viernes, 15 de julio de 2011

Concepto de problemática

IV. CONSTRUCCION DEL CONCEPTO DE PROBLEMATICA.

 

En el tiempo que denominé "del recomienzo", avanzados los años ochenta, y en un sentido acotado, dada la amplitud y complejidad que implicaba, comenzamos a plantear la posibilidad de pensar el tema del análisis institucional como una nueva problemática, en tanto permitía un nuevo cuestionamiento en las ciencias sociales, lo que nos ubicaba en la reflexión sobre el campo de conocimiento, sus alcances y límites.

Se trataba de su postulación como concepto, en tanto no aparece como acotado, haciendo necesario el despliegue de su complejidad y remitirlo a la idea de "problemática",  reflexión poco presente en el ámbito de nuestro campo en ese tiempo y aún en el presente.

Este hecho se hizo evidente para mí en razón de la necesidad de analizar una situación institucional que dio lugar a una pequeña investigación que realicé en el año 1985, con motivo de los concursos de "Problemática Psicológica" y otras, en el ámbito de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR[1].

En esa ocasión, tanto los responsables de la inclusión de dichas materias en la estructura curricular, como los docentes consultados que se desempeñaban en las y que debían convalidar sus interinatos a partir de los concursos, manifestaron no haber tomado el término problemática en tanto concepto. Lo utilizaban según las acepciones ambiguas del lenguaje común y a menudo confundían problemática con problema, utilizándolos indistintamente.

Como pensé que había que trabajar con mayor rigor, en ocasión del concurso citado, realicé un escrito en el que desplegaba algunas consideraciones sumarias sobre ese concepto, retomando planteos de la década anterior que giraban alrededor de los aportes de Louis Althusser. Dicho autor, como tantos otros, en el transcurso de la década de la represión de la dictadura cívico-militar, había desaparecido del horizonte de las reflexiones en ese campo. 

Podremos observar que si bien estaba siguiendo un camino que me llevaría a cuestionar el pensamiento dialéctico en la orientación que allí tomaba, aún mi posición estabe referida a esa trama de pensamiento.

En mi planteo sobre "Problemática psicológica" decía con respecto a la situación con la que me hallé en ese entonces:

                 "Aquí se me presenta una primera dificultad, dado que no he hallado elementos suficientes para situar un punto de partida. No lo he hallado en el documento de fundamentos y objetivos del primer año común, ni en los pocos materiales sobre lo que se ha trabajado, ni en las respuestas de los docentes a quienes he consultado.

La primera duda se refiere a su designación, y por momentos no he sabido si encarar su análisis  o dar por sabido su sentido, como parece ser el caso de la mayoría, y referirme a sus contenidos.

Me he decidido a encarar, dentro de mis limitaciones, su análisis teórico. Pero, las pocas referencias que tengo me hacen pensar que no se ha hecho y me asaltó la duda sobre su necesidad. Luego pensé que no puede dejar de ser pertinente, y que implicaría la aceptación de una situación de un cierto nivel de degradación de los estudios y una degradación propia si por ese prurito no lo hiciera.

Se ha designado esta materia con la reunión de dos términos: «problemática», «psicológica».

La primera aparece en función sustantiva y es adjetivada por la segunda. Por lo tanto trataré de explicitar el significado posible de esta composición a partir de las significaciones propias según puedo entenderlas.

En primer lugar, voy a tomar problemática en tanto conjunto de condiciones de nivel conceptual teórico y condiciones reales que determinan la forma en que se plantea todo problema en un momento determinado de una práctica.

Con esto no hago sino parafrasear en parte a L. Althusser, quien concluye la misma explicitación diciendo «en un momento dado de la ciencia»[2]. Prefiero decir «práctica» porque es un término genérico que el mismo autor utiliza y porque creo que es correcto con relación a la complejidad del campo que trataré de acotar.

A su vez, esto nos permite observar que el término «problemática», tal como lo planteo, tiene una significación precisa, y pertenece al aparato formal de una concepción epistemológica dada, aún cuando en el contexto en que se ha dado puedan asignárseles otras significaciones.

Cuál de ellas estará implícita para mí no ha quedado claro, en tanto no he hallado ningún desarrollo sobre ello en las instancias mencionadas a las que he recurrido.

Pareciera que la idea más aproximada es la de «tomarla como una cuestión abierta a diferentes formas de interrogación» y hay quienes agregan que «eso se da dentro de ciertos límites delimitados por la problemática».

Así que, para saber la distancia que puede existir entre estos planteos y mi propuesta, analizaré algunas fuentes.

Lo primero que surge es que esta sustantivación del término problemática, se diferencia de su acepción tradicional.

La noción antigua de problemático-problemática que proviene del latín y ésta del griego, es una noción de función adjetiva e indica: «dudoso, incierto, o que se puede defender por una u otra parte». El sentido familiar es: «lo que puede suceder o no, que está corriendo cierta eventualidad o contingencia»[3].

Su uso en filosofía, «conforme a la noción original de problema, la noción vulgar del adjetivo problemático debe ser mantenida como expresión de carácter objetivamente dudoso, y por lo tanto, sin adhesión actual clara del entendimiento en que permanece sin juicio después de la discusión, la cual, por lo tanto, queda abierta».

A su vez, la noción de problema es planteada como: «cuestión que después de examinarla atentamente no mueve suficientemente al entendimiento a asentimiento alguno. Cuestión dudosa, pero no meramente negativa sino como duda positiva, nacida del contrapeso o equilibrio que nace en la mente de la mensuración más o menos exacta de las razones o argumentos que se presentan en favor de la respuesta negativa o de la afirmativa. Grandes y capitales cuestiones de la filosofía cuya solución es difícil y delicada.

Es interesante observar que esa noción filosófica tradicional de «problema» se acerca a la definición que di al principio, sin embargo lo que más nos aproximaría sería la conjunción de «problema» y el sentido familiar de «problemática», en tanto la primera alude al aspecto conceptual y la segunda a algún tipo de eventualidad o contingencia que sucedería en lo real.

En desarrollos modernos se encuentran referencias centradas en lo conceptual. Émile Bréhier habla de una «metaproblemática», que consistiría en trazar el marco dentro del cual los problemas adquieren sentido y ofrecen perspectivas de solución. De este modo los problemas podrían plantearse cuando existe un conjunto de nociones, ideas, intuiciones, etc. que les otorguen sentido[4].

Pero si vuelvo a la definición que propuse al principio a modo de hipótesis, creo que sigue teniendo mayor consistencia, dado que indica que no se puede pensar sólo desde el punto de vista de un desarrollo conceptual, sino que solamente se la puede plantear a través de su «adjetivación» en otro término que se refiere a una práctica y a sus contingencias.

En otros términos, tiene que existir una práctica en la que se planteen problemas. Pero esa práctica y esos problemas sólo pueden ser planteados a partir del conjunto de condiciones de nivel conceptual teórico y condiciones reales en que se procesa. Lo cual nos lleva a una primera cuestión: la problemática no puede ser pensada en sí, sino a partir de un conjunto heterogéneo, y sólo raramente aparece en forma explícita en un discurso.

Si acudimos al programa de Problemática Psicológica tenemos:

Temas de historia - lo individual y lo social - psicoanálisis - el psicólogo y la salud. Lo que hace bastante claro que se trataría del intento de delimitar ciertas «regiones problemáticas» de una práctica para eventualmente en algún momento enunciar «la» problemática.

Quizás sea necesario introducir en este punto otros elementos de esta concepción dialéctica de un campo, en tanto aludimos a «condiciones reales». Se trata de la dialéctica institucional. Para lo cual tendremos que delimitar ciertas cuestiones:

a) en esta «institución» se encontrarán conjuntos heteróclitos de formulaciones sobre lo «conceptual teórico».

b) Un conjunto de formulaciones sobre la «práctica» del psicólogo y un conjunto de referencias ambiguas, las más de las veces insostenibles, de una supuesta diferenciación entre ésta y la del psicoanalista. Para una ampliación de esta cuestión me remito a un trabajo anterior[5].

c) Una estructura académica que incluye un plan de estudios y una concepción pedagógica que se tensan entre una estructura burocrática implantada en 1984 (reforma pedagógica) y una forma de relaciones pedagógicas que hacen a leyes consuetudinarias por un lado y algunos planteos diferenciales por otro.

d) Individuos y grupos que se desempeñan o desean desempeñarse en ese marco. Me refiero fundamentalmente a docentes y estudiantes.

La posibilidad de ir definiendo algunos términos de nuestra «problemática psicológica», depende y dependerá de la forma en que se dialecticen los elementos enumerados, y en el peor de los casos, como puede instrumentárselos frenando esa dialectización.

Los dos primeros puntos se refieren a un momento de la «universalidad positiva», el tercero a un momento de la «singularidad» y al último a uno de «singularidad-particularidad».

Realicé un breve análisis ligado a estos momentos en un trabajo que denominé «Juegos dialécticos»[6], y en el cual creo que se puso en evidencia que las formulaciones sobre conceptos y sobre la práctica, restan como tales si no se opera un movimiento dialéctico entre un momento de lo particular y en el momento de la singularidad, constituído por el determinante institucional.

Precisamente, con relación al año común», ese proceso adquirió un sesgo particular desde su discusión, en tanto el único anteproyecto que contemplaba cierta organicidad respecto de los objetivos fue reemplazado por una suma de materias propuestas por representantes de cada carrera que privilegiaron los intereses particulares a los del objetivo planteado.

Esto dio lugar a una doble ruptura. La de la coherencia interna del año común y la de éste con las carreras. No hay duda que el año común cumple un objetivo político, dado que así fue enunciado por las autoridades. Pero si estamos en una universidad, se debe tender a conciliar por lo menos en un nivel mínimo, el de lo ideológico-político y el nivel académico. Como ejemplo me referiré solamente al aspecto más irritante de la inclusión de este año respecto de la carrera de Psicología: en la realidad el plan de estudios resta siendo de seis años, con lo que sigue en pie un objetivo del gobierno del proceso militar[7].

Por ello puedo decir que ese tercer momento de la singularidad ha quedado pendiente debido a la insuficiencia de la discusión, quizás en el interior del año común, y seguramente entre éste y las carreras.

La cuestión pedagógica se sobreagrega, en tanto ahí también la famosa «reforma pedagógica» quedó en una formulación abstracta y en suma cumplió un objetivo estrictamente burocrático. A ello me referiré más adelante.

Decíamos también que "la estructura de la materia y las concepciones sobre la problemática, si la tomamos escindida de la estructura del año común podemos observar que tiene una cierta coherencia con el plan de psicología en cuanto a esa formulación del «carácter integral del psicólogo» que he criticado, en tanto aparentemente intenta abarcar la problemática pero precisamente no incluye ninguna consideración contextual, crítica, sino que abarca cuatro unidades que constituyen sólo una colección, suma de elementos conceptuales e históricos[8].

Creo que existe alguna correlación entre cierta  concepción empirista que predomina en el plan de psicología y esta materia. Y es interesante observar que pareciera estar dándose una especie de vuelta o de repetición de un recorrido si tenemos en cuenta las concepciones subjetivistas, empiristas y críticas a través de la historia.

Hubo un largo período signado por concepciones subjetivistas por lo menos hasta Descartes, en el cual todavía encontramos la concepción de las ideas innatas, claras y distintas. Punta a partir del cual se relanzaron concepciones psicologistas que remitieron a ciertas esencialidades que en último término tienen que ver con el espíritu del genio. De ahí que la problemática, en esta perspectiva constituye un hecho en sí mismo incomprensible, «una coagulación objetivada de una subjetividad en acción"[9].

A este período le siguió uno con el predominio de concepciones que cabalgaron entre la idea de que la «historia» o el espíritu de la época determinan el surgimiento de ciertos problemas, y por otro lado el avance de las ciencias físico-naturales, que tributaron su adoración a los «hechos».

Ambas concepciones hallan su referencia en la ideología del progreso, venga éste de Dios, la idea, el genio, la evolución o el Zeitgeist, espíritu del tiempo.

Aquí la problemática es informulable, en tanto esas referencias míticas, remiten fatalmente a la visión pasiva de lo que aparece en una pura contingencia y sucesión cronológica de su desarrollo.

Si retomamos nuestra historia reciente encontramos la primera posición muy delineada en los fundamentos del plan de estudios que impusieron las autoridades del gobierno del  proceso militar, fundamentalmente con su referencia a bases ideológico-religioso-filosóficas, que remiten precisamente a la palabra del sabio, del santo.

El plan de 1984 salta a la posición del empirismo ecléctico, todas las teorías, un lugar para cada uno, todo vale por igual, los «hechos» y la «realidad» son los que dictan las leyes. Las afirmaciones que parten de esa posición se constituyen en peticiones de principio que no se analizan, ni se discuten.[10]

Pareciera entonces que resta un trabajo por hacer. Es el trabajo de acercarnos a pensar en la problemática en tanto sistema de conceptos y sus articulaciones con la realidad que pueda dar cuenta de los  problemas específicos que plantean las teorías, las filosofías implicadas, las ideologías, en suma la práctica, sea referida a esos términos o a la práctica social del psicólogo, sea ésta la «cura» u otra.

Precisamente esos problemas, son aspectos implicados en el proceso de transformación de la práctica: el problema del conocimiento, de la conciencia, del inconsciente, de la praxis. De que pueda plantearse depende la posibilidad de una lectura sintomal, y a su vez implica la localización de la problemática[11].

No creo que yo pueda ahondar en este cometido, dado que se trata de un trabajo de conjunto y éste puede ser o no el momento; de todos modos intentaré pensar algo de ello en el análisis de la estructuración de la materia.

Problemática Psicológica implica lectura de textos referidos a cuatro «unidades de conocimiento». Textos impresos, textos que «dice» el docente.

Habría que plantear aquí algunas cuestiones:

1) "La investigación de la problemática no tiene como objetivo el develamiento de un fundamento esencial de los textos.

2) La problemática está estructurada como un lenguaje y por lo tanto sólo algunos segmentos de su cadena de significaciones son actualizadas en y por una doctrina.

3) Si la problemática implica un cierto sistema de inteligilibilidad, cierta «razón» finita y unívoca, debe permitir saber cuales son los límites de una doctrina y el universo de su discurso.

4) Se hace posible por una lectura sintomal, lectura de un texto puesto en relación con su problemática.

5) Llegar a identificar la problemática «permite definir cuál es la novedad aportada por una doctrina, las modificaciones de detalle o de conjunto que introduce, el nuevo espacio que abre o el espacio ya existente que reproduce. Permite decidir en qué coordenadas precisas se sitúa una doctrina, cuál es su posición relativa respecto de los otros discursos (discurso de una ciencia y de otra ciencia, de una ciencia y de una ideología, de una ideología y de una ciencia)".[12]

6) La relación entre problemática y discurso podría pensarse en tres figuras típicas: reproducción-repetición; reproducción-inversión; transformación problemática o revolución teórica.

En problemática psicológica pareciera que ha predominado la atadura a la letra de los textos, a la sacralización de la letra de Freud o Lacan o Klein, y no el pensamiento del discurso psicoanalítico. Esto aparece como consecuencia de una falta de contextualización, relaciones y límites de los discursos. Aparecen la psicofísica, el conductismo, apenas esbozados, el psicoanálisis sobredimensionado, y no aparecen otros planteos. Sobre todo no aparece la referencia al desarrollo de los discursos. Por mencionar sólo un caso, no es lo mismo en conductismo en la época de Watson que en la actualidad.

En la unidad dos aparece Freud en una contextualización insuficiente y la tres repite el esquema de aquella, en tanto remite la problemática de lo individual y lo social al tema de la psicología de las masas y a un análisis de Freud por otro autor, pero omite toda referencia a desarrollos posteriores que incluso han provocado cambios cualitativos en la práctica, como es el caso de las teorizaciones sobre grupos e instituciones.

     La unidad cuatro sigue la línea histórica de la deformación sobre la concepción de la práctica, que implica la exclusividad de la referencia a la salud mental y fundamentalmente al problema de la locura y las instituciones psiquiátricas. Y si bien el plan de estudios de psicología incluye por lo menos dos orientaciones, Clínica y Educativa, ésta última y las otras posibles se desdibujan o desaparecen bajo esta ideología del psicólogo como agente de salud.

La designación de "Clínica" a una orientación que se refiere al área de la salud, sigue siendo una confusión tozudamente sostenida a través de los años. Clínica de refiere a un enfoque de la práctica que conviene a cualquier campo y no sólo al de la salud. Esto lo fundamenté a posteriori más extensamente en otro material.[13]

En cualquier caso, pocos dudarán supongo que el psicólgo, en tanto «profesional» constituye un aparato del estado, y quizás tampoco dudarán que es en tanto agente de salud que puede llegar a cumplir con más ferocidad con ese papel. Podría decirse que el camino del psiquiátrico está empedrado de buenas intenciones, incluídas las de los psicólogos.

Por ello creo que no estaría demás pensar seriamente el porqué de la recurrencia constante de esta deformación de la formación."[14]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] A. Ascolani, "Problemática psicológica" en A. Ascolani, Psicología e institución de la formación, op. cit.

[2] L. Althusser, Para leer el capital, México, Siglo XXI, 1969

[3] Enciclopedia Espasa Calpe, Tomo 47.2.

 

[4]  E. Bréhier, La notion de problème en philosophie, Paris, Théorie, XIV 1984

26. A. Ascolani, "¿De qué psicología hablamos?" en A. Ascolani , Psicología e institución de la formación,  Rosario, Ediciones de la Sexta, 1996

 

[6] A. Ascolani, Juegos «dialécticos», Escuela de Psicología, UNR, 1985

------------------ Psicología e institución de la formación...Ob.cit.

[7] Comisión Estudiantil Docente, "Sobre las críticas al plan de estudios" en A. Ascolani, Psicología e institución de la formación,  op. cit.

[8] En este punto debo hacer un rectificación debido al conocimiento de algunos datos que no poseía en el momento de escribir el trabajo. Esta no se refiere estrictamente al programa en sí, sino a los trabajos y discusiones previos a la confección del mismo.

Se trataba de la sugerencia de la dirección del año común en sentido de que se incluyera como uno de los ejes de los programas el tema del surgimiento de la psicología en ese contexto. Dicho tema, con el que acuerdo, no fue incluido sin que yo conozca la razón de ello.

[9] S. Karsz , Lectura de Althusser, op. cit..

 

[10] A. Ascolani, "Transcripciones y comentarios del panel sobre el plan de estudios" en A. Ascolani, Psicología e institución de la formación, op. cit. (Ver especialmente intervenciones de O. Menin y M. Cassani).

[11] Karsz S.: Lectura de Althusser, Bs.As., Galerna, 1970.

[12] S. Karsz, Lectura de Althusser, op. cit.

[13] A. Ascolani, Psicología e institución de la formación, op. cit.

[14] A. Ascolani, "Problemática psicológica. Elementos para su análisis y planificación" en A. Ascolani, Psicología e institución de la formación, op. cit.

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