. Uno puede leerse principalmente en los textos proféticos y permiten tomar algunos ejes para el análisis. Es interesante tomar las problemáticas del derecho y la justicia, de la pobreza y la riqueza y del problema del padre.

 

En estos textos puede leerse que el proyecto de Dios dice que el pueblo tiene que hacer el derecho y la justicia, que el pueblo tiene que velar para que todos tengan lo que necesitan para vivir dignamente y establecer las leyes que rijan esa distribución justa de la riqueza y todas las leyes de convivencia necesarias. Pero cuando se restaura el sistema de los reyes que culmina en Salomón, aparece otra versión que dice que es Dios quien hace el derecho y la justicia y al hombre no le queda más que obedecer esto que supuestamente Dios dice, pero que en realidad es la palabra de los sacerdotes del templo, los escribas que en ese momento culminante de lo escrito dependían de Salomón, el rey más despótico y sanguinario que tuvo Israel, el que impuso el sistema tributario más expoliatorio. Esto puede ser corroborado por un analizador fundamental de ese texto que es el famoso número 666, el número de la Bestia.

 

¿De dónde sale ese número? Significa el peso del tributo en oro que se le daba a Salomón y que correspondía a su propio peso. El peso de Salomón significa esa figura del mal pero nosotros hemos aprendido la otra versión que lo coloca como un gran rey sabio.

 

Este tema se relaciona a su vez con la cuestión de la pobreza y la riqueza que ha significado en la Iglesia Católica y en otras una lucha que lleva siglos y aún no termina. Lucha que ha tenido sus momentos, a veces de conflictos entre teólogos y otras que llegó a producir verdaderas masacres humanas.

 

Quiero tomar algo que está vigente entre nosotros, que está metido en nuestro imaginario y aparece una y otra vez en los discursos pastorales y políticos. Me refiero a la afirmación de que la Biblia dice que «siempre habrá pobres entre ustedes». Aparece en el Antiguo Testamento y en los Evangelios. El problema nada menudo y que ejemplifica la cuestión de los proyectos enfrentados, es que hay allí un problema de traducción y de transmisión pastoral.

 

El Deuteronomio (15, 7) dice que siempre habrá disminuídos, pobres en el sentido de disminuídos, significando con ello a ciegos, sordos, paralíticos, huérfanos, viudad, figuras que aparecen frecuentamente en esos textos. Es decir, aún en la más perfecta de las sociedades siempre habrá este pobre que en la Biblia lleva el nombre de EBION, disminuído.

 

Pero ese texto dice también que A'ni, desposeído, no tiene que haber porque eso significaría que el plan de Dios no se cumple. Dicho término viene de una raíz que es aplastado, lo que indicaría a alguien que tiene capacidad de trabajo, de producción, de hacer por sí mismo pero no puede hacerlo porque alguien le quita esa posibilidad. Luego, lo que aparece en los Evangelios en boca de Cristo, está claro que tiene como referencia el Deuteronomio (6).

 

Esa traición al texto (aquí sí vale lo de traduttore-tradittore) llevó a una transmisión que lleva a que no nos hagamos demasiado rollo con esa cuestión porque si Dios dice que siempre habrá pobres entre ustedes, entonces los pobres que se las aguanten ahora, total luego van a ser premiados en el cielo.

 

El tercer eje para el análisis está constituído por otro de los mitos fundantes, el mito del padre. El padre del linaje judeo-cristiano es Abraham y ese lugar remite al episodio de la Biblia en que aquel fue llamado por Dios para que llevara a su hijo primogénito a un monte para sacrificarlo y que Abraham estuvo dispuesto a hacerlo (Gen.22, 1-19).

 

Pero existen estudios, análisis históricos, e investigacio nes que plantean que es difícil pensar que ese episodio haya ocurrido así porque en el tiempo de Abraham, o de algún personaje que pudiera encarnar esa figura simbólica, en realidad estaba establecido como ley el derecho del padre a sacrificar al hijo primogénito. Esto hace pensar que sería absurdo que en un contexto socio-cultural donde eso estaba establecido, Dios lo haya llamado para hacer algo que aparecería como algo casi único, casi inconcebible, cuando en realidad no era así.

 

Esto permite suponer que en realidad el hecho pudo ocurrir de otra manera, esto es, que Abraham haya sido el primer padre que se negó a sacrificar a su hijo, preservándolo de la muerte. Esto podría afirmarse a partir de otro episodio sugestivo que narra la decisión de Abraham de tomar a toda su familia y sus posesiones y trasladarse a Betsabá. Esta lectura permite deducir que, por haber desobedecido a la ley, por haber defendido la vida de su hijo se convirtió en padre del linaje. Resulta bastante lógico pensar que el padre de la familia, del linaje hebreo haya sido aquel que defendió a su hijo y no el que estuvo dispuesto a matarlo (7).

 

En fin, siguiendo estas líneas de análisis salen a la luz esos dos proyectos. Uno es el que dice que el padre tiene derecho a matar a su hijo, lo que se deriva en que la sociedad puede matar a sus hijos, que Dios es el que establece el derecho y la justicia y al hombre no le queda más que obedecer y por último que Dios dice que siempre habrá pobres, por lo que ellos deben resignarse y los demás gozar de sus riquezas sin remordimientos. El otro proyecto dice que el padre no tiene derecho a matar a sus hijos por lo que la sociedad tampoco lo tiene, que el pueblo es quien debe hacer el derecho y la justicia y que no debe haber pobres-desposeídos porque en ese caso el proyecto de Dios ha sido olvidado.

 

El análisis de estos textos, como los de la mitología y filosofía griega, el derecho romano y la mayoría de los discursos jurídicos posteriores, las teorías políticas y sociales, las estructuras institucionales hasta llegar a las ideologías que sustentan la ética del mercado,  muestran que los mitos fundantes que se han tomado han sido los del primer proyecto, y a tal punto, que aparecen como naturalizados en nuestro imaginario social. Todos nosotros siempre hemos creído que es natural que sea así, que toda sociedad tiene que ser estratificada, que todas las instituciones tienen que tener estructuras piramidales, verticalistas  y más o menos despóticas, que hay gente que es mejor que otra y que por lo  tanto tiene derecho a gozar de lo que goza, que los otros, por tener no se sabe qué defectos, tienen que sufrir lo que sufren con el consuelo de que van a ser premiados después.

 

Esto se refuta día a día por la realidad misma pero que nos cuesta percibir porque estamos dominados por eso que no cambia, el discurso de las instituciones de las diferentes formas del poder social, incluídos los medios de comunicación.

 

En oposición a ese proyecto, somos muchos los que creemos que el otro es posible. Somos los que creemos que el que trabaja y valora lo que hace, que valora la cooperación, la libertad, la aceptación de las diferencias y el debate, que está empeñado en crear aunque sea en lo mínimo, que las instituciones pueden ser diferentes, que la gestión conjunta es posible.

 

En fin, que esto no tiene que ver con puras utopías inmobilizadoras, sino que existen multitud de experiencias en el pasado que dicen que es posible. Experiencias que en su mayoría han permanecido ocultas o han sido deformadas. Para ello podemos volver a los textos bíblicos, a aquellos tiempos de la vuelta del éxodo cuando luego de la dependencia del Faraón y la esclavitud, cuando el pueblo llega a su tierra (pueblo o grupo, no sabemos y para el caso no importa tanto), lo que se establece es una sociedad igualitaria que dura prácticamente dos siglos.

 

Construyeron una sociedad que no se parecía ni a otras sociedades tradicionales ni a la egipcia, paradigma del verticalismo despótico. Era una sociedad sin almacén, es decir, sin lugar de acumulación; sin cuartel o sea sin lugar de los guardianes del almacén; sin templo, lugar de legitamación de la apropiación de los excedentes (había sí levitas que habían renunciado a muchas de las antiguas prebendas sacerdotales); sin palacio del administrador-jefe-rey porque la sociedad era administrada por consejos de ancianos.

 

Había cuatro períodos de recolección culminados los cuales se realizaban grandes fiestas, se acumulaba lo necesario para llegar a la próxima y lo demás se destruía.  Si eran atacados se constituía un ejército popular conducido por los más capaces, algunos de cuyos jefes fueron mujeres.

 

Sin embargo, también en nuestro tiempo hubo experiencias importantes que indican que toda esta otra forma de las instituciones y de la sociedad misma son posibles. Están las cooperativas de producción españolas, especialmente de la región de Cataluña que llegaron a tener un nivel de organización y de producción con tal éxito que tuvieron que ser destruídas, para lo cual colaboraron muchos: la Alemania nazi, la Italia fascista, Rusia, etc. Todos se unieron para destruir esas experiencias, no porque fracasaron, sino porque mostraron que una organización horizontal comunitaria, donde todos puedan participar porigual llega a tener un nivel de producción, tanto en lo económico como en otros aspectos que es casi impensable.

 

Es lo que hubo que hacer siempre, destruirlas porque lo que tiene que seguir vigente es la idea de que tiene que haber privilegios, tiene que haber aquellos que tienen más poder porque supuestamente tienen más capacidad, que tienen que dictaminar sobre la vida, organizar la vida de aquellos que no tienen derecho ni de pensar ni de opinar.

 

Creo que ustedes están en el camino y espero que sigan con este trabajo porque tiene el valor de defender lo mejor que la humanidad tiene.

 

              

*Versión corregida de la conferencia realizada en el Congreso Regional de Cultura. Reconquista. Santa Fe. 16-18 de junio de 1995.

 

Notas:

1. Ascolani A.: Democracia, ciudadanía, exclusión, En: Derivas...de la Psicología al análisis institucional, 2da. edición, Rosario, Ed. de la Sexta, 1996.

2. Ascolani A.: El colegio de...., En Derivas....cit.

3. Ecco H. y otros: La nueva Edad Media, Madrid, Alianza Editorial, 1974.

4. Ascolani A.: Discurso jurídico, instituciones, subjetividad, En este libro.

5. Video Alternativo Comunitario, Cooperativa de Cartoneros San José Obrero, Rosario.

6. Galassi S.: ¿Quién es nuestro Dios?Una lectura militante de la Biblia, Córdoba, Tiempo Latinoamericano, l9..

     Ascolani A.: Mitos, teoría social, instituciones, subjetividades, En este libro.

7. Hinkelammert F.: La fe de Abraham y el Edipo occidental, San José de Costa Rica, 1991

 

 

 

LOS TERRORES DEL DESPOTA

(y otros temas)

 

   I. El déspota, el sujeto y el humor.

   Desde hace tiempo, contingencias existenciales, en las que se incluyen también experiencias laborales, lecturas, relatos, me fueron llevando a relacionar estos términos y las realidades, a veces risueñas y otras siniestras que son su referencia.

   Como ocurre tantas veces, fueron acontecimientos que se constituyeron en lo que podríamos denominar «analizadores», es decir, algo que sucede en la cotidianidad institucional o en la vida social y que tiene el poder de revelar algo del orden de la verdad de la propia estructura que lo produce. Verdad la mayoría de las veces celosamente oculta por las diversas instancias instituídas a tal efecto.

(1).

   Dije déspota porque suele suceder que alguien aparezca en ese lugar, pero también podría decir «despotismo» si lo referimos a estructuras y mecanismos institucionales que pueden connotarse de esa manera.

   Y me quiero aproximar a una idea de sujeto en el sentido de aquel, individual o colectivo, que tiene capacidad de reflexión, de actuar con deliberación, de ser atravesado por lo que viene de sí mismo, con intuición, a lo que agrego el humor, en sentido de muestra de ingenio, agudeza, ironía y en casos, cierta gracia.

   Si digo reflexión-acción deliberada y por otro lado humor, podría aparecer hasta como una contradicción, pero no es así. Precisamente los dos primeros términos, que nos pueden lleva a pensar en lo «racional-voluntario», que por otro lado pueden ser aspectos pertinentes, no excluye dimensiones subjetivas que accionan desde alguna instancia más difícil de definir y en la que interviene la intuición, la sorpresa, el acontecimiento y que sin embargo, a la postre, no dejan de tener alguna razonabilidad (2).

    Pero creo que no es preciso abundar en definiciones, sino mejor referirme a algunos de esos acontecimientos que ultimamente me han llamado a estas reflexiones. En primer lugar quiero hacer referencia a una situación relatada con el título de «Chiste» en Página 12 del 7-1-95 y protagonizada por un personaje, bastante siniestro para mi gusto y al cual precisamente no puedo imaginar con un rasgo de humor. La noticia decía: «El Ministro de Justicia Rodolfo Barra llevaba largos minutos argumentando a favor de la Ley Mordaza contra la prensa, enviada por el Poder Ejecutivo al Parlamento, cuando, abrumado, el periodista de la Rock & Pop le preguntó:

- ¿Y para usted un chiste también puede constituir una injuria o una calumnia y ser castigado por ello?

- Sí, perfectamente -arremetió Barra-, e incluso más que una afirmación.» (el subrayado es mío.

   Este diálogo, por lo contundente y por la connotación de la respuesta, creo que puede tomarse como paradigmático de esta problemática. Porque hay una cosa que el poder despótico no soporta -alguna vez escribí que constituye su propio terror- es que un sujeto hable y diga que el es eso: un sujeto. Y hay otra cosa que constituye el paroxismo de lo insoportable, que ese sujeto muestre que es capaz de un acto de autonomía y creación a través del humor (3).

   Humor, chiste, acto de libertad insoportable, «tanto más que una afirmación».

   Creo que esto no se trata de literatura. Por el contrario, su referencia es una idea dura, difícilmente refutable hoy: la sociedad no es una estructura total ni totalizadora. Sus estructuras son «adolescentes», siempre son estructuras falladas, siempre dejan al descubierto hiancias, aperturas, quiebres que, cuando su conformación es despótica, intenta soldarlas por medio de una escalada que puede ir desde la erección de mitos, a la represión, hasta el terror. Es decir, acciona por medios que siempre intentan, inútilmente, neutralizar a ese sujeto (4).

   Es la eterna guerra entre lo inhumano-alienante y lo humano que siempre desea devenir, que ama lo diferente presente y por venir, que siempre tiene esperanza.

   Existe un libro de Anatoli Rubiacov titulado «El terror» y cuyo texto no he podido tener en mis manos, pero confío que esta referencia sea fiel. Relata en una secuencia situaciones ocurridas en la persecusión stalinista en Rusia. Un interrogatorio. El interrogador dice al prisionero que en una reunión se contó un chiste sobre Stalin (lo cual era un crimen). Este responde que el no lo contó. Entonces el interrogador le pregunta: ¿Pero, usted de rió?

   Tenemos entonces que en la versión Barra, Ministro de Justicia de Menem, el chiste es peor que  la afirmación y en la versión KGB, el reirse es tan criminal como decirlo.

   En otro campo, esta vez en una empresa privada, un empleado recibe una comunicación reiterada con datos de filiación equivocados y responde en un momento que si bien no sería tan desagradable responer a esas otras señas, él preferiría las suyas. Este «chiste»hace que el funcionario lo comunique y el sujeto sea llamado por su superior, quien le dice que la empresa no puede tolerar algo así, dado que lo haría merecedor del despido.

   Y en una empresa que fue estatal, hoy privatizada y convertida en un terrorífico feudo de este capitalismo salvaje que supimos conseguir, un empleado asiste a un curso dado por funcionarios y «expertos» en el que se transmiten los nuevos y siempre viejos consejos para el manejo de los empleados y clientes. El se halla sentado al lado de uno de ellos y le dan ganas de satirizar los decires de los expositores pero no lo hace. Luego cuenta la siguiente reflexión: «Pensé: si lo dijera, él pensaría a su vez que estoy loco, y yo estoy seguro que no lo estoy por eso mismo «.

   Como hemos visto en estos casos, el humor, cuando aparece en estructuras institucionales despóticas, autoritarias, verticalistas,  que favorecen u obligan a quienes detentan lugares de poder el asumir conductas consecuentes, puede ser vivido como subversión, como ofensa a «investiduras», como inconductas insportables o como locura.

   Precisamente, esta recurrente cuestión de las «investiduras» me llevan a pensar en la sacralización y burocracia en general que se hacen presentes. En ese sentido han ocurrido hechos insólitos como es el caso de una emisión radial del CONFER en la época de Alfonsín, que decía, referido a las FM algo así: «no consuma radio clandestina, porque ello ofende la investidura presidencial».

   Era algo emitido como cosa seria, aunque podría haber sido tomado como un chiste de humor negro. Porque ¿qué tenía que ver el presidente con que uno escuchara una FM determinada? En todo caso podría haberse instado al respeto a las leyes. Pero ello puede ser entendido precisamente en su relación entre sacralización de un lugar y una burocracia que va más allá de la ley y que ni siquiera puede referirse a ella. Se trata entonces de que una supuesta trangresión no puede ser referida al conjunto, a la comunidad y al supuesto daño que se puede ocasionar a ella, sino en la ofensa a ese lugar del poder absoluto, el lugar de aquel que sigue siendo, en las postrimerías del siglo veinte, el lugar del «primogénito», que de alguna manera, se encuentra allí por derecho divino. Esto también nos puede hacer pensar en los arrastres de concepciones arcaicas insertas en estructuras institucionales democráticas y en ciertos discursos (5).

   En fin, el acto humorístico hace presente a la estructura institucional, a través del sentir del déspota o del burócrata, que allí donde se creía que había algo de ella misma, que supuestamente lo cubre todo, en realidad, había un vacío, que de pronto se ve ocupado por algo otro. Algo otro que de pronto fulgura y se escamotea, los sume en la angustia de la conciencia de su vacío, exponiéndolos a una presencia virtual que no les pertenece y que transita, vaga, fluye libremente y que los jaqueará una y otra vez.

   Aparece en un lugar, en una superficie, en un acto de lenguaje, en un gesto, y desaparece, pero su resonancia no dejará de estar presente. Alude a un ser, pero no en la contingencia de un sólo sentido, el de la significación única, valedera, profunda, sino en un fluir que no puede ser visto-sentido sino como como el mayor peligro, dado que presentifica ese punto donde aparece en la estructura un vacío de sentido.

   El acto del humor hace presente también, más allá del sujeto que lo actúa, algo impersonal, que es singular, nómade y libre. No lo encontraremos en ninguna profundidad, y siempre aparecerá en la superficie, pero nunca será el mismo (6).

 

 

II. El sujeto y el llano.

   Quiero insistir, cuando el sujeto se para sobre sus pies y habla, produce ese efecto insoportable para un poder despótico. Pero esa decisión de pararse y hablar, que yo presenté desde la perspectiva del acontecimiento que enuncia que allí hay un sujeto, en el caso del humor, podría ser dimensionada diferenciando otra forma de posicionarse de un sujeto. En el humor, vemos que aparece algo en los intersticios, efecto fugáz, fulgurante que aunque no se sostenga en una continuidad (y generalmente es así), dice que allí hay un sujeto autónomo. Pero esos momentos puntuales pueden tener su referencia en un sujeto (y como tal también insoportable) que se para, habla, acciona y se sostiene en las posiciones que va tomando y por las que va adquiriendo también una identidad propia, singular y a veces única.

   Digo «se sostiene» queriendo aludir a su autonomía, a su crecimiento desde el llano, al valor de ser más allá de estructuras que lo soporten. Esa es la diferencia esencial con el déspota, que sólo es sujeto del aparato de poder que lo sostiene, pero que fuera de él se convierte en nada.

   Este es el otro lado extraordinariamente significativo de la coyuntura actual que muestra, entre otras cosas, que la historia no se ha terminado ni mucho menos. Así, cualquiera puede ver que existe una mutiplicidad de sujetos, jóvenes, viejos, nuevos sectores obreros, desempleados, mujeres y otros que dan muestras de ello.

   Entre ellos quiero mencionar al que, entre nosotros, se ha constituído en el sujeto paradigmático de este tiempo: las Madres de Plaza de Mayo. Ellas, paradas, caminando, gritando una y otra vez con sus cuerpos, con sus gestos, con sus palabras, una verdad insoportable y terrorífica para los poderes despóticos: la de que son íntegras, libres, persistentes, corajudas hasta lo impensable, haciéndonos sentir que sus hijos, algunos de los cuales fueron nuestros compañeros y amigos, no han muerto...sí, ese el terror de los poderes despóticos, que son poderes de muerte. El terror de comprobar que sus mitos, sus represiones y los terrores que han querido imponer, no han podido matarlos a ellos porque no las pueden callar a ellas.

   Podríamos entender que no han podido matarlos porque ellas ahí, cada día, les muestran que están vivos porque ellas los vuelven a parir una y otra vez.

   ¿Y nosotros? Nosotros, si no cerramos los ojos, veremos que ellas nos hacen partícipes de esas pariciones, y una y otra vez, cada día, seguiremos renaciendo como sus hijos y hermanos.

   Pero, si por otro lado apareciera que ellas gritan un imposible, gritan por sus hijos asesinados, seguirá quedando entonces el ominoso hueco que hace presente esa falla ilevantable para los responsables. En fin, deberán aceptar que allí están esos sujetos que les dicen de sus fallas y que quieren un mundo diferente y a los que, como está visto, no podrán callar.

   Desearía que tampoco esto último sea tomado como simple licencia literaria dentro de un texto de reflexión sobre el sujeto, el poder y las instituciones, porque he tratado de aludir, por lo menos con cierto sentido de lo verosímil, a otro sesgo para pensar la relación entre las muertes implicadas en el olvido, y todo lo que se abre, aún desde estas pariciones dolorosas, cuando nos atrevemos a hacer nacer cada día, aquello que dentro nuestro ha seguido vivo.

 

 

 

III. El canchero y el bufón.

   En los puntos anteriores, lo escrito sobre el déspota y el sujeto, las referencias al humor tuvieron como horizonte a Barra, la KGB, las figuras del proceso, jerarcas de empresas...figuras serias, rígidas y hasta siniestras.

   Sin embargo, aún cuando no sea lo más frecuente, pueden observarse en el poder escenas que pueden ubicarse en el terreno del humor, o más bien de lo cómico, y veremos porqué. Tendríamos que hablar en este caso del humor del dominador, que adquiere la mayoría de las veces el sesgo del cancherismo y su consecuencia que es mostrar su superioridad y la descalificación de un lugar posible de parte de los que escuchan.

   Porque de no ser así, sólo el bufón puede mostrar rasgos de ingenio y de humor, pero en el marco de lo cómico, es decir, de la puesta en escena. Y recordemos de paso aquello: «Cuando más crisis hay en el reino, más trabajo tiene el bufón».

   El bufón reúne en su imagen lo cómico y lo grotesco, sea ésto por su deformidad, por sus vestigios o por ambos. Y tomo lo cómico-grotesco con referencia a lo que fue uno de sus orígenes, lo relativo a la comedia, a lo que es capaz de divertir. En este caso, sin poner en cuestión el orden del poder.

   El poderoso puede ser canchero y el que no puede pretender nada puede ser bufón. Los demás sólo podrán reir, con ganas o no, del cancherismo de uno o de la bufonada del otro.

   Aquí también nos encontramos con una larga historia. La risa, lo cómico, lo grotesco han protagonizado preocupaciones expresadas en las palabras mismas, en las costumbres y aún en los filósofos.

   Momo, dios de la burla y del escarnio, seguramente ha devenido en su designación de la palabra «momáomai»: vituperar, burlarse. Pero a su vez «momesis» es: censura, reproche, crítica. Si se unen esas significaciones, puede aparecer también en esta perspectiva que el acto humorístico es problemático porque su cara visible es la burla, pero su otra cara es la censura y la crítica.

   De ahí que quizás Platón (Philebo) concluya que en la risa siempre hay un fondo de malignidad, a lo cual Aristóteles (Poética) agrega el carácter de desvalorización como base de lo cómico.

   Por tanto su peligrosidad, como ya lo señalé antes, por su referencia posible a un sujeto que no puede ser reducido a obedecer, a decir lo sabido, a redundar en lo ya dicho.

   Es interesante observar también que desde hace milenios se han dado situaciones reiteradas que parecen corroborar lo que planteaba sobre el lugar del bufón, porque en Sumeria, Babilonia, Egipto, en los bárbaros, en Roma, etc., aparece esto. En las más antiguas civilizaciones mencionadas aparecen bajo relieves con figuras de dignatarios rodeados de enanos y locos que los divertían.

   Quizás esas regularidades culturales denuncien la necesidad de los poderosos de controlar ese peligroso factor, no dejarlo afuera, sino tenerlo adentro pero en esa figura deforme que por ser así no podría disputar un poder real (7). Muchos bufones fueron inteligentes además de graciosos y llegaron a ser famosos, pero aún así, no podían ser más que eso.

   De ahí que es muy difícil encontrar casos donde se conjuguen inteligencia, ingenio y belleza, porque esas cualidades solo pueden aparecer en la figura del déspota, sean éstas reales o atribuídas como alago.

 

IV. La solemnidad.

   Tradicionalmente, lo solemne siempre tuvo un lugar privilegiado en la vida institucional porque significó la presentificación, como imaginario realizado, de lo sagrado (8).

   Las ceremonias, las vestimentas, los rituales siempre han aludido a ello, porque el sostén del ritual es el «deber ser»de algo. Ese algo, cualquiera sea, debe ser así, deben realizarse tales gestos, llevar tales vestimentas, decir tales palabras, pero la pregunta sobre el porqué, sobre los fundamentos de esas prescripciones siempre ha quedado sin respuestas, cortada por ese «debe ser así»sin fundamento.

   Esto de acudir a una causa de lo que en realidad no se puede decir nada porque es una pura creación imaginaria, es un analizador más de esta paradoja socio-institucional que se repite al infinito. Es el imaginario primero, irreductible, que pone una causa allí donde no la hay.

   Lo solemne, lo serio, lo circunspecto ha dominado por mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años. han surgido movimientos, como ocurre aún en la esfera de lo religioso, en que lo solemne ritual, la solemnidad, se ha complementado con una fachada ligada a gestos y promoción de una actitud diferente, donde la mística, el carisma, se mezcla con una especie de actitud exultante, entre alegre y maníaca.

   Este no es sin embargo, un fenómeno exclusivo de estos sectores, sino que abarca una amplia gama de la vida social, efecto quizás de componentes complejos de la coyuntura histórica.

   Puede observarse también en la esfera del marketing, en productos publicitarios en los que el clima maníaco es lo que domina. También en ciertos «encuentros»de gente de empresa (9).

   Estas ceremonias en general no provocan la reflexión sino fenómenos de identificación y adhesiones afectivas que operan al modo de la sugestión en quienes participan. Se trata de ceremonias que tienen casi la edad del mundo, en las que se combinan la presencia de un líder y de un grupo, cuya figura paradigmática es la imposición de las manos por quien tiene el carisma y por otro el acercamiento, el tomarse las manos, el expresarse algo entre los pares. Cuestiones ligadas a necesidades de cohesión grupal, la afiliación, la adhesión afectiva, etc. Pero estos son efectos que en general se pueden diferenciar de lo que propuse sobre el humor y el sujeto autónomo, porque en realidad, lo que se produciría aquí son nuevas formas de alienación.

   Lo interesante del caso es que fenómenos que tienen estructuras y formas similares son alimentados por fuentes diferentes. Los grupos religiosos-místicos los rescatan de sus propias historias, pero las situaciones que se dan especialmente en empresas, sobre todo aquellas bajo la influencia americana, cuando trabajan de cuestiones como capacitación gerencial, ventas, relaciones humanas (o inhumanas como diría Lapassade), aparece claramente la influencia de desarrollos conductistas y de sus derivaciones.

  

V. La seriedad académica.

   Si bien existen situaciones cambiantes que se podrían puntualizar, en nuestros medios académicos y profesionales ha dominado y sigue dominando ese sentido de lo solemne. El trabajo de sociólogos, psicólogos sociales, psicoanalistas, sigue mostrando ese rostro.

   Existe una seriedad de «licenciado»que mucho tiene que ver con ese «deber ser así»del que hablé. Un deber ser complicado con el sentido de superioridad mesiánica y militante que parece estar en las bases imaginarias de dicha cofradía. Quizás haya una relación entre esa «seriedad»y una cierta «serialidad», demandada a los mismos.

   «Cierta seriedad hace sonreir al entrar en lo verídico»decía Lacan , y efectivamente, habría mucho que decir de estos «climas»y constricciones respecto de lo científico, lo objetivo, lo especializado, lo mecánico-mecaniscista, todo muy serio, grave, único posible (10).

   Único, uno, solemne, serio, serial... El cientificismo positivista subsistente en tantas instancias burocráticas de poder y en las ciencias sociales, a través de su palabra mágica «método» como determinante, absoluto quizás sea el nuevo «UNO» que reemplaza a aquel otro «UNO»de la causa heterónoma que todo lo explicaba.

   Así, a la seriedad dominante en los climas institucionales se le corresponde la seriedad de quienes son demandados para solucionar sus problemas. El análisis institucional ha mostrado por mucho tiempo esa facie característica, notable por otro lado en el período de dominio psicoanalítico en sus diversas variantes.

   Los dispositivos construidos para que «circule la palabra», tuvieron siempre esa característica seria y estática. Extraña y contrastante imagen esa de la promoción de una palabra que debía fluir, ondear, flotar, circular, saliendo de cuerpos estáticos, escondidos, pétreos...esfíngeos. De esa manera, la referencia al componente de creación y estético (en lo cual el humor está implicado), no siempre aparecieron como efectos claros.

   Sin embargo, el psicoanálisis es quien tiene mejores perspectivas de esa inclusión, ¿o acaso el chiste no fue uno de los componentes del análisis por ser un efecto inconsciente privilegiado?

   Pero en otros casos la cuestión presenta mayores dificultades. Tomemos el del «cientista de la educación», versión Rosario de los licenciados en esa rama. Aquí se une «cientista» con «especialista» y como tal, creo que sugiere un rechazo a la producción de un objeto que siempre va más allá de eso que se pretende «científico» y especialmente un objeto estético siempre implicado en su práctica. El problema es precisamente que en las relaciones entre la gente (incluídas las relaciones entre científicos y sus producciones), no hay acto, en sentido de producción de lo nuevo, sin creación y sin producción de un objeto en el que lo estético no esté siempre implicado.

   Un aspecto derivado, y muy importante que se presenta en el hecho de que un sujeto se autocaracterice como «cientista»(aparte de lo horrible del término), es que lo referencia a una supuesta «ciencia»que, en realidad, es una institución en contrucción, uno de cuyos efectos será a su vez la construcción de una imagen social con su significación imaginaria, que se relaciona con la pregunta sobre qué asignación de saber-poder le corresponde en el concierto de las demás ciencias sociales.

   Es en este punto donde se hace imperioso tomar otros cruzamientos. Si hemos tomado por un momento lo referido a lo conceptual y a la práctica, desde el sesgo de la producción, creación, objeto estético, ahora quiero mencionar que ese ser «especialista-cientista»(por seguir tomando esta autocaracterización extrema), también interviene como operador ideológico-político o por lo menos con esas implicaciones. Esto daría lugar para pensar la relación entre los políticos como especialistas y estos especialistas como políticos negados.

   Así es, mucha agua a pasado bajo los puentes y a pesar de que han sido cuestiones muy debatidas en otros tiempos, hoy bajo la vigencia de diversos discursos de la ambiguedad, se hace necesario volver sobre ellas. Hay allí algo del orden de la negación en el mejor de los casos (podría tratarse también de una renegación), por lo que se hace necesario decir algo sobre esa operación política y su importancia para revertir la idea de que la actividad científica pueda ser «contaminada»por lo político.

   Para ello podría se ilustrativo tomar una perspectiva histórica y discriminar los diferentes períodos que implicaron desarrollos y pasajes productivos, en algunos, y cortes violentos, en otros, debido a los cambios en el escenario del poder. Hubo un período caracterizado en su momento como predominante cientificista (años 55 a 70), con un desarrollo hacia posiciones mas complejas y críticas que culminan en los planteos más «políticos»(años 70 al 75), luego el proceso de la dictadura militar que volcó la situación hacia una vuelta cientificista en casos, hasta los proyectos de formación de clases gerenciales en algunas carreras, como es el caso de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario (años 76 al 84). Por último nos hallamos en este período de mayor indefinición y en el que sigue dominando lo que denominé un «discurso de la ambiguedad»(11).

 

VI. Lo serio, lo lúdico, la palabra y el cuerpo.

   Hice ya mención a la cultura de la manía como un efecto coyuntural del funcionamiento del sistema capitalista en su aspecto mercadotécnico y especialmente en la publicidad maníaca, aspecto acotado de una gama de fenómenos que incluyen al cuerpo y  a esas distintas  expresiones.

   Respecto de otros aspectos de mi interés, desearía plantear la refracción de estos procesos en el funcionamiento de los grupos y en las técnicas de operación grupal en la vida institucional y específicamente en el análisis-intervención.

   Observamos que se ha ido produciendo un desplazamiento de la predominancia de la palabra a la del cuerpo o por lo menos una mayor presencia de éste, lo que puede referirse a varias fuentes.

   Una puede estar constituída por ese alegre abandono a esas escenas maníacas, a lo lúdico, a lo corporal, a su sensibilidad, como efecto de la derrota de ideas y modos de conducta ligados a las instituciones de la edad moderna, con sus solemnidades, disciplinamientos, discursos heroicos, estrategias de lucha abarcadoras, construcción de grandes aparatos burocráticos, ideales militantes-militares, todo solemne, serio y sin fisuras.

   Otra puede ser la devaluación de la palabra, especialmente en el plano de lo socio-político y la promoción de acciones como protestas, movimientos o acción directa, como alternativas.

   Todo esto no puede ser desligado de la trama tejida por movimientos, creaciones y cambios culturales en la línea de la secularización y liberación de las costumbres de las últimas décadas.

   Respecto de lo grupal, algo menos analizado pero que podría dar lugar a interesantes reflexiones, podríamos remitirlo a un deseo de copia de lo que pasa en territorios donde se han dado procesos de desarrollo intensivos, como es el caso del Japón. Proceso inverso al ocurrido en décadas anteriores cuando se decía que «los japoneses copiaban todo». Y efectivamente, ello salieron al mundo, y entre otras cosas, se llevaron todo lo que encontraron respecto de la problemática grupal, incluídos teóricos, académicos e investigadores.

   Respecto de esa cuestión de la copia, en una entrevista a un exitoso industrial japonés, un periodista le preguntó si era cierto que ello copiaban todo. El contesto, acompañando su respuesta con su inescrutable sonrisa oriental: «No es así, nosotros salimos a copiar, pero ya lo copiamos todo y ahora nos dedicamos a inventar».

   Precisamente, ello se llevaron elementos ligados a las técnicas grupales, pero hicieron algo muy inteligente, que fue articular esos elementos con su milenaria cultura.

   Occidente, visto su éxito, ha intentado a su vez copiarlos en cuestiones como los famosos círculos de calidad, de calidad y participación, de democratización de la vida empresaria, etc. Lamentablemente se ha fracasado en la mayoría de las experiencias realizadas por la desarticulación de esos presupuestos de trabajo grupal y la irreductible cultura individualista occidental, agravado en algunas regiones por la instauración de un modo salvaje de conducción empresaria.

   Los japoneses cantan, ponen el cuerpo en ejercicios y ceremonias individuales y colectivas, hablan, discuten, hacen propuestas en una trama de significaciones imaginarias sociales que aquí no existen. Por lo que las técnicas corporales, lúdicas o no, se hallan desconectadas de esas bases (12).

   Es así que entre nosotros, esas técnicas, y aún las lúdicas, plantean el tener que poner el cuerpo, connotándose en muchos casos de una exigencia «superyoica»sin otros sostenes necesarios. En ese sentido, detrás de su pátina liberadora, esas técnicas se pueden constituir en nuevos instrumentos de poder despótico y más aún si adquieren el sentido de «descargas»de tensiones, de ansiedades o lo que fuere, con un concomitante que es la negación del análisis. Es decir, contactos, sensibilización, juegos, acciones, pero no análisis.

   Precisamente es del análisis de lo que se trata y en esos casos se escamotea, como existen análisis que escamotean esos aspectos también necesarios. Es decir, si el análisis implica que todo sea puesto en cuestión, el dejar fluir los procesos de discurso, de semiotizaciones diversas, de lo inconsciente con sus flujos desde lo socio-histórico y lo personal, con su procesamiento rizomático y acontecimental, no existe posibilidad que ese análisis, en cualquier caso, se procese sin la puesta en juego del cuerpo, del juego, del humor, elementos esenciales para que lo instituyente opere, para que lo nuevo, la creación permita a los sujetos, individuales o colectivos, ir más allá de sus constricciones presentes.

 

VII. La institución y los cuerpos.

   La presente necesidad de «liberación del cuerpo»por otro lado, tiene fundamentos en fenómenos institucionales que hacen que se constituya en una especie de consecuencia lógica.

   Existen pocas dudas que los procesos socio-histórico-políticos de las últimas décadas, son una  profundización de procesos que vienen del fondo de los tiempos pero que se fueron delineando con nuevas figuras desde el surgimiento del industrialismo y de las revoluciones sociales. Se ha profundizado una contradicción entre progresos, algunos reales y otros aparentes en la institucionalidad democrática y en su lado opuesto la redespotización de estructuras institucionales, especialmente aquellas del aparato productivo.

   Las instituciones madres del sistema capitalista, industrias, empresas, finanzas, mercado,son esencialmente despóticas y repudian toda estructuración democrática, aunque por ahí no tengan más remedio que negociar inclusiones democratizadoras. Inclusiones que en este período y en regiones de predominio del denominado «capitalismo salvaje» son cada vez más escasas y en retroceso respecto de conquistas logradas.

   Es así que hoy día aparece frecuentemente la referencia a «estructuras institucionales pesadas», o al «peso»de la institución, a los «climas pesados»y en general a un efecto común: el malestar y otros efectos indeseables. Cosas que no sería bueno tomar como referencia metafóricas, porque en estricto sentido, la institución pesa y opera sobre los sujeto en todo su ser, corporal, psíquico, afectivo, espiritual o como se quiera decirlo y que adquiere formas diversas: malestar, angustia, enfermedades físicas y «psicosomáticas», desestructuraciones, etc.

   Esos efectos son diferentes según los lugares y niveles jerárquicos de los sujetos.

En los niveles de base puede predominar el malestar como cuestión más o menos genérica y problemas que se ligan a la institución pero articulados desde el lugar profesional como es el caso de un docente, un médico o un enfermero.

   Pero existen otros lugares que son neurálgicos desde el punto de vista de como opera la estructura institucional sobre el sujeto, como es el lugar de la «conducción».

Precisamente, el predominio de estructuras piramidales, con modalidades despóticas, hace que el lugar de la conducción, del jefe o líder, junto con la suma del poder, atraiga sobre sí el mayor peso de la institución.

   Aún más, en relación con esta figura, digamos que la forma de la pirámide puede dar lugar a mayor o menor concentración de ese peso sobre ese lugar. Tengamos en cuenta que para pensar esto debemos imaginar que esa pirámide se halla invertida.

   Cuanto más empinada y angosta sea su base y cuando más niveles tenga, mayor es el peso concentrado en ese punto vértice del poder. En cambio, cuanto menos empinada, mayor la base y menos sean sus niveles, más se podrá difundir ese peso.

   Podríamos pensar entonces algunas alternativas:

- El jefe se hace cargo en exclusiva del peso de la institución: éste podrá recaer entonces sobre su cuerpo y facilitar que se produzcan ciertos efecto, entre los cuales ciertas enfermedades son típicas.

- El peso se desplaza en lo formal, recae en parte sobre el aparato burocrático. El poder y las posibilidades de la conducción disminuyen, la producción también y puede llegar a la esterilización si la burocracia se autonomiza. Es lo que ocurre en la Universidad en Argentina por ejemplo, donde la relación entre la importancia, permanencia, control de mecanismos de administración, junto con la precariedad en cuando a dedicación, tiempo de trabajo, duración de los mandatos o transitoriedad en las instancias legislativas (consejos),  hace que proyectos sensibles pero importantes duerman en los cajones por años. Facultades que tienen cientos de docentes, en su mayoría con decicación simple, que constituyen legiones de fantasmas que van y vienen sin que uno nunca los vea. Situación que además hace a cualquier institución ingobernable. Facultades que no tienen régimen de adcripciones, ni cursos de especialización y maestrías, ni de doctorado. Sólo algunas cuestiones que permitirían incluir a nuestra Universidad en el capítulo de «lo increíble pero real».

- El juego se abre, se socializa efectivamente, se abre a la consulta, la escucha y la participación. Si esto se corresponde con un achatamiento de la pirámide y una neutralización de la autonomización del aparato burocrático, el peso se hace menor y se reparte. Esto puede observarse en algunas instituciones educativas y especialmente en algunas de las experiencias con los consejos escolares.

 

VIII. De las formas institucionales: todo obligación,  nada de placer.

   Otro factor que inside en el malestar y el sufrimiento en las instituciones es el hecho de que sus estructuras en nuestra cultura se han construido en función del cumplimiento de funciones primordiales de disciplinamiento, con roles estrictos, obligaciones que abarcan toda la estadía, diferenciaciones jerárquicas estancas, burocracia compartimentada, entre otras.

   Como tal, la institución sigue siendo un lugar de «donaciön», de sacrificio, de apostolado y de todo lo que aluda al funcionamiento de engranajes que no deben dejar margen a ningún intersticio.

   Es así que en muchas instituciones no se encuentran lugares de esparcimiento, intersticiales, de ciertos «goces», lugares para todos, donde todos son iguales. Ejemplo de ésto son lugares de reunión, especialmente los bares.

   Es extraordinario observar, especialmente en escuelas primarias, la dificultad de los docentes y otro personal en pensar que pudieran haber lugares para ellos, para la reunión, charla, café, contar chistes o simplemente estar ahí.

   Allí aparecen frecuentemente fantasmas persecutorios que los constriñen a los roles asumidos, que prescriben la donación absoluta de ellos hacia los niños.

   El problema es que fatalmente, en los lugares donde algo de esa posibilidad de estar bien no exista, el malestar y el sufrimiento seguirán haciendo que el drenaje de energía productiva se vea irremediablemente afectado. El hecho de que esos docentes sean los trabajadores con mayor porcentaje de enfermedades ligadas a sus funciones no debe ser una casualidad.

 

IX. ¿Débil, leve, superficial?

   Estas y otras cuestiones ligadas a la vida institucional y social parecería que flotan en un mar de ambigüedades ideológicas y conceptuales, constituyendo una fuente de malentendidos.

   El análisis crítico con relación a lo solemne, la seriedad, la serialidad, el humor, los lugares placenteros, el cuerpo, las afectaciones, etc., no significa promover un mundo de jauja, ni ideas superficiales o «livianas».

   Se trata más bien de proposiciones que hacen a la humanización de la vida institucional por sobre los aspectos burocráticos, alienantes como lo rígido, lo sufriente, lo que implica esa especie de «donación» sacrificada, por un sentido mesiánico de un apostolado sin retribución, salvo ese goce sufriente.

   Lo liviano, lo pesado, lo fuerte, lo débil, lo serio y lo que no lo es, son términos y oposiciones que aparecen en diversos discursos, profanos, literarios, filosóficos. Sin haberlo investigado y desde el lugar de una relativa ignorancia, diría que han dado lugar a ambigüedades que pueden dificultar la captación de lo que he venido trabajando.

   Efectivamente, ello puede entenderse en la perspectiva de discursos tradicionales donde lo sólido, lo profundo, lo fuerte, lo que «pesa», como valores, se han ligado quizás a las ideologías y filosofías de lo uno, lo inmóvil, lo perdurable, la razón, lo no contingente.

   Es en ese contexto que pensaba el dominio en las instituciones y en la vida social, de estructuras, rituales, hábitos, climas que remiten a «eso» pesado, profundo, serio, solemne, sagrado como fuente de valores.

  Y en ese horizonte, el pensamiento que plantee categorías diferentes, como las de contingencia, incertidumbre, multiplicidad, azar, caos, velocidad, intensidad o fragmentación, (y consecuentemente las concepciones de la vidad social que las tienen en cuenta) sólo puede hacerlas presente a partir de considerar las afecciones, los cuerpos, los sentimientos, en dimensiones que van más allá de las constricciones que imponen las categorías tradicionales.

   En realidad, lo que en una perspectiva podría denominarse débil, leve, superficial, incompleto, puede ser lo más fuerte, profundo y pesado, en el sentido de que se necesita todo eso para que un sujeto se sostenga, y que asimismo las instituciones se sostengan, cambien, crezcan, o terminen su ciclo, aceptando todas las contingencias de la vida humana.

   Contingencias que dicen de nuestra debilidades, de nuestra fugacidad, de nuestra incompletudes, sin abandonar sin embargo ciertos principios que hacen a lo humano como la libertad, la autonomía, la cooperación, la solidaridad, la creatividad, cosas que no han brillado en las sociedades estratificadas, piramidales y despóticas, tributarias siempre de algún «UNO» absoluto y que tampoco brillan en estas sociedades capitalistas posmodernas donde el culto y promoción de lo individual, de cierta liberación-goce del cuerpo entre otras cosas, es una contraparte de una nueva idolatría que remite a un nuevo «UNO», cuerpo lleno sin órganos, desterritorializador, reductor de singularidades, exterminador de lo que siempre sobra y uno de cuyos nombres es el de Mercado.

 

                                                             Alberto S.E.Ascolani

 

I y II: Rosario, 24 de marzo de 1995.

III a IX: Julio de 1995.

 

Referencias bibliográficas:

(1) Lapassade G.: El analista y el analizador. Barcelona. Gedisa. 1979.

(2) Castoriadis C.: Psicoanálisis, proyecto y elucidación. Bs.As. Nueva

     Visión. 1992.

(3) Ascolani A.: La punta de un iceberg. (Inédito).

(4) Laclau E.: Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiem-

     po. Bs.As. Nueva Visión. 1993.

(5) Ascolani A.: Poder, mito, teorías sociales, subjetividades. Rosario.

     1995 (Presentado para acreditación del curso: Desarrollos contem-

     poráneos de la teoría política. Facultad de Ciencia Política y RR.II.

     U.N.R. 1994).

(6) Deleuze G. Lógica del sentido. Bs.As. Paidós. 1989.

(7) García Núñez A.(Wimpi): La risa. Bs.As. Freeland. 1973.

(8) Castoriadis C.: La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona.

     Tusquets. 1975. Tomo I.

(9) Ascolani A.: Los caminos del esquizo. En: Derivas...de la psicolo-

     gía al análisis institucional. Rosario. Artemisa. 1995.

(10) Lacan J.: La instancia de la letra en el inconsciente o la razón des

     de Freud. En: Escritos. México. Siglo XXI. 1971. Tomo I.

(11) Ascolani A.: Psicología institucional: sus conflictos y sus cambios

     En: Ascolani A.: Derivas...citado.

(12) Ascolani A.: Viejas y nuevas ideas para viejas y nuevas empresas

     En: Ascolani A.: Derivas...citado.

 

 

 

 

 

 

 

 

INSTITUCIONES, MITOS CULTURALES Y CREATIVIDAD

 

            El nuestro es un país joven. Las formas institucionales en las que se fue constituyendo como tal, no tienen ni siquiera la edad de la modernidad. En un período embrionario fue regido por un estancado y ancestral derecho, el "de indias" y su historia sigue siendo aún en estos años de fines del segundo milenio, alguna "novela " predominante escrita por unos pocos representantes de una reducida aunque poderosa clase.

            En el transcurso de esa cortísima vida, si tenemos en cuenta la de otros territorios y la menor amputación de la visibilidad del período previo a la colonización, el tema de las formas de la organización institucional se remite casi al siglo pasado y ha estado signado por grandes corrientes ideológicas dominantes a través de algunos períodos y por las diferentes existencias coyunturales de conformación de sus instituciones.

            En general, estos procesos refractaron una y otra vez las imposiciones o influencias de regiones, países o sectores hegemónicos: realistas, republicanos, influencias del pensamiento francés e italiano, ideas liberales en la organización nacional, influencia de la organización institucional americana, etc.

            La urgencia de conformar el Estado-Nación y la de poblar-socializar, en cuanto se contaba con nativos de la propia tierra como sujetos de culturas que se querían cambiar, y de aquellos que llegaron aún de lejanas y contrastantes culturas, junto con gobiernos conpuestos, por lo menos a partir de la organización, por sujetos "calificados" en relación a la plebe, hizo que predominara una orientación estatista en grandes sectores y que ello tuviera su expresión en las estructuras del poder institucional.

            La educación, la salud, los servicios y aún ciertos sectores productivos se organizaron y desarrollaron bajo esas perspectivas, proceso que adquirió formas más definidas a partir delos años cuarenta en el presente siglo. A aún cuando no se debe dejar de lado elespacio ocupado por instituciones privadas como las sociedades de beneficencia en el campo de la salud y la iglesia en el de la educación, en la mayoría de los casos fueron institucionalidades que funcionaron en consonancia con los proyectos e poder estatal, subvenciones incluídas.

            Esto parece haber sido apoyado por la constitución de mitos sociales que situaron cierta identidad entre lo que se definía como necesidades y derechos del pueblo y la estructura que aparentemente los representaba y hacía realidad: el Estado.

            En esta perspectiva, todo lo que surgiera en otros espacios era incluído sin másen el terrenodela sospecha: escuelas, universidades, instituciones de salud, culturales, se servicios y por supuesto las productivas.

            En cuanto a cambios o innovaciones, cuando se trataba de las grandes estructuras, casi siempre eran producto de decisiones de las alturas de las esferas de poder, lo que generaba diversos problemas: se trataba de instituciones piramidales, con conducciones que se abrogaban todo el saber. En este sentido la democratización política no se correspondió con la democratización de las estructuras y culturas institucionales. Los líderes de las instancias gubernamentales heredaron una tradición despótica. Lo que era el fuero del Rey-Virrey y demás pasó luego al de las elites ilustradas.

            Las estructuras institucionales fueron configurándose en forma estratificada con multiplicidad de niveles y compartimentaciones, lo que dio cada vez mayor poder a la burocracia. Su sobredimensionamiento llevó con el tiempo a su autonomización y a la producción de efectos alienantes en todos los actores.

            Este proceso, incentivado por las frecuentes interrupciones y cortes en la escena política, con su secuela de cierres y olvidos de progresos logrados en los períodos democráticos cuando advenían los procesos despóticos hizo que la expansión, el poder y el anquilosamiento burocrático agravaran cada vez más los problemas, sobre todo en el ámbito de la eficiencia y la economía. Esto tuvo su contracara en la pasivización de los sectores sociales situados en las bases institucionales, lo que fue dando lugar a la paulatina disminución de la participación.

            Sin embargo, creo que la participación social nunca dejó de tener cierto componente de alienación. Lo que predominó en distintas épocas, aunque con matices diferenciales, como es el caso de los períodos yrigoyenista y peronista, fue la acción de las masas con una referencia densa y mítica hacia los líderes. Esto tuvo sus momentos culminantes y para lo que pudo ser el desarrollo de una cultura política, de unamayor lucidés de las masas. Recordemos una admonición letal como aquella: "De casa al trabajo y del trabajo a casa". En fin, la palabra del líder que dice: yo pienso, yo sé, yo planifico, yo tomo las decisiones, ustedes no necesitan ni saber, ni pensar. Ustedes, como los caballos dela noria, sólo deben recorrer ese sendero que va de casa al trabajo. Lo que además se complementaba con la descalificación total del adversario, transformado en enemigo deshumanizado: "No se detengan a escuchar a los perros que ladran". Es decir, no a las diferencias, sí a la homogeneidad y a las totalidades y a lo totalitario de dicho discurso.

            Hoy, en amplios sectores, las posiciones se han invertido. Ahora todo lo que se refiere a la estructura y a las instituciones del Estado es lo que aparece bajo sospecha.

            Con esto creo que corremos el peligro de que el flujo de la subjetividad colectiva tienda a situarse en una posición de uniformar, aplanar la realidad, haciendo que lo totalmente bueno en un momento se convierta en totalmente malo en otro          . Esta subjetividad tiene su encarnación en diferentes planos de la vida social, desde los intelectuales y aún los especialistas politicólogos hasta los conglomerados más bastos que solo se espresan por el voto en esta "democracia de un día" que supimos conseguir, o por otros medios indirectos las más de las veces.

            Lo que no nos hemos dado es la oportunidad de un debate sobre lo matices diferenciales en cada caso, de la oposición entre instituciones del Estado e instituciones privadas. En este sentido, el discurso de ciertos resortes del poder gubernamental, de sectores interesados y fundamentalmente de los medios de comunicación, han adquirido una forma aplanante y degradada. No existen esfuerzos ni en esos sectores, ni en los partidos políticos de ayudar a pensar en las diferencias entre distintas formas de los procesos capitalistas, en los cuales las formas de la relación entre lo estatal y lo privadoson variadas y de significaciones diferentes.

            De esa manera, el estitismo quedó prendido a las realidades que aparentemente lo expresaron: sistemas "socialistas", fascistas, bonapartistas, populistas o democráticos que no se cuestionaron nada al respecto. Y a esto colaboraron muchos intelectuales que de una u otra manera pusieron sus elucubraciones al servicio de la justificación de esas realidades.

            El caso del marxismo es claro. Lo más brillante de su intelectualidad trabajó por décadas en la justificación de la forma que adquirió el sistema en Rusia y sus satélites. Sólo lentamente, con los acontecimientos de Hungría en el 56, Checoeslovaquia en el 68 y luego algún otro, rasgaron sus vestiduras, criticaron al partido o renunciaron a él. Es inexplicable porqué loque fue malo para Hungría o Checoeslovaquia había sido bueno para los rusos.

             Hoy por fin se puede desempolvar papeles y darnos cuenta que ni Marx, ni tantos otros habrían apoyado semejante proceso de totalitarismo, de ahogo de la participación del pueblo en la gestión política, social y cultural.

            Por otro lado, los discursos opuestos, los del "liberalismo" consevador, a sabiendas o no, estuvieron por décadas presentando como unidad al liberalismo político y al liberlismo económico, lo que facilitó la confusión de mucha gente respecto de las posiciones liberales que defendieron los derechos individuales, los derechos a la iniciativa individual o colectiva, al pluralismo ideológico, con los principios conservadores en el sentido de la afirmación de una libertad económica que no es más que una justificación para la conservación de privilegios y poderes logrados a través de las épocas, a fuerza de sangre, fuego y explotación, que se pretende acrecentar hoy con nuevos emprendimientos.

            Creo que no es fácil romper con las posiciones maniqueas que nos han atadö: considerar el bien como principio y esencia en un lado y el mal como principio y esencia en otro.

            Enrealidad existen posiciones, reivindicaciones de derechos que fueron sostenidos por socialistas utópicos y por liberales de ayer y que son sostenidos con nuevos matices por nuevas formas en que se presentan marxistas, socialistas, liberales, anarquistas de hoy: democracia pluralista, justicia social, defensa ecológica, paz, derecho a la creación cultural, derechos de la mujer, de los niños, de los jóvenes, de los ancianos y de otras minorías. Son temas que unen posiciones.

            Pero la economía lo divide todo.

            El Estado planificador absoluto ha mostrado su fracaso, y la apertura en Rusia está mostrando algunos de sus matices.

            ¿Pero qué significa la libertad económica hoy? No significa seguramente falta de planificación, sino transferencia de ese poder, en buena parte por lo menos, a otro lugar: el de las grandes empresas multinacionales. Sin embargo, aún cuando algo de esto se pueda decir, la velocidad y el azaroso proceso de producciones e innovaciones, que muchas veces no parte de una programación sino de una diagramatización cuyos bordes puede llegar a considerarse hasta caóticos, lo ponen en duda.

            Los estados nacionales como entidades soberanas aparecen jaqueados y debilitados, pero existen procesos como los de Europa, donde se marcha a la constitución de alguna forma de estado supranacional. Es un movimiento que quizás no implique una alternativa real al poder económico, sobre todo que la lógica de las formas productivas y de consumo, seguramente seguirán generando tasas cada vez mayores de desempleo o exclusión. De todos modos presenta posibilidades sugerentes para el futuro.

            Sin embargo no es un proceso claro y homogéneo y los acontecimientos de Europa del este lo ponen en evidencia. Con el correr del tiempo seguramente nos encontraremos con muchas sorpresas que tal vez refuten seguridades sobre el aparente fracaso absoluto que nos quieren vender los medios de comunicación cuando se refieren al "mundo comunista". En ese sentido el mensajé más insistente transmite la confusión entre socialismo y estalinismo, que no son la misma cosa.

            De hecho, el apresuramiento por decretar la muerte del socialismo y la muerte de las ideología según el modelo Fucuyama y otros similares, denota más la preocupación de sectores conservadores occidentales que de los socialistas mismos. Por otro lado, más allá de donde se los coloque en esta distancia virtual entre socialismo y estalinismo-despotismo, hay otros territorios en lo que esto último no ha caído, como es el caso de China, Corea del Norte, Vietnam o Cuba. Si un porcentaje significativo de la población mundial se halla bajo esos regímenes, ¿cómo se entiende entonces la cuestión de "la caída del socialismo"?

            Esto es interesante para pensar ciertas falacias en relacióna ciertas teorías-mitos que se juegan en las ciencias sociales, como la famosa y supuesta reconstrucción de la "aldea global" de McLuhan, tal aldea global no existe, porque existen enormes franjas del globo terráqueo totalmente ausentes de los mensajes de los medios.

            Otro interrogante es qué puede pasar en Latinoamérica, en función del avance de los programas neoconsevadores y la permanencia de acciones disociadas, del sostenimiento de relaciones bilaterales que, como en el caso drámático de las deudas externas, debilitan las posibilidades de nuestros países ante los frentes cohesionados de los sectores acreedores.

            Por otra parte, si miramos hacia adentro, esa debilidad aparece frente a los acuerdos políticos con las grandes corporaciones económicas y la consecuente cesión de importantes lugares de decisión en relación con las mismas estructuras estatales.

            En fin, nos dicen que lo que creíamos "malo", resultó ser "buenos". El peligro es que no habiendo alternativas claras y aunque no se lo quiera pensar así, de pronto la gente se sienta atada a esa lógica cínica, y terminen aceptándolo como la única verdad.

            Los discursos que pretenden reafirmar el falso dilema entre Estado e iniciativa privada, de triunfar sobre el espíritu de la gente, traerá nuevos daños. Es necesario convencernos de que no es un destino inevitable. De hecho, si se sostiene el derecho a la libertad de iniciativa, de participación, de palabra, de creación en múltiples espacios, esto debería admitirse para todos. De ser así, sólo una acción ordenadora y compensadora por parte de instancias estatales, podría hacerlo posible.

            Esta acción del Estado es necesaria porque se trata de un arduo problema, dado que la libertad de iniciativa tiene en cada coyuntura un punto de arranque basado en la desigualdad de oportunidades. Quienes hoy las tienen en mayor medida, en muchos casos, son herederos de bienes que fueron logrados a partir de la explotación, salvaguardada por leyes que hoy consideramos totalmente injustas. Y aún en estos días las transferencia de riqueza desde los sectores más desprotegidos hacia los sectores financieros y empresarios, sólo habla de la debilidad, desajuste e insuficiencia de las leyes actuales y de la corrupción del sistema.

            La corrupción, se ha convertido en inherente al sistema y aún sin la posibilidad de analizar acá exhaustivamente este proceso, podría apuntar algunos elementos a modo de analizadores. Me interesa señalar lo que tiene que ver con su lógica y con una ética que lo caracteriza. En cuanto a lo primero, las instituciones de producción y distribución, sin distinción de que sean estatales o privadas, no funcionan a partir de objetivos que apunten a la satisfacción de necesidades básicas de la población, sino que su lógica es la de "producir para tirar", loque imposibilita el objetivo antedicho. Si esa lógica manda que se sostenga esa enloquecida carrera para producir todos los días objetos nuevos que sólo en apariencia son mejores, no hay ni habrá estructura productiva alguna que permita que esos objetos lleguen a todos.

            Esto produce a su vez su efecto en la ética que lo acompaña, porque ella debe permitir la exclusión de muchos sujetos del goce de los bienes que el sistema produce y la destrucción de muchos otros. A su vez, esto crea a nivel de la subjetividad colectiva, la idea de que el sistema puede llegar a producir algún objeto satisfactor por autonomacia. Para muchos sujetos, capturados en ese vertiente imaginaria, el atajo que provee el consumo de drogas produce ese encuentro, tan deseado y tan en el camino hacia bordes mortales.

            Del lado de la producción de ese objeto particular que es la droga, su distribución y conversión en tasa de ganancia en dinero legal, puedo decir con poco temor a equivocarme, que ese proceso se ha convertido también en inherente al sistema, dado que se incluyen en él múltiples empresas de producción de insumos, entidades financieras y aún funcionarios gubernamentales, que hacen pensar en la imposibilidad de su reducción, debido a esa inherencia al sistema.

            Estos aspectos anteriores a su vez se cruzan con un elementos estructural que hace a la corrupción. Este es un sistema que conserva en sus estructura fundamental la idea que que no hay otra posibilidad de pensar las instituciones más allá de formas estratificadas y piramidales. El problema es que estas estructuras, unido a que no existe una ética de la solidaridad, de la mesura en el uso de bienes, lleva fatalmente a muchos sujetos a una feroz lucha por el ascenso a lugares de poder que se identifican con los lugares cada vez más próximos a las cúspides. De ello surge la corrupción como un efecto inevitable.

            Esta compleja realidad hace dificultoso discernir sobre el valor intrínseco de las historias singulares que parten de actos de creación, de coraje, de visión de futuro de individuos y grupos, en el contexto de la "historia grande", que dice que esos acontecimientos, a veces de pequeña envergadura y otras no, se resignifican fatalmente en ella.

            Algo de esto debe ser verdad, pero sería importante por lo menos trabajar con la idea de que las instituciones no constituyen la reproducción absoluta de un modelo que se repite al infinito. La vida, la cotidianidad, las historias personales, los deseos también están allí. Son factores que configuran dinámicas y movimientos propios y producciones culturales difícilmente reducibles a ciertos esquemas prefijados, a menudo de reminiscencias maniqueas, como es la división entre lo estatal y lo privado como lo malo y lo bueno.

            En relación con muchos emprendimientos, sujetos y grupos ponen en eso mucho de su amor y también de sus odios, ayudan a que funcionen sus propios emprendimientos o las instituciones a las cuales se hallan integrados, pero también a que no funcionen sin fallas. Existe allí una cultura visible y culturas invisibles, que a veces se articulan y otras se oponen, sin conjugarse nunca.

            Es evidente que se ha avanzado enormemente en ciertos aspectos y en ciertas regiones, por ejemplo desde el trabajo de sol a sol en condiciones inhumanas, al trabajo en condiciones más protegidas. Pero esto se relativiza en tanto el precio ha sido la continuidad y en muchos casos el aumento de sectores que no tienen ni siquiera trabajo que hacer y no pueden vivir dignamente, sino sobrevivir en condiciones lacerantes para un espíritu humano mínimamente solidario.

            Suponiendo que esto no es irreversible, que se trata de una coyuntura ¿qué forma y qué sentido podrá dársele a la organización de las sociedades y especialmente al trabajo?

            Se han producido reiteradas experiencias en el mundo que permiten pensar que los avances productivos no están reñidos con un pensamiento humanizador, de reivindicación de la fuerza, de la inteligencia, de la capacidad creadora de cualquier miembro de las instituciones, cualquiera sean éstas.

            De ahí que se presenta como un gran desafío la cuestión de admitir otras formas de iniciativa y de participación en instituciones estatales y admitir también la iniciativa privada en diferentes planos dela vida social. Pero ello implicaría despejar las barreras que se han presentado hasta ahora en unas y otras a esa participación y al derecho de cualquier miembro de una institución a ser oído respecto de cualquier tema de la vida en ese espacio.

            Pero a eso se oponen barreras que funcionan por igual en instituciones estatales o privadas, porque de una u otra forma la estructura de conducción verticalista y despótica aún domina en muchas de ellas.

             En las instituciones estatales, la deformación que ha llevado a un burocratismo oneroso,  ineficiente, autonomizado de los fines sociales de esas instituciones, con organizaciones gremiales corrompidas por las mismas apetencias de poder que aquellos a quienes supuestamente se oponen, nos hacen pensar que esas barreras son difíciles de romper.

            En los casos de iniciativas privadas, cuando entran a jugar factores económicos, no hay duda que es muy difícil anular el bastardeo que significa para los fines institucionales la función del dinero como axioma que subordina todo.

            De todos modos es preciso no renunciar a ciertas posibilidades, porque el hablar, el escuchar, el poder analizar las situaciones en conjunto, rectificar, proyectar, lleva inevitablemente a producir actos creativos y avances inusitados en la vida socio-institucional.

            Temas de un debate que aún espera.

 

Julio 7 de 1989. Ampliado: julio 7 de 1993. 

 

 

 

 

 De lo sagrado, lo solemne, el humor y el amor *

 

     En primer lugar deseo agradecer la invitación y decirque vine por el gran afecto que me une al grupo y como se trata de la inauguración de la Casa, pensé que este evento tendría el sentido de una fiesta. Ahora, la ambientación parece definir la situación hacia la solemnidad de una exposición. Si bien hay exposiciones, creo que debemos mantener el sentido de una fiesta, dado que ésta tiene que ver con poner entre paréntesis el lugar de lo sagrado, el lugar del Padre, el lugar del Totem...., lo cual a nosotros nos resulta difícil porque somos gente bastante solemne.

     No había pensado hablar sólo del humor, sino de temas que estoy trabajando en relación con lo social, el sujeto y el humor como una trama de múltiples atravezamientos, lo que surge de obsesiones y derivas que me han llevado por diferentes caminos. Y como ya lo anticipaba en el libro que publiqué con el título de "Derivas....", éstas continúan. Era un título no muy académico, pero que se acercaba a una verdad que me atravezaba. Cuando escribía la presentación de esa compilación planteé la relació que tenía lo conceptual con lo estético, que siempre confluyen en lo que se dice. Hablando de dichas derivas, cuando intentábamos acordar el tema  a desarrollar, se propuso el de los "mitos fundantes" o el del "sujeto y el humor".

     No creo casual el planteo de esas posibilidades. Algo hubo de una afectación cuando comencé a investigar el tema de los mitos fundantes, porque ahí lo que surge es el sentimiento de la tragedia, en tanto seguimos atados a ciertos mitos trágicos, sacrificiales, que ciñen a la civilización occidental con un fuerte contenido de muerte, dado que nuestros mitos fundantes tienen ese signo. Teniendo en cuenta esta historia y las estructuras despóticas que han sido generadas por los mismos, con el consiguiente sufrimiento a que nos han sometido, a mí por lo menos me ha quedado en algunos momentos el recurso del humor (1).

     De todos modos quiero apuntar que no es algo nuevo porque ha estado presente en todo mi trabajo. Quizás en el mundo académico hay tenido una imagen de un tipo serio y a veces aburrido, pero en mi trabajo no funciono así.

     Pude reflexionar sobre este tema por primera vez en Buenos Aires en los años sesenta. Participaba en un grupo que trabajaba en escuelas y donde el trabajo grupal ocupaba un lugar central. En la coordinación había otro colega que tenía mucha capacidad, pero era muy serio, prolijo, racional y planificado. En cambio, mis intervenciones eran más desorganizadas y en muchas ocasiones hacía intervenciones humorísticas. Eran intervenciones hasta vividas como desopilantes, pero debían tener su sentido, dado que generalmente eran recuperadas por el trabajo grupal. Ahí irrumpía el humor sin un trabajo de razonamiento. De alguna manera esto signó mi trabajo en los años que siguieron.

     Otra experiencia que recuerdo fue un Seminario sobre Neurosis que organizó la Asociación de Psicólogos en 1981. Fué la primera intervención pública que hice después de andar muchos años a la deriva por otros cuestiones. En la presentación se había enunciado algo sobre el amor y el humor (2). Mi exposición quedó para el final, así que me dediqué a escuchar alos demás expositores. Pasó el seminario, que duró varios meses y el humor no apareció. Creo que allí quedó expuesto que el grupo, de algún modo, estaba atravezado por ataduras de las que no se pudo librar. Eran las ataduras de la solemnidad que allí circulaba con actores herederos de muchos años de historia.

     Esto puede articularse con la reflexión sobre las estructuras institucionales que nos constituyen como sujetos. Estructuras eminentemente despóticas y como decíamos recién, con una larga historia a la que hoy, es necesario agregar un aditamento. Esto se refiere a que este ciclo de reconversión del sistema capitalista pasa por un momento crítico que ha generado un proceso de redespotización, un resurgimiento y reafirmación de mecanismos despóticos en las instituciones. Proceso que se hace más evidente en las instituciones económicas pero que puede hacerse extensivo a la mayoría.

En conexión con estos temas, escribí un borrador que día a leer a algunos de los presentes, que titulé "Los terrores del déspota" (3). En él analizo un diálogo del Ministro Barra con un periodista de la Revista Rock and Pop, un fragmento de un libro de la época de la represión Staliniana y situaciones vividas por un empleado de una empresa privada y por otro de una empresa estatal privatizada.

Ahí traté de mostrar que si hay algo que el poder despótico no soporta, es el humor. Porque en ese momento de irrupción humorística, lo que se hace presente es un sujeto. Un sujeto otro. Un sujeto que en ese acto muestra en forma palmaria y potente, que no es alienado, que no está sujetado a las relaciones de poder y a la estructura despótico-burocrática de la institución. Un sujeto libre que aparece en la fulguración del instante.  Por ello la significación se relaciona al efecto de qu que aparece y desaparece, una especie de acto de estructuración instantánea que instala una realidad irreductible que dice que ese sujeto está. Está y aparece como aquello que se hace presente como la realidad de algo que cuestiona, que interpela, pero no es asible fácilmente porque alguien lo dice, pero una vez dicho, empieza a circular como un fantasma que no puede ser controlado.

Como yo estaba tocado por las tragedias que el despotismo nos había hecho vivir, quise incluir algo que aparece como contracara. Por ello, en el borrador mencionado incluí una pregunta sobre otros sujetos que aparecen y se sostienen en un lugar de cuestionamiento y que por lo tanto no aparecen solo en ese acto de estructuración en lo instantáneo. Por el contrario, hay también sujetos que a partir de un acto de toma de posición, se autoconstituyen en tal acto y sostienen ese lugar como una interpelación permanente.

A nivel de lo que fue la oposición a un proceso social crudamente represivo, pensaba en el caso de las Madres de Plaza de Mayo, a quienes podríamos definir como un sujeto paradigmático, dado que surge fuera de toda estructura institucional, en un momento en que el poder estaba capturado por la máquina de un Estado represivo político-militar.

Ese sujeto aparece en el llano, en el desierto. Si recordamos las primeras imágenes de ellas, solas en la plaza desierta, recordemos también que fueron calificadas de "locas". Pero ellas aparecieron, se sostuvieron,permancecieron y ya nadie de atreve a decir que con locas.

Hay otros que hoy han sido denominados como nuevos sujetos sociales que producen otras formas de cuestionamiento. Ellos dicen que ya no creen en las verdades de los discursos dominantes del poder socio-institucional y a partir de ahí se posicionan y autoconstituyen en un lugar diferente, como diferentes.

Cuando de habla de "nuevos" sujetos no hay que confundirse. Muchos de ellos se han ido constituyendo durante largos períodos históricos en los cuales por momentos desaparecían dela percepción social aún cuando continuaban en procesos larvados. En fin, es necesario tener en cuenta las diferencias en cuanto al proceso continuado de constitución, la percepción social y los procesos de institucionalización.

Decimos "sujeto" por oposición a algo que ayer Rodulfo situaba como "completo" en la psicopatología, donde se planteaba una frontera cerrada.  Idea interesante porque alude a la problemática de la estructura. Hay estructuras que se trabajan, intentan afirmarse y ser percibidas como completas, cerradas. Las estructuras despóticas institucionales siempre intentan transmitir esa idea. Pero la realidad es que siempre aparecen fisuras, porque toda estructura es siempre una estructura fallada.. Está cuestionada por dislocaciones que la conmueven y que siempre hacen decir algo que remite al desorden. Es en esas fallas donde aparece el mito para producir un cierre.

Por otro lado, todo sujeto es mítico y puede aparecer como un sujeto que cierra o que hace presente la fisura. Sujeto alienado o sujeto autónomo, no remiten a una falla que alude a la carencia, sino por el contrario a una presencia en el sentido potencial de algo que niega la completud, la objetividad de la estructura y que al negarla, la constituye (4).

Acá se nos aparece el interrogante sobre como situar estos procesos desde el punto de vista de su movimiento. Una respuesta sería por el pensamiento platónico o en el presente por el pensamiento lacaniano. Otra es la remisión a la dialéctica, aunque ésta implicaría una negación desde adentro dela estructura misma y no dejaría de lado la posibilidad de pensar la estructura como cierre.

No me identifico con ninguna de esas posiciones y más bien plantearía que la negación remite a algo potencial, posible, proveniente desde un magma de significaciones del cual no se pueden establecer sus leyes y que produciría algo del orden del acontecimiento, lo que nos remite a la posibilidad de pensar el cambio y consecuentemente la creación desde otra perspectiva.

 

Con especto al sujeto y al humor en el trabajo, en la crítica y en as áreas institucionales, lo que aparece como contracara es la solemnidad de las instituciones, cuyas expresiones más clara son los colegios, iglesias, instituciones de la administración del Estado o de la política.

Esta tradición de solemnidad incluye esencialmente actos rituales que deben ejecutarse puntualmente. Actos que aluden a lo sagrado, a una causa de la cual no se puede predicar nada, porque en realidad se trata de una causa ausente, una causa que, como creación imaginaria, está destinada a llenar un vacío, a negar lo que en realidad es un caos sin fondo, como diría Castoriadis.

En estos momentos en que temas como el malestar, el dolor, el sufrimiento en las instituciones están al orden del día, sería interesante dimensionarlos en relación a la seriedad, la solemnidad, los rituales y lo sagrado a lo cual remiten. Y por otro lado a partir de qué alternativas podría trabajarse.

Un interrogante podría remitir a la investigación de lugares institucionales que no estén signados por lo serio y lo solemne. Esto seguramente dará lugar a la realidad de ausencias, porque nuestras instituciones no se han construído para incluir lugares que diferentes.

Una institución paradigmática es la escuela, donde lo que aparece claramente marcado es el lugar sacrificial del docente, quien tiene que estar constantemente al servicio del alumno en la clase, en el recreo, en la calle.

A partir de esa marca, es imposible pensar que en la institución hay algún lugar para el placer, un lugar donde la solemnidad y la dimensión sacrificial sean puestas entre paréntesis. La consecuencia es problemática, porque mientras estos lugares no estén, la institución sólo puede ser lugar de sufrimiento, del soportar el peso de ser el enviado para esta obra salvífica encarnada en el ser docente. Algo parecido ocurre en los hospitales.

 

Estos lugares sacrificiales remiten a una larga historia que nos lleva a la necesidad de investigar lo que yo denomino "mitos fundantes" que, en nuestra cultura nos dicen que la vida humana, el mundo, las sociedades están basadas en una tragedia inicial y no puede salirse de sus efectos. Uno de esos mitos es el que dice que los padres matan a los hijos y que los hijos matan a los padres, lo que desencadena una secuencia de culpas y castigos que culminan en el acatamiento a una ley suprema, ley de Dios o del Padre.

En la tradición judeo-cristiana el mito dice que la sociedad está constituída en función del plan divino, el cual nadie conoce pero que hay que obedecer. Dios determina cómo debe ser la sociedad, como debe ser el Derecho y la Justicia. Lo que ha originado el mito de que las sociedades deben estar constituídas por instituciones piramidales, estratificadas. Una de sus consecuencias es que esa estratificación no sólo produce formas de detentación del poder, sino que produce una distribución desigual de la riqueza que, en esta perspectiva también aparece como inevitable.

En el proceso de los siglos han aparecido instituciones que plantean igualdades pero que por otro lado sostienen las mismas desigualdades de siempre. Las democracias por caso no han logrado desembarazarse de esos contenidos míticos sacralizados y naturalizados. Las democracias establecen lugares de "investidura", como la presidencial o de los legisladores, que constituye un arrastre del carisma sagrado, o carisma por derecho divino que proviene de las sociedades tradicionales.

 

Pregunta: ¿El derecho divino estaría otorgado por el voto popular?

 

Si nos remitimos a aquellos de "la voz del pueblo es la voz de Dios", podríamos pensarlo así. Si a ello agregamos que el voto popular se integra en lo que podríamos denominar "democracia de un día", en que éste vota y otorga al elegido ese carisma que no convierte en intocable, podríamos decir entonces que "el pueblo" aparecería como intermediario de la voluntad de Dios, pero que pierde esa función en el mismo momento de ejercerla.

De esta manera, podría decirse que el modelo democrático representativo reconstruye una nueva aristocracia. Donde los aristócratas eran ungidos por el rey, el cual a su vez había sido ungido por derecho divino, ahora los legisladores son ungidos por el pueblo, asumiendo a partir de ese acto toda la concentración del poder.

Creo que les aparecerá claro que esto constituye un arrastre del pensamiento teológico del cual la teoría política contemporánea no ha podido desembarazarse. A veces incluso se observan situaciones tragicómicas, como es el caso que se dió en el período de Alfonsín, cuando el Confer emitió reiteradamente un comunicado que decía que no debía consumirse radio clandestina porque ello ofendía la investidura presidencial. Es decir, no se decía que ese hecho supuestamente podría ofender a la sociedad o que iba contra la ley, sino que precisamente ofendía el lugar sagrado, el lugar absoluto, significado por ese cargo. Sobrevivencia del sincretismo que se daba en las sociedades despóticas entre el lugar de la ley y el lugar del déspota.

También esto aparece en el discurso político directo. En el libro "Derivas..." (5), incluí un artículo que titulé "Siempre habrá pobres entre ustedes", donde analizo manifestaciones del Presidente Menem al ser interpelado por periodistas en relación con el modelo económico. Aquel, para justificarse, retoma la supuesta afirmación bíblica sobre los pobres.

Lo que quiero decir es que en este recorrido de mitos en general, de textos religiosos, de teoría política y otros se encuentran afirmaciones que nosotros hemos creido como verdades, como referentes a una historia real o como cuestiones que remiten a la "naturaleza humana", cuando una lectura detenida nos permite encontrar huecos, falsificaciones, y sobre todo, discursos contrapuestos.

Estos mitos abonan también lo que se piensa sobre lo solemne, sobre el amor y sobre el humor. Acá apunto solamente algunos temas que han sido desarrollados en otros trabajos (6). Uno es la lectura que sitúa a Abraham en su disposición a sacrificar a su hijo opuesta a aquella que afirma que fue el primer padre que se negó a ello y lo preservó por lo que se constituyó en padre del linaje. Otra es el que dice que Dios establece el Derecho y la Justicia, opuesta a la que dice que el pueblo debe hacer el Derecho y la Justicia. En tercer lugar está la mencionada sobre la afirmación: "siembre habrá pobres entre ustedes", opuesta a la que dice que si existe el desposeído, es que el plan de Dios no se cumple.

Consecuentes con la vigencia de estos mitos o su puesta en cuestión hubo sociedades despóticas que se constituyeron en relación a la primera lectura y que fueron y son la mayoría. Pero hubo experiencias sociales constituídas en función de la otra lectura o que podrían relacionarse con esa cosmovisión que se estructuraron de manera horizontal e igualitaria.

Es decir, esos mitos fundantes no posicionan en el lugar de seguir creyendo y sosteniendo sociedades en las que perviven esos mitos dominantes y haciendo impensable otro tipo de sociedad.

Las otras experiencias, demuestran que esto no es así y no es casual que la mayoría de dichas experiencias fueron destruídas, a veces a sangre y fuego, quedando la impresión de que se terminaron porque habían fracasado, siendo lo contrario, dado que se destruyeron porque fueron exitosas.

En este siglo existen referentes claros, como lo fueron las cooperativas agrícolas españolas, que fueron eliminadas mediante una violenta represión en la que coincidieron, en distintos momentos, comunistas, franquistas y nazis.

Estos ejemplos a la función de los mitos fundantes en la construcción de sociedades estratificadas y despóticas en un sentido general. Otro aspecto que me parece interesante a investigar es el complemento con la represión que se fue dando por milenios de la igualdad de género, dado que en los tiempos antiguos, por lo menos previos a los siglos VI o VII a.C. predominaban los mitos que contenían dioses con figuras masculinas y femeninas. Con el correr del tiempo fueron volcándose a la figura de un dios masculino y desapareciendo la figura femenina.

En Egipto se encontraron ruinas de un templo erigido aparentemente por algún grupo hebreo en el cual aparece un dios masculino, una diosa femenina y un dios hijo, lo que podría haber hecho pensar en alguna otra forma de trinidad.

En Grecia, esta presencia de deidades masculina y femeninas se va transformando hasta los siglos mencionados. Estas, o van desapareciendo, o van perdiendo sus cualidades. Un ejemplos paradigmático es el del Zeus, quien desposa a varias mujeres a quienes les va quitando sus cualidades para incorporárselas a él mismo.

Ese proceso de represión de las deidades femeninas en el discurso mítico coincide en la filosofía con la aparición de Aristóteles quien postula que las cualidades masculinas son superiores a las femeninas que restan conteniendo aquellas más desvalorizadas. Este podría constituir otro analizador de este filósofo. Es decir, aquello que no pudo ver de las determinaciones históricas, políticas e ideológicas que lo llevaron a sus afirmaciones.

Estas cuestiones introducen un interrogante interesante sobre el tan mentado asesinato del padre, porque en realidad lo que más se encuentra en los materiales del pasado es el asesinato de la madre. El padre no sólo es Dios, sino que fue adquiriendo todo el poder en todas las instancias sociales y lo que fue suprimido es el poder de la madre.

Hay un episodio interesante también en China. Se cuenta que el emperador que construyó la gran muralla, en algún momento destruye las bibliotecas, mata a su madre y se constituye en emperador absoluto.

En los textos bíblicos se encuentran también elementos que confluyen, dado que en los primeros tiempos había un pentateuco constituído por cinco libros cuyos personajes centrales eran mujeres y que eran leídos en las cuatro fiestas más importantes del año y en el día de conmemoración de los muertos. Luego, con la reconstrucción del Templo es suprimido y reemplazado por otro, quedando los anteriores dispersos y siendo leídos a posteriori como simples anécdotas.

Hay elementos significativos que aparecen en forma reiterada en dichos textos. Esas mujeres eran calificadas como muy inteligentes, muy hermosas, muy fuertes. En su mayoría eran solteras, salvo una que era viuda sin hijos. Ellas utilizaban esas cualidades, especialmente su belleza y astucia para lograr sus fines, como es el caso paradigmático de Judith.

Estas y otras cuestiones hacen pensar en la combinación de temor y admiración de esos pueblos hacia la figura de la mujer. En la Biblia aparece la idea de que si a la mujer se le sueltan las riendas se convierte en un ser indominable. Por otro lado, en muchas culturas, aparecen ideas y acciones efectivas sobre la mujer. Me da la impresión que tienen que ver con la idea de la capacidad superior de la mujer, que partiría de un centro que se refiere a la capacidad de goce sexual. Esto aparece como una factor terrorífico en el imaginario masculino, en el cual aparece la potencialidad sexual femenina como sin término.(7).

En fin, lo importante en la investigación de los mitos fundantes es llegar a saber como se articulan y se traman en nuestra instituciones, en nuestra visión del mundo, determinándonos como sujetos sociales en la actualidad.

En cuando al tema del análisis, estas cuestiones pueden relacionarse con la novela institucional. Porque en cada institución es necesario analizar que es lo que aparece como mitos fundantes, tramados en lo que se puede calificar de "historia", o como relatos que constituyen una o más novelas que intentan pensar la institución en su trayectoria, es decir,a como nació, qué acontecimientos la signaron, que pasa en el momento actual y qué proyecciones tiene.

 

Intervención de Amanda Martínez. Yo quería hacer una aclaración a la articulación de este desarrollo con el tema de la convocatoria, Clínica y Búsquedas, en función de que hay sectores atrapados por una lectura muy dogmática y repetitiva de lo que dicen ciertos autores.

Estas otras lecturas abren a un análisis más amplio del tema de la subjetividad, pero son a menudo catalogadas como muy políticas y sin relación con la clínica. Pero es necesario preguntarnos qué compromiso tiene la clínica con la subjetividad, con las sujeciones o desujeciones en relación a la "cura" y qué podemos pensar a partir de ahí, hacia un concepto de salud pensado desde otro lugar.

 

Pregunta. ¿Vos pensás que a pesar de los intentos de no institucionalizar, forzosamente se cae en la institución?

 

Es difícil, porque la regularidad, el tiempo y la repetición de conductas constituyen el poder de la institución. Lo que se puede intentar sostener es el orden del análisis en la medida que se puedan poner en cuestión lo que se vive. Es decir, que algo se mueva entre los polos que van de la Institución al movimiento, que niega la institución.

Al respecto podríamos recordar un tema de la parroquia. Recuerden que cuando Freud habla de "movimiento", lo plantea en el sentido de que algo se niegue a la institución, pero muy pronto se ve compelido a plantear la creación de una institución bastante rígida por cierto, dado que crea la Asociación como una entidad de control.

Otro es el caso Lacan, quien en el discurso de Roma lanza un manifiesto que postula el análisis de la institución psicoanalítica que nunca se pudo hacer. Es así que el cierre de la Escuela se funda en la convicción de su tranformación en iglesia. Esto se podría tomar en sentido metafórico, de triunfo de la institución sobre el movimiento, pero hay quienes dicen que pudo no ser sólo eso.

 

Participante. En "El nombre de la Rosa", aparece una discusión sobre si Cristo reía o no y la idea de institución estallada...

 

Creo que la imagen de Cristo en la cruz, como el lugar sacrificial del mismo es una construcción histórica. Todo se fue configurando hacia una solemnidad melancólica y sombría que hace aparecer este interrogante como muy dudoso. Habría que analizar el transcurrir político entre el tiempo de Cristo y el siglo XI, en que esta teología sacrificial es reconstruída por San Anselmo. Es el lugar de Cristo a quien el Padre sacrifica a partir de una deuda que es un deuda infinita. Esto termina por modificar ideas del antiguo testamento y de la realidad de los tiempos antiguos en que las deudas que no se pagaran dejaban de tener vigencia al cabo de cierto tiempo.

Pero a partir del proceso de acceso de la Iglesia al poder político directo o de su estrech relación con los poderes políticos, se instaura esta teología que convierte la deuda pagable en deuda impagable. No es casual que el transcurso de estos mil años ha llevado a la constitución del mercado como un nuevo ídolo.

Lo que dice el discurso dominante en la iglesia en el sentido de que Dios tiene un plan que entre otras cosas tiene que ver con el Derecho y la Justicia y que tiene designios misteriosos, se correlaciona con la afirmación que viene de Adam Smith de que el mercado tiene una mano invisible cuya acción es incognoscible. Lo que se conocen son sus efectos en la deuda, que ya no sólo es impagable, sino que aumenta día a día.

Esto no es extraño al tema de la película que vos traes y que trancurre en el año 1327, cuando se producen esos intensos debates entre Domínicos y Franciscanos. Los primeros sosteniendo el derecho de la Iglesia a poseer riquezas y los segundo sosteniendo que la iglesia debía ser una iglesia pobre.

Hoy día ha aparecido en la Iglesia una postura de "opción por lo pobres", que no se identifica conla tesis que hoy tiene su principal representación en la Teología de la Liberación, porque en esta iglesi "aggiornada", se trata de la opción por los pobres mirándolos desde los balcones del palacio episcopal y tirándoles migajas. Una cosa es la iglesia pobre y otra la iglesia rica "preocupada" por los pobres.

 

En estos temas están implicados también las ideas sobre el amor y el humor. A la pregunta sobre si Cristo reía, se podría oponer esta iglesia fastuosa, solemne y seria hasta la muerte a la imagen de San Francisco pobre, alegre y lleno de amor por lo creado.

Em tema del amor en occidente ha estado capturado por lo teológico. El amor era el amor a Dios y todos los otros amores tenían que seguir ese modelo. Es el amor de lo uno a lo uno.

Esto sigue afincado en las constricciones de la Iglesia y el Estado que establecen y nos hacen aceptar que el matrimonio legitimado por esas instituciones tiene más valor que una relación constituída libremente a partir del amor de la pareja.

En otra perspectiva puede pensarse el amor como efecto de un proceso de construcción que tiene que ver con muchas cosas, con muchas relaciones, con muchos amores que, en algún punto puede tender a confluir hacia uno en especial. Pero este quizás no debería constituirse en verdad absoluta, con respecto a otros que restarían en un lugar descalificado.

Puede haber algo que alguien sienta como amor que se desarrolla en un tiempo, que puede terminar, pero que puede componer sin embargo aquello que en el momento siguiente hace vivir a la persona, porque el amor es lo que nos hace vivir.

Recuerdo una película que creo la mayoría hemos visto, "El príncipa de las mareas", que puede ayudar a pensar algo de esto. Para ampliar un poco la perspectiva del análisis es interesante mencionar al guionista, Pat Conroy, un maestro norteamericano que había escrito un libro autobiográfico, "Las aguas son anchas", sobre el cual Martin Ritt, filmó una película, "Conrack". Una joya que interesa también a quienes están interesados por lo institucional pedagógico.

Sólo apunto algunos elementos. Es un maestro joven, blanco, que va a trabajar a una escuelita en una isla poblaca por negros en el sur de Estado Unidos. Llega a realizar un trabajo pedagógico excepcional con chicos ubicados como deficientes porque podían ser sólo isleños brutos e ignorantes.

La idea de las aguas anchas venía porque en el fantasma de grupo estaba que esas aguas traían la muerte porque no aprendía a nadar. Nunca habían cruzado al continente, un desafío imposible de afrontar. Una parte de la película versa sobre el esfuerzo que él hace para llevar a los chicos al continente, hecho que lleva a su cesantía.

Escribe el guión de "El príncipe", donde uno de los núcleos es que el personaje vive en una isla. El con su familia de origen habían vivido también en una isla y ello tuvo que ver tambie'n son la vida y la muerte, porque la madre los había condenado, a él y a sus hermanos a diferentes formas de muerte. Provoca la muerte de su hermano cuando vende la isla, la hermana cae en una psicosis grave y el llega a un estado de esterilización consigo mismo y con su vida.

Es llamado por la psiquiatra que atiende a su hermana y se constituye en "informador"de cuestiones de la historia familiar, porque hay un secreto del cual nadie puede hablar. La relación que establecen en el proceso de la cura de la hermana, ellos se enamoran.

Luego, en algún momento, él decide volver con su mujer y sus hijas y se despide. Apunto sólo un aspecto de un diálogo en que se preguntan sobre la relación con ella y con la esposa. Dice que son dos amores distintos, uno está marcado por la intensidad y el otro por la historia.

En la última escena, él transita el puente que cruzaba todos los días y dice que todos los días repite el apellido de ella. Creo que podría decirse que en ese tránsito del continente a la isla, aparece como el desafío constante a seguir viviendo y sintiendo que el amor lo hace vivir. Eso es lo que "compone" su amor, lo que para él es el amor. Es estar con la mujer, en la isla, jugar con sus hijas, sostener su trabajo. Pero en su amor está presente esa otra relación que tuvo un punto de terminación en el tiempo "real", pero sigue componiendo aquello que lo hace vivir.

Poder pensar estas cuestiones implica pensar la problemática del sujeto hoy. Pensarlo como uno, como único y el mismo en cualquier situación, o pensarlo como sujetos con diferentes determinaciones que se unifican en ciertos puntos de su devenir. Todo el deseo, toda la libido que ponemos en diferentes espacios, como podría ser el trabajo, entre otros, donde nos podemos sentir productivos, creativos, vivos, puede no ser compartido por el otro, que a veces puede quedar absolutamente afuera. Sin embargo, la posibilidad de seguir construyendo eso que nos hace vivir, depende de que ese otro pueda aceptar que yo soy sujeto de otros deseos y otras determinaciones en otros lugares que él no puede compartir.

Esto es dificil de pensar cuando se trata de la pareja, en tanto se trata de una estructura sedimentada por milenios como aquello que captura y aliena absolutamente al sujeto y no sé si es algo que se pueda resolver en este plano.

En el caso de la película comentada, si calificamos a los sujetos involucrados exclusivamente desde el plano de lo moral, perderíamos la posibilidad de comprender el sentido liberador de una relación que aparecería como transgresión, siendo por otro lado lo más valioso que a un sujeto le puede suceder, en tanto es una experiencia que le permite acceder a una vida más plena a partir de derrotar la muerte que anidaba en su alma por efecto de la represión, expresada en la ceguera, en el silencio y en la paralización deteriorante de su existencia.

De todos modos, no creo que sean cuestiones que se puedan resolver a partir de la seriedad, de la solemnidad o de lo sagrado que tal o cual cosa sea, sino por el contrario, a partir de una actitud más permisiva para con lo demás y para con uno mismo, dentro de lo cual el amor con alegría, el humor e incluso la capacidad de reirse de uno mismo deberían tener mas lugar.

 

 

Referencias.

1. Ascolani A.: Poder, mitos, teorías sociales, subjetividad. En este texto.

2. Ascolani A.: Interrogantes en cuanto a la teoría y a las condiciones de la cura. En: Ascolani A.: Derivas...de la psicología al análisis institucional. Rosario. Ediciones de la Sexta. 1956. Segunda Edición.

3. Ascolani A.: Los terrores del déspota. En este texto.

4. Laclau E.: Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Bs.As. Nueva Visión. 1993.

5. Ascolani A.: Derivas...cit.

6. Referencia a los primeros artículos de este texto.

7. Ascolani A.: Sexualidad y poder. En: Derivas...cit.

 

 

 

 

 

                                  

Agradecimiento.

Aprehensión porque se trata de un día de paro docente, un día de lucha por derechos que no se nos otorgan, porque este gobierno no trata como a menores. Pero como es un evento donde vienen personas que no pertenecen a nuestra institución, quizás no merecieran verse frustrados.

 

Derechos del niño y realidad

 

 

La convención sobre derechos del niño enuncia valores abstractos esenciales que implican una ética de la igualdad, libertad, justicia, solidaridad, de dignidad de las personas que difícilmento podamos no considerar como válidos e irrefutables.

 

La realidad, por el contrario, se presenta como un duro núcleo de resistencia a esos valores desde las mismas bases sociales que conforman los aspectos estructurales.

 

El problema del discurso sobre los derechos es que deja afuera casi siempre la consideración de lo que, en la realidad, impide el desarrollo de las personas o las daña sin más.

 

Esta es una condición de los discursos en el derecho, en tanto efectos de las demandas del poder hegemónico: hablar de derechos en un nivel y negar la realidad que genera los problemas sobre los que se pretende legislar. Establece derechos en un nivel de los jurídico institucional y cuando la acción de los poderes en la sociedad, regidos por otros capítulos del mismo derecho, los niegan.

 

Es el discurso de la libertad-igualdad-fraternidad que vino con aquella gran revolución, pero que no tocó el problema de la producción, intercambio y propiedad. Sucediéndose entonces en estos poco más de dos siglos: Democracia en lo jurídico-político y despotismo creciente en lo económico y neutraliza en muchos aspectos a lo primero. Lo grave del caso es que es percibido y funciona como natural.

 

En cuanto al tema que nos ocupa  no puedo decir demasiado del nivel jurídico por lo que prefiero referirme al otra, a la presencia permanente en el documento de la convención, de lo que produce los problemas, pero que siempre permanece en un horizonte, como externo.

 

Esas estructuras y esos procesos que producen los daños que se intentan reparar por otro lado, son lo que nos colocan en posición de aparecer como menores. Porque en este sistema, signado por la injusticia y la exclusión, todos somos menores. La convención dice que la familia, como grupo (célula) fundamental de la sociedad es el medio de crecimiento y bienestar de todos los miembros, además de los niños. Es uno de los medios que puede colaborar a ese crecimiento si la sociedad se lo permite. El problema es que la sociedad no lo hace.

 

Hacia el final del preámbulo dice que "en todo el mundo hay niños en condiciones excepcionalmente difíciles y que esos niños necesitan especial consideración. Dice entonces que debe haber gente buena que deben tener esa consideración, pero no dice nada de qué y quienes producen esas situaciones que no son inherentes a la naturaleza humana.

 

En el artículo 4to., en lo que concierne a los derechos económicos, sociales y culturales, dice que los Estados deben tomar medidad administrativas y legislativas, hasta el máximo de los recursos que dispongan. Y el Artículo 6to. que grantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño. Es decir, los Estados no puede garantizar en su totalidad ni la vida ni el desarrollo.

 

Esto no significa que esto que no pueden sea imposible de salvar, sino que los recursos para salvar lo posible van a otro lado. Pensemos al problema de enfermedades curables, mortalidad infantil, malnutrición, etc.) a las que se refiere al art. 24.

 

Esta es la realidad, pero existe un problema en nosotros, porque no es imposible sostener subjetivamente y dar primacía en nuestra conciencia cotidiana a los efectos estructurales que se presentan como daño social. Por ello nos centramos enciertos efectos puntuales aparentemente debidos a causas perversas. Pensamos en los desaparecidos, en los niños secuestrados por los militares y sus acompañantes, pero constantemente necesitamos renegar el proceso perverso inherente a la estructura del sistema que produce mucho más daño que los efectos puntuales. ¿Como podríamos sostener en nuestra conciencia que mueren miles de  niños por año, que de los años de la democracia suman un cifra aplastante?

 

Es sumamente preocupante el avance de principios y figuras jurídicas que avalan la explotación de las personas, la total exclusión social y otras formas de destrucción en este capitalismo mundial integrado, desorganizado o avanzado, como quieran designarlo. Este avance de normas que se aplican de hecho o de derecho impican un relajamiento respecto de esos valores universales que sostiene la convención. Relajamiento que está produciendo estallido, en sentido de fenómenos que aparecen a la percepción social en forma más contundente que antes, como es la corrupción. Pero aquí también no debemos engañarnos, la corrupción no es un efecto de factores perversos agenos al sistema social, sino que es un fenómeno totalmente inherente al mismo.

 

La convención misma admite cierta impotencia de los Estados y creo que entonces queda la esperanza en las luchas de la sociedad civil. Sobre todo pienso en los movimientos sociales, que son efecto del descreimiento en las instituciones tradicionales, que siguen signadas por los poderes que en nuestro capitalismo mundial integrado o desorganizado o avanzado, no se interesan por los derechos del niño ni de otros sujetos humanos.

 

Son sujetos que desobedecen, que se posicionan y realizan acciones contraculturales, que reniegan de muchos aspectos de los discursos vigentes, que se consideran personas más allá de lo asignado, que construyen redes de resistencia y que están produciendo avances significativos en cuanto a dignificar la vida.

 

Con respecto a los Estados  yo no soy optimista. Seguramente tenderá  a que se realice una vez más la ley de equivalencia, tornar lo diferente en equivalente, y hacernos creer que el mundo será mejor si seguimos aceptando esta esquizia entre un nivel de derechos democráticos enunciados en un nivel y el derecho de los déspotas a seguir explotándonos a todos nosotros, los menores.

           

           

 

 

                                            

 

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